jueves, 31 de enero de 2013

Buñuelos de coliflor

Vaya por delante que esta receta no era para los cachorritos porque a ellos, como a la mayoría de los  niños (por no decir todos los que conozco) no les gusta la coliflor.
Pero a mamá sí le gusta, así que de vez en cuando la compro. Solo de vez en cuando porque una coliflor para mí sola, por mucho que la comparta con la abuela de los cachorritos, me da para aburrirme e inventarme diferentes formas de cocinarla.
La que más me gusta, sin duda, es con bechamel, como os conté hace un par de semanas aquí. Pero esta vez, al hacerla al vapor, se me quedó demasiado blanda y a mí las verduras blandas no me van demasiado, así que pensé en prepararla de otra manera.

También he de decir que estos buñuelos son adaptación de una receta de la suegra de mi hermana. Y digo adaptación porque ya no recuerdo la fórmula original. Más o menos, era así o "asao", pero yo le he ido dando mi toque y, al final, han salido tal cual os cuento ahora.



Necesitaremos:
  • 1/2 coliflor grande o una mediana cocida al vapor, bien blandita.
  • 1 huevo
  • 2 o 3 cucharadas de pan rallado
  • 1 cucharadita de semillas de lino
  • 1 cucharadita de semillas de sésamo
  • 1 cucharadita de semillas de girasol
  • 1/2 cucharadita de sal (solo si no se la habéis echado a la coliflor al cocerla)
  • harina para rebozar
  • aceite de oliva para freír.
Elaboración:
  • Ponemos la coliflor en un bol grande y la chafamos con un tenedor.
  • Añadimos el huevo, las semillas y la sal, en su caso. Mezclamos bien hasta que quede una pasta homogénea.

  • Añadimos el pan rallado, cucharada a cucharada, si la textura de la masa nos lo pide. Debe quedar pringoso, pero no demasiado blando, que nos permita hacer las bolitas.
    Demasiado consistente dará como resultado unos buñuelos muy pesados y, quizá, duros. Por eso recomiendo añadir primero una cucharada y remover. Si vemos que aún nos costará dar forma a los buñuelos, añadimos otro poco. Y así hasta obtener una consistencia parecida a la que véis en la foto.
    La cantidad de pan rallado a añadir variará en función del tamaño del huevo y de la cantidad de coliflor, fundamentalmente.
  • Con una cuchara, vamos cogiendo porciones de masa, dándoles forma de bola y enharinándolas. Reservamos.
  • Ponemos a calentar una sartén con aceite de oliva. Cuando el aceite esté bien caliente, pasamos los buñuelos por él hasta que se queden doraditos, con cuidado de no quemarlos.
  • Sacamos del aceite y los dejamos reposar unos minutos sobre un papel abosrbente para que eliminen el exceso de aceite, antes de servir.
Sugerencias:
  • Pueden servir como entrante original y saludable, acompañadas de un poquito de mayonesa.
  • Servidas con una buena ensalada verde, consituyen una cena ligera y muy sana.
  • Y también pueden ser un primer plato de verdura cocinado de una forma diferente, que "no parece verdura" y que tal vez anime a los más reacios porque el sabor de las semillas atenúa un poco el de la coliflor, que no a todo el mundo gusta.
Postdatas
(que nada tienen que ver con la receta):

Estoy cambiando la apariencia del blog, para sentirme más a gusto con su estética. No puedo prometer que esta sea la definitiva; solo espero no volveros locos y que os gusten los cambios.

Os recuerdo, además, que va quedando menos tiempo para que preparéis (¡¡oh, dios mío!! también me queda menos a mí y todavía no me he puesto a ello y la fecha del desafío dulce de este mes se acerca peligrosamente) una tarta para celebrar mi primer cumple-blog. Aquí tenéis toda la información que necesitáis.
¡¡Animaos!!

martes, 29 de enero de 2013

Celebrando mis 100 seguidores

Hoy no traigo una receta, a pesar de que tengo el cuaderno a rebosar de cositas que he cocinado últimamente y que quiero compartir con vosotros.
Hoy traigo una entrada especial de agradecimiento porque este fin de semana Cocinando para mis cachorritos ha alcanzado los 100 seguidores.

Solo quiero daros las gracias por estar al otro lado, leerme y comentar mis recetas. Se aprende mucho de los comentarios, así que ¡¡gracias de corazón!!

Para celebrarlo, que estoy que lo tiro últimamente con tanta celebración, algo a lo que me resistía y que espero que me salga bien porque no es tiempo lo que me sobra, precisamente: ahora tenéis la opción de seguirme en facebook y en twitter, ¡¡dos por uno!!
De antemano os pido disculpas porque, sobre todo en twitter, aún estoy muy verde y si me he lanzado a ello ha sido "por culpa" de Blanca, de Personalización de blogs y de sus geniales ideas. Así que me atrevo a dar la cara, pero advirtiéndoos que aún estoy en periodo de rodaje.

Os recuerdo, también, que estáis todos invitados a la fiesta de cumple-blog, ¡¡no faltéis!!

Besos y, de nuevo, gracias.

miércoles, 23 de enero de 2013

Pan de molde con salvado de trigo


Ya hace casi dos años que tengo a mi panificadora en casa. Como véis, la adoro, la trato casi como a un miembro más de mi familia y estos días que voy a estar sin ella (la he mandado al servicio técnico para una pequeña reparación) me siento un poco huérfana.
En estos dos años he ido aprendiendo mucho sobre el pan y cada vez hago más variedades. Ya casi no consumimos pan comprado, prácticamente todo es hecho en casa. También el pan de molde.

La primera receta de pan de molde que probé fue esta y salió tan tan rico que es la que mantengo.
Esta que os cuento hoy parte de la misma idea, pero lleva salvado de trigo, tan beneficioso para el tracto intestinal, sin mencionar que en la cáscara de los cereales es donde están la mayoría de sus vitaminas.
Esta receta la he preparado también con harina integral, pero a mí me ha gustado más como hoy os explico: con harina blanca y añadiéndole salvado de trigo.


Ingredientes:
(con estas cantidades he preparado un pan de molde grande, otro mediano y uno mini en un molde de cake que SSMM dejaron para la cachorrita estas navidades. Saldrían dos panes grandes)

Para el poolish:
  • 150 gr. de harina de fuerza
  • 150 ml. de leche entera
  • 1 o 2 gr. de levadura fresca de panadero
Para la masa:

  • Todo el poolish
  • 400 gr. de harina de fuerza
  • 50 gr. de salvado de trigo (se puede usar también de avena o de otro cereal, pero le dará otro toque diferente, igualmente delicioso; el de las fotos está hecho con salvado de trigo)
  • 210 ml. de leche entera
  • 1 cucharadita pequeña (de café) de sal
  • 1 cucharada y media de postre de azúcar
  • 40 gr. de mantequilla.
  • 10 gr. de levadura fresca de panadero.

Preparación:
  • Mezclamos los ingredientes del poolish, tapamos con un papel film y dejamos reposar unas 8 horas. Como siempre digo, esto dependerá del clima; ahora, en invierno, 8 o 12 horas está bien. En verano nos hará falta bastante menos. Podemos dejarlo en el frigorífico.
  • Pasado este tiempo, mezclamos el poolish con el resto de los ingredientes y amasamos bien. Yo lo hago en el programa de amasado de mi panificadora.
  • Dejamos levar hasta que doble su volumen. En esta ocasión, también lo dejé dentro de la panificadora; en verano con la temperatura que alcanza mi cocina, lo hago con ella desenchufada aunque, por comodidad, la masa se queda ahí dentro esperándome.
    Si lo haces en la panificadora, sin problemas. Si es fuera, volved a taparlo con papel film para que no se reseque y haga costra.
  • Una vez doblado su volumen, volcamos sobre la superficie de trabajo enharinada y amasamos ligeramente para desgasificarlo.
  • Forramos los moldes que vayamos a usar con papel de cocina.
    Se pueden usar moldes normales de cake. Yo usé también un molde que me trajeron SSMM (han venido cargaditos de cacharritos de cocina) que tiene marcas para facilitar el corte del pan. Lo véis en la imagen. Es muy cómodo y, además, no me hizo falta el papel de hornear; bastó con untarlo bien con aceite para que luego el pan saliera bien, sin pegarse ni nada.



  •  Ponemos la masa dentro de los moldes.
    Se puede poner, como hice yo la otra vez, haciendo rulitos con ella después de aplanarla con el rodillo (podéis verlo aquí), haciendo bolas, como en la imagen que veis a continuación y que se corresponde con el molde de cake mini de la cachorrita o en forma alargada normal para que el pan salga más regular, como hice con el molde que tiene las marcas. Al gusto y a la imaginación de cada uno.
    ¿Véis las dos bolitas que formé con la masa?
  • Una vez en sus moldes, dejamos reposar de nuevo hasta que doblen su volumen.

Aquí, mis tres panes, reposando, durante el segundo levado, cada uno en sus molde

  •  Finalizado el segundo levado, pintamos la superficie con un poco de leche entera y metemos en el horno, previamente precalentado, a 190º durante 30 minutos.
    Si se nos dora demasiado antes de pasado este tiempo, cubrimos con un papel de aluminio para que no se nos queme.
  • Sacamos del horno, dejamos enfriar un poquito para no quemarnos y desmoldamos para que el pan repose sobre una rejilla.
    Si lo dejamos demasiado tiempo dentro de los moldes, por la humedad, se ablanda la corteza y se nos quedará húmeda. 

Pan mediano y pan pequeño
Observaciones:
  • Este pan de molde se puede hacer con el método directo, es decir, sin elaborar con antelación el prefermento (el poolish).
    Para ello, basta con añadir todos los ingredientes (incluidos los del poolish) en la cubeta de la panificadora y continuar, a partir de ahí, con la elaboración de la receta.

    ¿Qué nos aporta el poolish?
    Un sabor más intenso y muy especial que hace que le pan pase de rico a irresistible.
    Además, preparar un pan con poolish hace que este aguante más tiempo tierno. Y esto, en especial para el pan de molde, es importantísimo, no cabe duda.

    Podéis leer más sobre el tema aquí.
  • A continuación os muestro cómo queda el pan que hice en el molde que tiene las guías, muy cómodo para facilitar el corte, como ya os he dicho.
    Desde luego no es indispensable porque en los moldes de cake sale perfectamente y buenísimo (este pan es de los que mejor se comen los cachorritos en cualquiera de sus versiones -blanco, integral, con salvado). Pero, desde luego, prepararlo en este molde le da un aspecto muy "profesional", sobre todo una vez cortadas las rebanadas porque salen más regulares.
    Y nos permite hacernos unos sandwiches y unas tostadas, perfectos.





  • Si te cuesta eso del "pan integral" (conozco a bastante gente que se le hace cuesta arriba tomar este tipo de pan), puedes probar a echar menos cantidad de salvado. Eso sí, la cantidad que restes de salvádo, añádela de harina de fuerza. Por ejemplo: decides poner, en lugar de 50 gr. de salvado de trigo, solo 30. Pues a la cantidad de harina indicada en la receta, le sumas 20 gr. más porque si no la proporción de líquido en la masa será excesiva.
  • Para aligerar el pan, se puede usar leche desnatada. Yo lo he hecho alguna vez y sale igualmente jugoso y rico. Lo que no cambiaría es la mantequilla por aceite; me gusta el toque que le da la mantequilla y, pensándolo bien, 40 gr. para la cantidad de pan que sale, tampoco es que sea una barbaridad.
Espero que os guste y podáis desayunar cualquier día de estos tostadas con pan de molde casero.
Yo les llevo hoy la merienda a los cachorritos con este pan.

Feliz tarde.

martes, 22 de enero de 2013

Fideua negra










- Hija, que estoy en la pescadería, ¿quieres algo?
- Sí, mami, tráeme chipirones, que tengo ganas de comerlos.

Pero no había chipirones y me trajo anillas de calamar. Así creamos esta receta que os traigo hoy y que no es mía, sino del padre de los cachorritos que, como hace a menudo, dejó su papel de pinche y se convirtió en jefe de cocina. Tal cual me la ha apuntado, os la cuento a vosotros.

Ingredientes:

  • 1 tomate maduro.
  • 1/2 cebolla
  • 5 dientes de ajo
  • pimientos morrones, al gusto
  • 250 gr. de anillas de calamar
  • 150 gr. de gambas peladas
  • 2 sobres de tinta de calamar
  • 500 gr. de pasta fideuá
  • aceite de oliva
  • sal
  • 1 litro de caldo de pescado.
Así se hace:
  • Picamos finito el ajo, la cebolla, los pimientos y el tomate. Nosotros este paso lo hacemos siempre con la picadora, para que quede bien fino ya que ni a los cachorritos ni a mí nos gusta encontrarnos trozos de "estas cosas" en libertad.
  • Echamos aceite en la paellera (ya sé que en Valencia se llama paella también al cacharro en el que se prepara la paella, pero aquí saco mi vena más madrileña y, oye, que no me sale llamar igual al recipiente donde se cocina que a la comida resultante, qué le vamos a hacer. Pido disculpas si a alguien no le gusta) y, cuando esté caliente, echamos la cebolla y los ajos triturados. Mejor que el fuego no esté muy alto, para se sofrían sin quemarse
  • Cuando estén doraditos, echamos el tomate y los pimientos, también picados finos.
  • Cuando se haya evaporado todo el agua del sofrito, echamos las anillas. Pasado un rato, cuando empiecen a ponerse tiernas, las cortamos en trozos pequeñitos.
    Es muy importante remover bien en cada paso para que no se agarre y para que se vayan mezclando todos los ingredientes
  • Echamos los dos sobres de tinta. Removemos.
  • Añadimos las gambas. Removemos.
  • Echamos el caldo de pescado y subimos la temperatura del fuego. Salamos al gusto y removemos.
  • Cuando rompa a hervir echamos la pasta, removemos bien para que se integre con el resto de los ingredientes y bajamos el fuego para que no se evapore el líquido demasiado rápido, quedando la pasta dura.
  • Dejar cocer hasta que la pasta haya absorbido todo el caldo.



Y servimos calentito y recién hecho, una delicia. Y, si como a mí, te lo dejan ya hecho, ¡menuda comida de domingo!

domingo, 20 de enero de 2013

Pan Cibatta con cebolla caramelizada. Desafío en la cocina


¡Qué ilusión me hizo recibir el Desafío en la Cocina de este mes y saber que teníamos que hacer pan!
Mabel, de A nadie le amarga un dulce, pensó en un Desafío baratito para superar la cuesta de enero y vaya si acertó. Por eso y porque el pan es y debe ser un básico en nuestra alimentación: los cereales, como me recordó un día el cachorrito mayor, están en la base de la pirámide alimenticia y tenemos que consumirlos a diario.

Además, me encanta hacer pan aunque no me considero en absoluto una experta porque en la mayoría de las ocasiones cuento con la inestimable ayuda de mi amiga la panificadora. Pero para esta ocasión quería algo especial y como llevaba ya bastante tiempo queriendo hacer unas cibattas o chapatas, como hemos dado en españolizar este término italiano, no vi mejor momento.

Así que aquí estoy, con mis cibattas para el noveno desafío en la cocina. (Aunque tengo mis dudas sobre el término "cibattas" en plural; como ex-estudiante de italiano, sé que el plural de los femeninos termina en -e, de modo que debería decir "cibatte"... de modo que lo dejaré en chapata. O no, según me vaya saliendo)
He de decir que es una masa de difícil manejo, debido a su alta hidratación: lleva mucho líquido entre sus ingredientes, a diferencia de otros panes y es más bien pringosa.
Como contrapartida, no necesita amasados, con lo que su elaboración es más fácil que la de muchos otros panes. Además, el hecho de que los levados se hagan en el frigorífico, nos da libertad para jugar con los tiempos y adaptarlo a nuestras necesidades. Por no hablar de lo cómodo que tiene que resultar esto cuando llegue el verano.

¿Os animáis a prepararla?
En ese caso necesitaréis:
(Ingredientes para dos barras hermosas)
  • 490 gr. de harina de fuerza
  • 10 gr. de harina de centeno integral
  • 400 ml. de agua fría (yo la tuve un buen rato en el frigorífico, aunque probablemente no habría hecho falta con la que está cayendo estos días en Madrid)
  • una cucharadita de sal
  • 10 gr. de levadura fresca de panadero
  • Opcional, 1/4 de cebolla caramelizada. Esto lo usé en una sola de las barras; la otra quedó "normal", más al gusto de los cachorritos.
¿Cómo lo preparamos?

En esta ocasión, y a pesar de que soy amante de los prefermentos, he utilizado el método directo. Pero no os preocupéis, que repetiré y probaré con un prefermento, aunque esto será más adelante. Hoy os cuento cómo lo he elaborado yo hasta ahora que es tal y como la hace Clara, de Migas con Locura, una experta panadera que hace mavarillas con la harina y la levadura.
  • En un cuenco amplio -bastante amplio: tened en cuenta que la masa crecerá y puede llegar a salírsenos del recipiente y hablo por experiencia, como véis en la foto- mezclamos todos los ingredientes poniendo cuidado en que la levadura se disuelva bien y no quede ningún pegotón por ahí sin mezclar.
    Estad muy pendientes para que tampoco quede parte de la harina sin humedecer.
  • Cuando nuestra mezcla esté homogénea, hacemos unos pliegues: cogemos una parte de la masa, estiramos un poco hacia arriba y llevamos hacia el centro.
    Esta operación hay que hacerla desde los cuatro lados, pensando en nuestra masa como si fuera un cuadrado (aunque la hayamos metido en un recipiente redondo, ¡hay que echarle un poco de imaginación a la cosa!)
  • Tapamos con un papel transparente ligeramente aceitado -para que no se nos pegue si la masa crece más de lo previsto- y dejamos reposar en el frigorífico. Debe de estar ahí un mínimo de 8 horas, pero mi fuente (je je je) dice que ella ha llegado a tenerla hasta 2 días. Yo la tuve unas 24 horas.
  • Pasado el tiempo de reposo, sacamos la masa del frigorífico. Yo me la encontré así (¿véis que se ha desbordado y se me ha salido del molde?):
La masa tras 24 horas de reposo en el frigorífico.
¿Habéis visto qué burbujas más bonitas tiene?
  • Volcamos la masa sobre un papel de hornear dispuesto sobre una bandeja de horno que podamos meter también al frigorífico. Yo utilicé un mantel de silicona ideal para estos menesteres que los Reyes Magos me trajeron hace solo 10 días y que ya he usado en un par de ocasiones. Es genial porque no manchas la encimera, limpiarlo es mil veces más fácil que limpiar la encimera (especialmente si tienes un pinche que te echa una mano, mi maridín, al que quiero agradecer desde aquí todo lo que me aguanta con esta obsesión que me ha dado con la cocina en general y con los panes y masas panaderas en particular).
  • Volvemos a pensar en nuestra masa como si fuera un cuadrado y repetimos la operación anterior de los pliegues: tomamos la parte de la derecha, la levantamos hacia arriba y pegamos en el centro. Tomamos la parte de la izquierda, la levantamos y pegamos en el centro. Y hacemos lo mismo con la parte superior y la inferior.
    Se nos quedará así de plegadita:
Cuidado porque el manejo es complicado debido a lo pegajosa que es la masa. Yo no recomiendo mancharse las manos de harina antes de tocarla porque la masa termina por absorber la harina y se nos vuelve a quedar pegada en las manos.
Antes lo hacía así; recientemente he descubierto que es mucho más práctico mojarse los dedos con agua fría o, si como yo no soportas el frío en los dedos, con un poco de aceite de oliva. Además, no sabéis lo hidratadas que te mantiene las manos.

  • Cubrimos de nuevo con el papel film aceitado y devolvemos al frigorífico. Deberá reposar allí unos 45 minutos.
  • Sacamos del frigorífico y repetimos la operación de los plegados. Volvemos a meter al frigo y lo dejamos reposar de nuevo, unos 30 minutos.
  • Pasados estos 30 minutos, sacamos y repetimos los cuatro plegados. Si la masa sigue demasiado blanda, podemos repetir la operación una vez más.
  • Sacamos del frigorífico, cortamos la masa en dos, le damos forma de barra y disponemos sobre una bandeja de horno y papel adecuado, dejándolo reposar otros 30 minutos, esta vez ya fuera del frigorífico.
    Este es el momento de incorporar la cebolla caramelizada.

    Esta operación no es nada fácil porque como la masa es tan blandita, casi líquida, se desparrama. Yo tuve que hacer un pequeño apaño, como véis en la foto.
    Aún así, como el trapo de cocina no pude meterlo al horno (por si salíamos ardiendo, básicamente), esa barra quedó un poco achaparrada. Le va muy bien el nombre de pan chapata, está claro.
  • Mientras tanto, vamos precalentando el horno a máxima potencia, en mi caso a 250º.
  • Metemos las cibatta en el horno, manteniendo la potencia a 250º durante 15 minutos, transcurridos los cuales lo bajamos un poco, a 230º. Horneamos durante otros 15 o 20 minutos hasta que estén tostaditas, sin llegar a quemarse.
  • Sacamos del horno y dejamos enfriar sobre una rejilla.
  • Disfrutamos saboreando nuestro pan en rebanadas, mojando en la salsita del guiso del día o con un poco de un buen aceite de oliva.

Sugerencias:
  • Una de mis barras, como veis en la primera foto que ilustra la entrada, la rellené con cebolla caramelizada. Queda ideal para unas tostas con queso de cabra; una pena que no les sacara fotos, pero doy fe de que estaban buenísimas y es que el dulzor de la cebolla caramelizada combina perfectamente con el sabor intenso del queso de cabra. Un entrante perfecto.
    Si queréis hacerlo así, tenéis que tener la cebolla caramelizada preparada con antelación y, llegado el momento de formar las barras de nuestras chapatas, mezclarla con la masa teniendo cuidado de no amasar demasiado porque, como dije anteriormente, una de las cosas buenas que tiene este pan (además de lo rico que está) es que no requiere amasados.

    ¿Os ha gustado este pan? Pues no os perdáis todos los que han preparado mis compis del Desafío en la cocina; podéis verlos aquí. Estoy segura de que os van a entrar ganas de hacer más de uno.

    Y no olvidéis que el 20 de febrero (huyyyyy, casi coincide con mi cumple) habrá nueva publicación del Desafío en la cocina, esta vez será algo dulce que nos propondrá Mª Luz, de Trasteando en mi cocina.

    viernes, 18 de enero de 2013

    Te invito a mi cumple-blog, ¿te apuntas?


    No, que todavía no cumplimos un año, aún nos quedan unas semanitas. Para ser más exactos, Cocinando para mis cachorritos cumple un año el próximo 16 de febrero, solo 3 días antes que su dueña. Coincidencias de la vida o no tanto porque comencé el blog para publicar una de las tartas que había hecho para la celebración del mío, una tarta que siempre triunfa en las reuniones familiares y que ya estaba aburrida de apuntar en papelitos y repetir cien veces. ¡¡¡Voy a hacer un blog para que la tengáis siempre a mano!!!
    Ese fue el origen. De ahí a que se convirtiera en adicción, un paso. Y pasito a pasito, estamos a punto de cumplir un año.

    Da la casualidad que el de mi amiga y compi de Desafíos, Isa, de Cocina con Reina también cumple un año este mes (ella no, su blog), así que nos hemos unido para celebrarlo y queremos que TODOS vosotros nos acompañéis.

    No vamos a organizar un sorteo porque estamos en plena cuesta de enero y en época de vacas flacas, para más inri y a ninguna de nos dos nos llega el presupuesto para ello. Aún así, no queríamos renunciar a la celebración, así que se nos ocurrió otra cosa.

    ¿Qué es lo que no puede faltar en ninguna fiesta de cumpleaños?

    ¡¡¡¡Una tarta!!!!

    De modo que esto es lo que haremos: tanto Isa como yo vamos a preparar una tarta (la misma, pero cada una nuestra versión, al más puro estilo "Desafío en la cocina"; aún está por decidir cuál haremos) y todos vosotros, todo el que quiera participar también hará una tarta.
    El día 16 de febrero Isa y yo publicaremos una entrada con toooodas las tartas que hayamos recibido y será nuestra especial fiesta de cumpleaños, acompañados de todos vosotros, blogueros-cocineros, lectores, familiares y amigos, ¿os animáis?

    El procedimiento será así:
    1. Haced la tarta y publicarla en vuestro blog. Ese día, el anterior o el siguiente, nos da igual. También podéis participar con tartas que ya tengáis publicadas, incluso si han participado en otro evento siempre que el otro organizador os lo permita. A nosotras nos da igual porque aquí no hay premio, solo la satisfacción de acompañarnos el día de nuestro cumple.
    2. No hay requisitos para el tipo de tarta, cada cual que prepare la que prefiera, a su gusto. Eso sí, tiene que ser una tarta, no vale ningún otro tipo de postre o dulce: una tarta. Cuadrada, redonda, con capas, con colorines, tradicional, innovadora. Pero una tarta.
    3. Enviad un correo electrónico a cocinandoparamiscachorritos@gmail.com o a isabel.reina64@gmail.com, con la foto de la tarta y la url de vuestro blog para poder enlazarla. No hace falta que nos detalléis la receta porque enlazaremos a la entrada de vuestro blog donde esté explicada, a vuestra manera.
    4. Llévate el logo (el que encabeza esta entrada) a tu blog y enlázalo al de Isa o al mío, para darle mayor difusión y así poder recibir más tartas.
    5. El último día para la recepción de fotos será el 13 de febrero. Necesitaremos tiempo para preparar la entrada con todas las tartas recibidas (que espero que sean muchas)
    6. Si no tenéis blog, pero sabéis hacer tartas riquísimas, también podéis participar. El procedimiento es el mismo: enviad la foto a las direcciones de correo indicadas en el punto 3 y, entonces sí, si queréis podéis explicarnos cómo la habéis hecho.
    7. Es de agradecer, también, que os hagáis seguidores de nuestros blogs, pero no es un requisito indispensable. Publicaremos también las tartas de los no seguidores si han cumplido los pasos anteriores.
    Y ya está, tampoco os pedimos que hagáis nada que no sepáis hacer, ¡¡todos sabéis cocinar!! Pues manos a la masa y espero veros a muchos en nuestra fiesta.

    Besos y mil gracias. Por participar y por leernos.



    martes, 15 de enero de 2013

    Magdalenas (falsos coulant) de cebolla caramelizada



    Nada, que a penas hemos terminado las navidades y en nuestra familia continuamos de celebración. En plenas fiestas fue el cumple del papá de los cachorritos y justo a la vuelta de reyes del abuelo, así que no nos quedaba otra que reunir de nuevo a toda la familia en torno a la mesa, por supuesto, cómo si no...

    La comida fue en casa de los abuelos, pero yo me encargué del aperitivo y del postre.
    Hoy os traigo una de las cositas que preparé como entrante y en la que usaremos la cebolla caramelizada que os expliqué ayer.
    Los he llamado falsos coulant porque la receta original es la del blog de Iratxe, gallecookies, pero no pude hacerla tal cual porque, aunque yo también soy una apasionada del queso y con gusto lo habría usado, había varios comensales que no lo soportan, de modo que quedó vetado.
    Así que, sin queso, no recuerda a los coulant de chocolate esos en los que abres el bollito y cae un chorretón de chocolate líquido, mmmm, qué buenos. No, esto es otra cosa.
    Y luego que, misterios de las diferentes harinas, a ella le quedó como "más pan" y a mí más tipo magdalena. Así que podéis llamarlo como más os apetezca, magdalenas o falso coulant de cebolla caramelizada.

    Ingredientes:
    (para unos 12 bollitos, en función del tamaño de los moldes)
    • 160 gr. de queso cremoso, tipo philadelphia.
    • 180 gr. de harina. Iratxe usó harina normal, pero yo "de eso" no gasto (en realidad es que tuve un problema con las harinas y no tenía en casa en ese momento), así que utilicé 90 gr. de harina de fuerza y 90 de repostería que lleva algo de levadura.
    • 4 huevos
    • 80 gr. de mantequilla ablandada.
    • Si la mantequilla es sin sal, como en mi caso, 1/2 cucharadita de sal
    • Una cebolla caramelizada. En función del tamaño usaremos algo menos. La que yo caramelicé era bastante grande: me llegó para esta receta y aún me sobró un poco para otra cosita que ya os contaré. Va un poco al gusto, también, la cantidad que queramos ponerle.
    • Necesitaremos, además, moldes de magdalena o flaneras individuales que se desmolden bien. También podemos usar flaneras desechables, pero teniendo en cuenta que lo más probable es que tengamos que romperlas antes de servir.
    Preparación:
    • Mezclamos la mantequilla ablandada (ver las observaciones al final de la receta) con el queso crema, utilizando unas varillas de batir.

    • Añadimos la sal y los huevos, uno a uno. No añadiremos el siguiente hasta que tengamos el anterior bien integrado a la mezcla.
    • A continuación incorporamos la harina tamizada, poco a poco para que no se formen grumos. Si tenemos varillas eléctricas, podemos usarlas a velocidad baja.
    • Tomamos las flaneras y rellenamos con esta mezcla, solo hasta la mitad del molde. Encima ponemos un poco de cebolla caramelizada, al gusto.

    • Completamos con más mezcla de queso crema. Cuidado con llegar al borde del molde no vaya a ser que luego se nos salga, al meterlo en el horno.
    • Guardamos en el congelador durante media hora o en el frigorífico durante 3 o 4 horas. A mí la opción del congelador se me hacía muy complicada, que siempre lo tengo llenísimo y no veía la forma de meter las bandejas dentro, así que opté por hacer todos estos pasos la noche anterior e irme a la cama, dejando mis magda-coulants en el frigorífico.
      Por la mañana, retomé la actividad.
    • Tras este reposo, precalentamos el horno a 180º y horneamos durante 15-20 minutos, hasta que estén doraditas.
      Si es necesario, pincharemos con un palito para comprobar que están hechas en el interior.

    • Dejamos reposar para no quemarnos y desmoldamos con cuidado de no romper nuestros falsos coulant.
    • Servimos mientras que estén todavía templados, si es posible, aunque fríos también están buenísimos.

    Aclaraciones:
    Una observación importante sobre la mantequilla ablandada: es complicado, con esos fríos, conseguir que la mantequilla se ablande. Hay varias soluciones para esto, pero no todas nos valen para todas las preparaciones.
    La mejor de todas es sacarla la noche anterior del frigorífico y dejarla que se ablande por si sola, pero la memoria a veces no da para tanto, así que yo uso algún que otro truco:
    • Podemos coger 1/3 parte de la mantequilla que necesitemos y fundirla en el microondas, con cuidado de no pasarnos y "freirla", basta con que esté derretida sin llegar a estar líquida. Entonces la mezclamos con los otros 2/3 utilizando un tenedor o un batidor de varillas.
    • Otra opción es rallarla con un rallador de queso y luego, trabajarla para que quede como una crema.
    • O partirla en varios trozos pequeños con un cuchillo y, a partir de ahí, ir aplastándola con un tenedor hasta que se ablande lo suficiente.
    Ojo con lo que preparáis después de este entrante como plato principal, porque llena bastante, pero está muy muy rico.
    No me quiero imaginar ya si, a la vez que echáis la cebolla caramelizada, ponéis un poquito de queso brie, para dar saltos de alegría.

    lunes, 14 de enero de 2013

    Cebolla caramelizada

    Son varias recetas ya en las que he usado la cebolla caramelizada y alguna más que preveo en los próximos días, así que he pensado que mejor dedicarle una entrada solo a esta forma tan rica de preparar la cebolla, que nos va a valer para muchas cosas: para una buena pizza con queso de cabra, para acompañar una hamburguesa, sobre un buen foie templado... se me hace la boca agua solo de pensarlo.


    Lo cierto es que no soy muy amiga de la cebolla yo. Me gusta echarla a algunos platos, a los guisos y asados, pero luego no me la como. Sin embargo, así, caramelizada, soy capaz de comérmela directamente sobre un rico pan casero tostado.

    Ingredientes:
    • Una cebolla grande cortada en rodajas muy finas

    • 4 cucharaditas de azúcar moreno
    • unas gotas de vinagre de módena o de Pedro Ximénez
    • un par de cucharadas de aceite de oliva virgen extra
    Preparación:
    1. En una sartén, calentamos el aceite, sin que llegue a humear.
    2. Bajamos la temperatura del fuego, dejándolo a fuego medio y echamos la cebolla. 
    3. Mantenemos el fuego medio durante todo el tiempo y procuramos no dejar de remover. No queremos que la cebolla se tueste, simplemente que se vaya ablandando y quede transparente.
    4. Cuando empiece a blanquear y haya soltado su juguito, añadimos el azúcar moreno y las gotas de vinagre de módena (sí, gotas, no queremos que sepa a vinagre, pero el de módena le da un colorcito muy apetecible a la cebolla caramelizada) y removemos bien.
      No dejamos de remover en todo el tiempo.
    5. Estará listo cuando el agua de la cebolla se haya evaporado y haya obtenido una textura de caramelo.
    Se conserva perfectamente 4 o 5 días pero es muy importante que sea en frío, dentro de la nevera para que no os siente mal. No sé muy bien el motivo, pero si la conserváis fuera del frigorífico se estropea muy rápidamente.


    ¡Feliz semana!

    viernes, 11 de enero de 2013

    Coliflor con bechamel


    Esta es una de esas recetas tan clásicas que da apuro ponerlas en el blog, porque no es que tenga ningún misterio, más allá de hacer la bechamel.
    Pero a mí me gusta tanto y me dejan comerla tan poco a menudo (porque ni a los cachorritos ni al papá les gusta la coliflor), que para una vez que la hago, tenía que ponerla.

    Además, ahora que tenemos que compensar los excesos de las navidades, está bien retomar las buenas  costumbres en la mesa y reintroducir las verduras en nuestra dieta. Aunque el hecho de añadirle la bechamel impida que esta receta la hagáis los que estáis a dieta para recuperar la línea.

    Ingredientes:
    (no indico cantidades porque soy de las que tiene la costumbre de cocinar "a ojo" y la bechamel, en concreto, aprendí a hacerla hace años, de esta manera, a cucharadas y chorritos)
    • Una coliflor pequeña
    • una cucharada de mantequilla
    • harina
    • leche
    • sal
    • queso rallado
    Preparación:
    • Lavamos la coliflor, la cortamos en ramilletes y la cocemos al vapor tal y como lo hagamos habitualmente: en una olla, con un cestillo especial para estos menesteres, con el accesorio de vapor, como nos apañemos. La cuestión es que lo hagamos al vapor y no hervida para que quede más bien enterita y no muy blanda ya que luego la vamos a meter al horno y, de otra manera, quedaría hecha puré.
      Yo lo hago en la cocifacil, menú presión, 5 minutos, poniendo un culín de agua y sobre este la rejilla que viene para cocinar al vapor.
    Mientras podemos ir preparando la bechamel:
    • En un cazo o cazuela con el fondo grueso ponemos la cucharada de mantequilla y esperamos a que se ablande sin que llegue a echar humo.
    • Añadimos una cucharada de harina y dejamos que se tueste un poco, con cuidado no se vaya a quemar. Removemos y añadimos otra cucharada de harina y la sal, hasta que la harina haya absorbido toda la mantequilla derretida.
    • Sin dejar de remover, vamos incorporando la leche, en chorritos muy finos, al principio incluso a gotas hasta que adquiera la consistencia deseada. A mí me gusta más bien espesita, pero tened en cuenta que, al meterla luego en el horno, volverá a espesar un poco y tampoco es cuestión de que se quede un mazacote.
    • Si queremos hacer más cantidad de bechamel, iremos añadiendo poco a poco un chorrito de leche y una cucharadita de harina, alternativamente y siempre sin dejar de remover porque es muy fácil que se agarre. Para las que tenéis thermomix, sé que hacer la bechamel resulta infinitamente más fácil y no sabéis la envidia que os tengo solo por eso, con lo que a mí me gusta.
    Continuamos con la coliflor:
    • Cuando esté lista, disponemos los ramilletes de coliflor sobre una fuente refractaria.
    • Bañamos con la bechamel y espolvoreamos con queso rallado al gusto.
    • Metemos al horno con grill a 180º durante 30 o 40 mintuos, dependiendo de lo doradita que queramos la bechamel.
    Observaciones:

    • Un consejo: haced más cantidad de bechamel de la que necesitéis para este plato porque hacerla es un poco engorroso o lento o cansado, como queráis decirlo y es muy fácil congelarla en un bote de cristal.
      Si la semana que viene la necesitáis de nuevo, se saca del congelador y, cuando esté descongelada se echa en el cazo, se le añade otro chorro de leche y removiendo, se queda estupenda para consumirla. Como recién preparada, pero mucho más rápido.
    • ¿Qué tal si le añadimos a la bechamel un trozo pequeño de queso cabrales? Son dos sabores fuertes pero que, para mi gusto, casan de maravilla.
      De hecho, la foto que ilustra esta entrada, está tomada de la vez que la hice así.
    • De segundo plato un filetito de pollo a la plancha y de postre una pieza de fruta. Tampoco es una comida tan pesada como para que tengáis que privaros de ella aún estando a dieta, ¿verdad?
    ¡Buen provecho!

    martes, 8 de enero de 2013

    Roscón de Reyes paso a paso. Paso IV: horneado y ¡¡a comer!!


    Antes de nada, pedir disculpas porque tenía intención de haber publicado esta entrada justo a continuación del paso III, para que fuera como hacer el roscón conmigo, en mi cocina. Pero me fue imposible del todo: a la preparación de nada menos que 6 roscones y una hornada de donuts en dos días, se sumaron los últimos preparativos para recibir a los reyes magos (y es que una tiene la costumbre de tener las compras adelantadas desde hace tiempo, pero guardadas sin envolver en un armario) y no quería perderme, por nada del mundo, la cabalgata junto con mis cachorritos.

    Después de eso, la vorágine de la mañana de reyes, visitas a casa de las abuelas y el colofón final ayer, intentando poner un poco de orden y jugando a todas las cosas que habían dejado (¿no se les doblarán las patas a los camellos?) y, por supuesto, tratando de quitar los adornos de la casa, la verdad es que se me quedó pendiente el remate de esta receta que termino hoy ya solo por no dejarla a medias porque parece que a día 8 de enero ya no viene muy a cuento.


    Total, que no he tenido tiempo de publicar la entrada del remate del roscón de reyes, con lo ricos que estaban. Aquí la tenéis.

    Ingredientes:
    • El roscón de reyes que ya teníamos formado, según las instrucciones del paso III y que, después de un tiempo estimado en 2 horas (dependiendo, de nuevo, de la temperatura exterior) debería de haber doblado su volumen.
    • El resto del huevo batido que nos haya sobrado de pintarlo antes del segundo levado.
    • 100 gr. de azúcar
    • 2 cucharaditas de agua o esencia de azahar. Cuidadito con esto porque he leído casos de roscones no comestibles por usar agua de azahar de farmacia, que sirve por lo visto para hacer friegas. No, mejor comprarlo en un súper o tienda de comestibles. El mío es de la marca Vahiné.
    • Frutas escarchadas, guindas, rodajitas de naranaja, almendras o lo que se prefiera para decorar. Yo suelo usar almendras y gajitos finitos de naranja porque la frutas escarchadas no nos gustan y me da una pena tremenda, con lo carísimas que son, que siempre terminan en la basura.
      Sin embargo, uno de los roscones que veis en las fotos, era de encargo y sí los querían con frutas escarchadas, así que las usé en esta ocasión.

      Elaboración:
      • Precalentamos el horno. Yo lo pongo fuerte del todo para que vaya cogiendo temperatura.
      • Teniendo ya el roscón levado, como he dicho antes, volvemos a pintar toda la superficie con huevo batido y lo decoramos como prefiramos.
      • Mezclamos el azúcar con una cucharadita o dos de agua de azahar. Que quede húmeda el azúcar, pero no mojada. Repartimos por la superficie del roscón, en pegotoncitos.
      • Metemos al horno y le bajamos la temperatura, a unos 180º, 10 o 15 minutos, dependiendo del tamaño del roscón y del horno.
        Es mejor vigilarlo frecuentemente no vaya a ser que, después de tanto trabajo, se nos queme.
      • Sacamos del horno y dejamos templar antes de comerlo.
      • Se puede rellenar de nata montada, de trufa, de crema pastelera. A mí me gusta tal cual y relleno de nata. Con trufa ya se me hace demasiado dulce, pero sé que hay mucha gente a quienes les gusta así y como en la variedad está el gusto... 

      En esta ocasión, además, hicimos unas "roscolenas": unas magdalenas con la masa del roscón para que la cachorrita pequeña, que le gusta ponerse manos a la masa conmigo, las decorara, aunque al final metió mano en todos los roscones.
      "Roscolenas"

      Os recuerdo que aquí podéis ver la receta completa y que, por si alguno no se había dado cuenta aún, las fiestas ya se nos han terminado, con lo cual volveremos, a partir de mañana mismo si es posible, a las recetas "normales" y a cocinar con un poco de cabeza también para procurar que nuestra dieta vuelva a ser equilibrada. La nuestra y la de los cachorritos, sobre todo.

      Feliz regreso a la rutina.

      viernes, 4 de enero de 2013

      Roscón de Reyes paso a paso. Paso III: dando forma al roscón; segundo levado.

      Continuamos con esta receta de roscón en tiempo real.
      En esta ocasión he realizado el primer levado en el frigorífico porque estos días, además de hacer roscones, hay que disfrutar de los cachorritos y hoy tocaba cine: la masa se quedó en el frigorífico unas 6 horas levando despacito.

      Ingredientes:
      • La masa que tenemos ya elaborada y con el doble de su volumen.
      • aceite para untarnos las manos y trabajar sin dificultades
      • un huevo batido para pincelar.
      Elaboración:

      • Preparamos una bandeja de horno con papel de hornear
      • Pintamos la encimera o superficie sobre la que vayamos a trabajar con una capa ligera de aceite para que no se pegue la masa y la volcamos encima.
      • Con las manos untadas de aceite, amasamos ligeramente para desgasificar la masa.
        Si, como yo, hemos dejado levar la masa en el frigorífico, hay que sacarla como una hora antes para que se ponga a temperatura ambiente y sea más fácil de manejar.

      • Volvemos a hacer una bola con la masa (o dos, dependiendo del tamaño que queramos darle a nuestro roscón) y metemos un dedo por el centro hasta hacer un agujero.
        A partir de ahí, vamos agrandando el agujero con cuidado de que la masa no se rompa, hasta hacerlo a nuestro gusto.
        Tenemos que tener cuidado de no hacerlo demasiado pequeño porque la masa tiene que volver a levar, a aumentar de volumen y si lo hacemos muy chiquitín, se nos cerrará. Hay quien le pone en el centro un aro de emplatar para evitar esto, pero a mí no me gusta como queda, demasiado "perfecto". Soy más de formas irregulares, que se note que es artesano ;-)
        Pero estos detalles, ya van al gusto, no van a cambiar lo riquísimo que nos quedará el roscón.
      • Depositamos la masa sobre el papel de hornear y terminamos de darle forma al agujero. Si queremos meter una sorpresa dentro, este es el momento.

      • Pintamos toda la superficie con huevo batido, con cuidado de no hundirlo. A mí esto me ocurría con los primeros roscones; ahora ya hasta me parece difícil lograrlo, pero como aún me acuerdo de los comienzos, os lo advierto: pintar sin presionar demasiado.

      • Tapamos con papel film y dejamos reposar otras dos horas, aproximadamente, hasta que vuelva a doblar su volumen.

      Si habéis leído la entrada anterior, el paso II para hacer roscones, no os voy a aburrir de nuevo con la teoría sobre el levado y la temperatura. Os remito a su lectura.

      En unas horas continuaré con mis roscones. Si me da tiempo os pondré el último paso esta noche, para que veáis el resultado (espero que excelente), pero aún así, os recuerdo que aquí tenéis la receta completa y que aún estáis a tiempo de hacer vuestro propio roscón para recibir a SSMM los Reyes Magos de Oriente como se merecen.

      Veréis en la primera foto de esta entrada que he reservado un poquito de masa del roscón para hacer una especie de magdalena rosconera, a ver qué tal. Es para que la cachorrita pequeña, que disfruta ayudándome en la cocina, pueda decorarla después de cenar.

      Roscón de Reyes paso a paso. Paso II: la masa y el primer levado.

      Bueno, pues ya tenemos listo el prefermento. Así estaba cuando me levanté esta mañana:

      El paso siguiente es elaborar la masa, mezclarla con nuestro prefermento y dejarla que repose hasta que doble su volumen, aproximadamente.

      Ingredientes:
      • Todo el prefermento
      • 120 ml. de leche
      • 2 cucharadas de ron
      • 2 cucharadas de agua de azahar
      • la piel de una naranja
      • 340 gr. de harina de fuerza
      • 150 gr. de azúcar
      • 2 huevos
      • 60 gr. de mantequilla ablandada
      • 8 gr. de levadura fresca de panadero.
      Elaboración:
      • Infusionamos la leche con la piel de la naranja, el ron y el agua de azahar durante 5 minutos para que coja bien los aromas, cuidando de que no se nos agarre al cazo. Dejamos templar, para que no esté hirviendo cuando la utilicemos.
      • En la cubeta de la panificadora incorporamos los ingredientes líquidos en primer lugar (la infusión de leche a la que habremos retirado la piel de la naranja, los dos huevos y la mantequilla ablandada) y, a continuación, los sólidos: harina, azúcar y levadura
      • Seleccionamos el programa de amasado y dejamos trabajar hasta que estén todos bien integrados y formen una bola lisa y brillante.

      • Dejamos reposar hasta que doblen su volumen.
      Según el momento en el que queramos tener listo el roscón, podemos jugar con este primer levado, para retardarlo o acelerarlo un pelín. Yo no soy partidaria de acelerar los levados porque las masas salen mucho mejor, más jugosas y esponjosas con levados lentos, pero entiendo que las circunstancias apremian y hay veces en las que tenemos prisa. Si este es el caso, podemos dejar la masa levando dentro de la panificadora con el programa correspondiente para que, con el calorcito, las levaduras actúen más rápido.
      Si no tenemos panificadora, dejaremos la masa bien tapada en una habitación caldeada, cerca de un radiador (mejor evitar dejarlo justo encima).
      Otro truco que he visto en muchos blogs pero que yo no he usado nunca, es encender el horno a 50º; cuando haya cogido temperatura, se apaga y se mete la masa dentro, tapadita, para que leve más rápido.
      Son truquillos que podemos usar en caso de apuro pero yo insisto, si podemos organizarnos con tiempo (a veces es solo cuestión de organización), prefiero evitar los levados "acelerados".

      En esta ocasión, tengo la masa levando en el frigorífico para que lo haga más despacio, también porque los tiempos me cuadran más para lo que quiero. Ahí estará hasta media tarde, momento en el que os seguiré contando.


      Si no aceleráis ni ralentizáis el proceso de levado, entonces no hay un tiempo preciso: la masa tardará en levar unas 2 horas o algo menos, dependiendo de la temperatura exterior; habrá que estar pendiente de ella para saber cuándo, aproximadamente, ha doblado su volumen y podemos continuar trabajando con ella.

      Nos vemos esta tarde, continuando con la receta.
      Tratad con mimo vuestros roscones y veréis que ricos salen.

      Y os recuerdo que la receta completa la tenéis aquí.