lunes, 23 de julio de 2012

Bollos preñaos


Desde que leí en El foro del pan, como receta del mes, la de los bollos preñaos, llevo con ganas de preparar este panecillo relleno tan típico de Asturias. Como casi siempre, el tiempo o la falta de él, me lo ha impedido. 
Este fin de semana queríamos salir de excursión con la comida a cuestas, así que me pareció una buena oportunidad y la aproveché.

Aumenté ligeramente la cantidad de ingredientes que se propone en la receta porque creía que iba a ser poco y, al final, han sobrado unos cuantos que habrá que comer en breve para que no se nos seque demasiado el pan.
Estaban muy ricos, aunque para la próxima hornada ya sé que tengo dos cosas que mejorar: hornear durante un poco menos de tiempo o a menos temperatura para que el pan salga un pelín más jugoso y cuidar qué recipiente meto en el horno con agua porque en esta ocasión metí uno de cristal que pensé que aguantaría el calor del horno, pero no: se rompió...


Los ingredientes necesarios para prepararlos son:
  • 1/2 kg de harina panificable. En esta ocasión yo utilicé 250 gr. de harina de fuerza y 250 gr. de harina integral.
  • 150 ml. de agua
  • 150 ml. le leche entera (decía la receta que para que el pan saliera más jugoso, más tipo bollo, habría que sustituir el agua por leche)
  • 10 gr. de sal
  • 10 gr. de levadura de panadero (levadura fresca, en mi caso)
  • Choricitos al gusto para el relleno. Debido a mi obsesión con la verdura, metí también espárragos trigueros, pero me temo que esta versión no sea muy ortodoxa.
Y se hace así, nada complicado:
  • Amasar todos los ingredientes, salvo los chorizos (obviamente). Yo lo hice en la panificadora, pero puesto que las temperaturas son tan altas estos días en Madrid, cuando terminó de amasar la apagué y los dejé levando a temperatura ambiente (ya digo, temperatura muy alta lo cual, acelera el proceso) para así ahorrar también en electricidad.
  • Se deja reposar la masa protegida de corrientes de aire, para que no se seque, hasta que, más o menos, doble su tamaño. El tiempo es muy variable en función de la temperatura: cuánto más calor haga, más rápidamente levará la masa.
  • Transcurrido el tiempo necesario, se toma la masa y se hacen unas 10 porciones que se rellenan del chorizo escogido y se dejan, de nuevo, levar aproximadamente una hora. Tiempo variable, de nuevo, en función de la temperatura exterior.

    Las siguientes imágenes muestran, los bollitos formados -primera imagen-, pero sin rellenar; los bollitos formados, ya rellenos, antes del segundo levado -segunda imagen- y los bollitos formados y rellenos tras el segundo levado -tercera imagen-.
     

  •  Una vez ha finalizado el segundo levado, se hornean durante media hora, aproximadamente, a 200º-230º. Yo lo hice a 210 durante media hora. Para la próxima reduciré un poco el tiempo a fin de que queden más jugositos.

A continuación, varias imágenes del resultado final.
    Recién sacados del horno. Se puede apreciar el juguillo del choricito que ha desbordado la masa y ha "pringado" bien la superficie de la misma.

    En estas dos imágenes se aprecia claramente el choricito acompañado de un espárrago triguero.

    Estos ricos bollitos preñaos, acompañados de unos tomates cherry, para deleite del cachorrito mayor, y seguidos de una buena ración de fruta, nos sirvieron de comida en la excursión de ayer.
    Muy ricos, os animo a que los probéis.

    Como experimento fallido del que también he aprendido, os cuento que la cachorrita pidió que su bollito estuviera relleno de nocilla, dulce como es ella. Y, como no, mamá decidió darle el capricho, aunque sin éxito, primero porque al tratar de rellenarlo quedó así de desastroso, rompiéndose la masa por varias partes y escapándose la nocilla:

    Y segundo porque la nocilla, no sé debido a qué propiedad o ingrediente reseca mucho el pan. Ya me había dado cuenta yo que si en alguna ocasión sobran sandwiches o bocadillos de nocilla e intentas conservarlos para comértelos más tarde, siempre, siempre, siempre, queda el pan reseco y duro.
    En una ocasión, tras un cumple, sobraron sandwiches de pavo, creo recordar y de nocilla; al día siguiente los primeros estaban en un estado óptimo; los segundos, en iguales condiciones de conservación, duros como una piedra.
    Pero no caí en esto a la hora de hacer el "preñao de nocilla". Resultado:
    Es mono, sí, pero estaba duro y seco, que no hubo manera de comérselo. Para la próxima probaré a ponerle, en lugar de nocilla, directamente chocolate.

    miércoles, 18 de julio de 2012

    Mermelada de piña

    Actua
    Siguiendo esta iniciativa, con la que me he encontrado a través del blog Migas con Locura, quiero "donar" la receta, bien sencillita, por otra parte, de mermelada de piña que preparo periódicamente por encargo de la abuela de los cachorritos que la probó en un viaje a tierras caribeñas y que luego no fue capaz de encontrar aquí a su gusto. Cuando me regalaron la panificadora y se enteró de que servía, también, para preparar mermeladas, vio su oportunidad.


    Los ingredientes que necesitamos son:
    • Una piña natural (no de bote), pelada y troceada al gusto. Yo tiendo a pasarla por la picadora antes para que los trozos sean más bien pequeñitos.
    • Todo el jugo que seamos capaces de obtener de las pieles de la piña.
    • Azúcar. La cantidad teórica de azúcar para la preparación de mermelada suele ser la misma que la cantidad de fruta, es decir, el mismo peso en azúcar que lo que pese la fruta que vamos a usar. Esto depende, por supuesto, del punto de maduración de la fruta, del tipo de mermelada y, sobre todo, del gusto del comensal. En nuestro caso y, puesto que no nos gusta excesivamente dulce, uso la mitad.
    Y se prepara así de fácil, como casi todo lo que se hace con la panificadora:
    • Introducimos en la cubeta todos los ingredientes
    • Seleccionamos el menú de mermeladas y damos al "play". En mi máquina tarda, aproximadamente, una hora y media.
    Lógicamente, si no tenemos panificadora se puede preparar de manera tradicional, es decir, poniendo los ingredientes en una olla o cazo adecuado a la cantidad de ingredientes, ponerlo a fuego lento y dejar que cueza, dándole vueltas frecuentemente, durante una hora y media o más.

    Cuando se ha terminado de cocer es conveniente dejarla reposar un poco antes de repartirla en frascos de cristal. Estos se pueden cocer al baño maría para hacer un envasado al vacío y conservarlos, así, durante más tiempo. Yo nunca lo he hecho porque prefiero repartir botecitos de mermelada entre familiares y amigos.

    Se consume como cada cual guste: sobre unas tostadas en el desayuno, como cobertura para una tarta ligera de queso, mezclado con yogurt natural...

    Croquetas de espinaca


    Hace unas cuantas entradas os conté cómo hacer (o cómo hago yo, más bien) masa para croquetas. No tuve ocasión, después, de continuar con la explicación, pero es bien fácil, así que después de que esas mismas croquetas, después de enrolladas y congeladas, me apañaran la comida del día después de volver de las vacaciones, me he decidido a hacerlo.

    Imprescindible contar con la ayuda de los cachorritos que, además, se divierten ayudando a mamá a cocinar.

    En función de la cantidad de masa que hayamos preparado, y después de que esta haya reposado y se haya enfriado (el tiempo dependerá mucho: yo suelo dejarlas, al menos, de un día para otro en el frigorífico, fundamentalmente porque nunca me da tiempo a hacerlas del tirón, pero además es que así la masa coge más consistencia y es más fácil de manejar), necesitaremos:
    • pan rallado
    • un par de huevos batidos
    • la masa de las croquetas.
    No es demasiado complicado de hacer; hace falta, eso sí, un poquito de paciencia porque es muy entretenido. Hay quien lo hace con la ayuda de unas cucharas soperas; yo no he perfeccionado esa técnica, así que lo hago manchándome -y mucho- las manos.

    • Separamos la masa en porciones del tamaño que queramos darle a las croquetas.
    • Formamos la croqueta y la pasamos, sucesivamente, por pan rallado, huevo batido y, de nuevo, pan rallado.
    • Freímos en abundante aceite bien caliente o congelamos en bolsitas para su consumo posterior. Yo suelo optar por esta segunda alternativa porque me apaña muchas cenas para los niños en momentos en los que no has tenido tiempo o ganas para preparar otra cosa o para hacer la compra, que esto también ocurre a veces.
    Y esto último fue, más o menos, lo que me ocurrió a mí el otro día, que volvimos de vacaciones un domingo por la noche después de 10 días fuera. El lunes tocó ir a trabajar y no tenía nada para comer (porque me cargué un pan que programé por la noche para traerme un bocadillo, pero esa es otra historia, que harina y levadura siempre hay en casa), así que me acordé de las croquetas de espinacas y en un santiamén tenía si no una comida en toda regla, al menos un tentemipié para recuperar energías e irme, eso sí, a hacer la compra para poder preparar algo más sustancioso para la cena.

    El Brownie (Brownie con galletas oreo)

















    Y lo pongo así, con mayúsculas porque esta receta que tomé prestada de "La repostería de Miguel" salió espectacular y será la que se quede ya como mi receta de brownie.

    He de decir que, como casi siempre, hice algunas modificaciones en la receta que él propone, pero quedó muy muy rica y ligeramente cremosita en la parte central, ideal para combinar, templada, con una bola de helado de vainilla.

    Aquí están los ingredientes que yo utilicé
    • 165 gr. de mantequilla
    • 200 gr. de chocolate negro para postres
    • 3 huevos (Miguel propone usar, además, 2 yemas; yo no lo hice a pesar de que mi propósito inicial era seguir al pie de la letra la receta, porque me quedé sin ellos, sencillamente)
    • 50 gr. de harina de repostería. (Esta es la cantidad recomendada en la receta original; yo, viendo que me iba a quedar corta -porque éramos muchos en la celebración de los cumples- y ya puestos a no seguir al pie de la letra la receta por el inconveniente de los huevos, le añadí un par de cucharadas más)
    • 100 gr. de azúcar blanquilla
    • 65 gr. de azúcar morena
    • 1 vaso de leche
    • 2 cucharaditas de postre de extracto de vainilla
    • 20 galletas Oreo. En mi caso, usé las de Mercadona, que no son Oreo, pero se parecen; creo recordar que se llaman Zap.
    • 4 cucharadas de coco rallado
    • 100 gr. de nueces peladas y troceadas.

      Y lo hice de la siguiente manera, tratando de seguir, más o menos fielmente la receta:
      • Se pone al fuego en un cazo la mantequilla hasta que se funda. Añadimos el chocolate troceado y removemos, con cuidado de que no se agarre, hasta que esté bien integrado. Reservamos para que se temple, si es que algo así es posible en el mes de julio.
      • En un bol grande mezclamos con las varillas los huevos y las dos cucharitas de extracto de vainilla. Yo tuve la precaución, porque usé las varillas eléctricas, de tapar con un film antes de empezar a batir y suerte que lo hice porque si no se habría puesto toda la cocina hecha un cuadro. Batimos hasta que aumente bastante su volumen.
        A esta mezcla hay que añadirle, en dos veces, los dos tipos de azúcar. Yo continué haciéndolo con las varillas para que no bajara el volumen puesto que la receta no lleva levadura. Procurar continuar con el recipiente tapado.
      • Añadir la harina tamizada, el vaso de leche y la mezcla de mantequilla con chocolate y mezclar hasta que esté todo bien integrado.
      • Incorporar el coco rallado y las nueces picadas. Mezclar con una cuchara de madera y movimientos envolventes para que no se nos baje la masa y quede esponjosa.
      • Dependiendo del molde que vayamos a utilizar, se unta con un poco de mantequilla para que no se pegue.
      • El fondo del molde se forra de galletas oreo. Tampoco es necesario que esté todo tupido, al gusto. Sobre ellas se vierte la mezcla que constituye la tarta y sobre esta se ponen, de forma decorativa, unas cuantas galletitas más. Este detalle, para mi gusto, es meramente decorativo; queda precioso, pero no prescindo del toque que el coco y las nueces le dan al brownie, ¡¡me encanta!!
      • Metemos en el horno, previamente precalentado, a 180º unos 20 minutos, dependiendo de cada horno, no os olvidéis de que tienen vida propia y cada uno debe conocer el suyo para que las recetas nos salgan de rechupete.
        El truco para saber si ya está hecho es pinchar con un palito en la parte central del bollo, pero en este caso no nos vale del todo porque ya he dicho anteriormente que es una tarta ligeramente cremosa, así que el palito ha de salir algo manchado aunque ya esté terminado.
      Se puede servir templado, acompañado de un helado de vainilla o solo, con un rico café.
      Por desgracia no pude conseguir ninguna imagen decente del corte para que se aprecien las nueces, pero estaba delicioso y, de verdad, gustó mucho el sabor del coco combinado con el intenso chocolate.

      ¡A disfrutarla!