miércoles, 27 de marzo de 2013

Mini panecillos de molde. Cocinando con mis cachorritos.

Creo que ya os he dicho como un millón de veces cuánto disfruto preparando masas de pan y no es que sea una experta, pero eso de ir cada día introduciendo una pequeña variación, me encanta.
Y, lo que ocurre cuando a mamá le gusta una cosa, es que sus cachorritos terminan compartiéndolo con ella, al menos en mi caso. A veces no quieren, claro, pero otras veces se vienen encantados de la vida a la cocina a ponerse el delantal y meter "las patitas en la masa".

Además, para mi cumple me regalaron unos moldes de tipo "cake", pero en miniatura, chiquititos chiquititos, monísimos, junto con un librito de recetas que aún no he estrenado. Pero los moldes sí, me han servido varias veces para hacer estos panecillos de molde versión mini que os traigo hoy y que son ideales para llevarles de merienda al cole, por ejemplo. Eso sí, si el cachorrito tiene el saque del mío mayor, más os vale llevarles unos cuantos.


Yo se los llevo con un puñadito de tomates cherry (enloquece por ellos, es como si le llevara chuches, pero en mejor porque son más sanos, claro) y, mira, una merienda sana y divertida.

Cocina por y para niños, 3 años de blog
Con esta receta participo en el concurso de mi amiga Carmela, que celebra en abril su tercer aniversario de mamá-bloguera-cocinera. Me parece ideal lo de preparar una receta con o para niños y como yo lo hago a menudo, aquí dejo mi granito de arena.


Ingredientes:
Podemos tomar como base cualquier receta de pan de molde. Aquí tenéis unas cuantas. Estas que yo hice eran un pan de molde con harina de trigo integral que, casualmente, no tengo publicado, así que os detallo los ingredientes con cantidades suficientes para los doce mini-moldes que yo tengo y para un pan de molde grande tamaño "normal"
  • 150 gr. de harina de fuerza
  • 150 gr. de harina integral
  • 20 gr. de mantequilla
  • 180 gr. de leche (entera o desnatada)
  • 1 cucharadita de café de sal
  • 1 cucharadita de postre de azúcar
  • 6 gr. de levadura fresca de panadero.
  • Para el relleno, de manera opcional, podemos usar taquitos de jamón serrano, de pavo, de jamón de york, de beicon, de chorizo. Nosotros, como teníamos moldes de 3 colores, usamos 3 tipos de taquitos (razonamiento infantil); eligieron beicon, jamón serrano y chorizo.
  • Un huevo batido para pincelar (también opcional)

Preparación:
  • La noche anterior hacemos el prefermento con toda la harina de fuerza, 150 ml. de leche y 1 o 2 gr. de levadura. Este paso no es indispensable, pero hace que el pan tenga un aroma un poco diferente y que aguante un poco más una vez preparado. Lo tapamos con un papel film o un gorro de ducha y lo dejamos que fermente entre 6 y 12 horas.
  • Ponemos todos los ingredientes en la panificadora y amasamos. Dejamos levar una hora o dos, hasta que doble su volumen. Todos estos pasos los pueden hacer los niños porque elegir el programa adecuado de la panificadora es lo más complicado, pero si les vas indicando a qué botón tienen que dar, problema solucionado.
    Y si les avisas cuando termine de levar para que vean cómo ha credido la masa, se quedarán súper sorprendidos. No perdamos esa capacidad de sorpresa que tienen ellos.
  • Volcamos la masa sobre la superficie de trabajo ligeramente enharinada, amasamos (o que amasen ellos) un poco con las manos para desgasificar la masa y cogemos el rodillo.
    Nosotros tenemos un rodillo pequeñito muy mono que dejaron los reyes magos en casa y con ese trabajan ellos porque se manejan mejor. El mío, el normal, es muy grande y les cuesta abarcarlo.
  • Que vayan partiendo porciones de la masa, cogiendo poquitos de harina del bote para enharinar el rodillo y que no se pegue y alisando las porciones:



  • Cuando cada porción esté extendida (por experiencia os digo que el trabajo de extender cada cachito con el rodillo puede demorarse entre 5 y 10 minutos; dejadles que disfruten) echamos los taquitos que hayamos elegido por encima y enrollamos la masa.


  • Ponemos cada rollito en un mini-molde y reservamos.

  • Dejamos reposar los panecillos en un lugar libre de corrientes de aire (en el microondas o en el horno apagados) y les pedimos a los cachorritos que se fijen en el tamaño porque en poco tiempo volverán a crecer.
  • Al cabo de 1 o 2 horas habrán vuelto a doblar su volumen, así que tendremos que requerir de nuevo a los cocineros.
  • Precalentamos el horno a 210ºC (esta es labor exclusiva de los padres) mientras ellos van pintando con huevo batido la superficie de los panecillos.
    Si no queremos gastar un huevo para este menester (porque lo más probable es que nos sobre más de la mitad), también se puede pintar con leche, pero quedan más bonitos con huevo, claro.
  • Bajamos el horno a 180º y metemos los panecillos. Al ser de un tamaño muy reducido, el tiempo de horneado será más bien corto, entre 15 y 20 minutos. Vigiladlos, no se os quemen.
  • Sacamos del horno y dejamos reposar sobre una rejilla. Lo mismo os digo, aunque sé que sobra: esta parte no deberían hacerla los niños, por el peligro de quemadura que conlleva.
Sugerencias:
Si no tenéis ningún molde chiquitín de este estilo, no os privéis de hacer unos panecillos minis con los minis de la casa: dadles forma de bollito redondo, alargado, como queráis. O dejad a los cachorritos que inventen y hagan un dinosaurio, una muñeca o una bicicleta como si estuvieran haciendo "plasti". Les encantará, seguro.
Además esta masa no es excesivamente pegajosa, se trabaja muy bien, lo cual nos ahorra los pegotes pegados en las manos que luego pasan al pelo o a cualquier otro sitio.

¿Qué os parece comenzar con la prepración de esta receta después del desayuno para hornearlos después de comer y tenerlos listos para merendar?


Porque, salvo que la primavera se decida a llegar, pero ya, a mí me parece una forma muy entretenida de pasar el día.

viernes, 22 de marzo de 2013

Primorski Uskrsne Bebe (O mona de pascua croata)

Sí, sé que esta receta que os traigo hoy, solo con el nombre, no os dice nada.


A mí tampoco cuando recibí la propuesta de este mes de Bake the World. Pero, al final, no es más (ni menos) que una especie de mona de pascua croata. Un pan dulce típico de estas fechas en Croacia. Así es Bake the world, que nos invita cada mes a conocer el mundo a través de sus panes.

Yo saqué mi receta de aquí, y he de decir que estaba rica, un pan dulce tipo brioche, con una miga jugosita, pero vamos, nada que envidiar a nuestros bollos suizos, por ejemplo. Una masa muy de ese estilo.
Lo que sí es que resulta muy llamativa al ir trenzada y con el huevo decorado.

Ingredientes:
(para 3 trenzas grandecitas):
Para el prefermento:
  • 150 ml. de leche (yo usé desnatada por eso de hacerlo algo más ligerito, pero podéis usar la variedad que más os guste)
  • 150 gr. de harina de fuerza
  • 2 gr. de levadura fresca de panadería.
Para la masa:
  • 100 ml. de leche desnatada
  • 300 gr. de harina de fuerza. Según las medidas de la receta original, que venía en "cups", no en gramos, se requería algo menos; yo no sé si es que al hacer la conversión de uno a otro me lié. El caso es que se me quedaba una masa demasiado blanda con la que dificilmente iba a poder hacer la trenza después, así que tuve que añadir algo más de harina. Calculo que al final usaría unos 300 gr.
  • 65 gr. de mantequilla.
  • 1 huevo.
  • 115 gr. de azúcar (yo le pondría algo más porque quedó un poco sosita, quizá por la cantidad extra de harina que tuve que añadirle)
  • una pizca de sal
  • 8 gramos de levadura fresca de panadería
Para decorar:
  • un huevo batido para pincelar
  • un huevo cocido para decorar cada trenza (opcional; yo solo lo puse en una de ellas)
Preparación:
  • La noche anterior o, en cualquier caso, unas 12 horas antes, hacemos el prefermento mezclando todos sus ingredientes. Ahora que se acerca, espero, la primavera con unas temperaturas algo más cálidas, es probable que necesitemos menos tiempo.
  • Ponemos todos los ingredientes de la masa más el prefermento en la cubeta de la panificadora y seleccionamos el programa de amasado. Si no tenemos panificadora o amasadora, lo hacemos a mano.
    Tenemos que conseguir una masa que se despegue de las paredes, elástica y brillante.
  • Dejamos reposar durante una o dos horas, en función de la temperatura, hasta que aproximadamente haya doblado su volumen. Si lo hacemos con el programa de la panificadora, este levado suele durar una hora.
  • Volcamos la masa sobre una superficie enharinada y amasamos para desgasificarla.
  • La dividimos en tantas partes como trenzas queramos hacer (yo hice 3). Cogemos una de esas partes y dejamos las otras tapadas con un paño para que no se resequen mientras trabajamos con la primera.
  • Dividimos esa primera parte, a su vez, en otras 3 (las tres tiras de la trenza) y, con cada una de ellas, hacemos una tira alargada y redondeada que uniremos por la parte superior, como en la foto:

  • Ponemos un huevo cocido en la unión de las tres tiras:
  • Y trenzamos, igual que si estuviéramos haciendo una trenza a nuestros cachorritos (en el hipotético caso en que se dejaran...):
  • Repetimos esta operación con las otras porciones de masa.
  • Disponemos sobre una bandeja de horno forrada con papel parafinado o con una lámina de silicona y dejamos levar hasta que vuelvan a doblar su volumen, en un lugar libre de corrientes. Este paso yo suelo hacerlo dentro del horno apagado por varios motivos: es donde menos corrientes hay y, además, así no tengo las bandejas incordiando por encima de la cocina.
    Suele tardar entre una y dos horas, en función de la temperatura.
  • Cuando hayan doblado su volumen precalentamos el horno a 210º mientras pincelamos con huevo batido.
  • Horneamos a 210º durante 30 minutos aproximadamente, hasta que estén doraditas.
  • Sacamos y dejamos reposar sobre una rejilla.
Sugerencias:
  • Podemos decorar el huevo cocido con algún colorante alimentario para que quede más vistosa.
  • Otra opción es añadir media cucharadita de canela a la masa en el momento de hacer la trenza, aunque dudo que sea muy ortodoxo. Yo lo hice con una de ellas y, la verdad, quedó más rica, a mi gusto, con un toque especial. Además de, como veréis en las siguientes fotos, más bonita, también:
Trenza con canela, antes del segundo levado.

Trenza con canela
Os dejo unas fotos del corte, para que apreciéis lo juosita que sale la miga; en concreto, es el corte de la trenza que llevaba canela, porque queda muy bonita con los diferentes tonos: la canela no estaba integrada en la miga, pero le daba un sabor sutil muy rico. 


Recién hechos, para merendar, con un café, estaban muy buenos.
Y me han aguantado en muy buenas condiciones para desayunar un par de días después; la verdad es que me ha sorprendido lo bien que se han conservado.
Como me salió más cantidad de la que esperaba y, además, había horneado otras cosas ese mismo día, congelé una trenza, para probar qué tal queda después de descongelada. Aún está ahí, esperándonos, así que os contaré el resultado cuando la pruebe porque, si queda bien, puede ser una opción magnífica para tener bollería casera y recién hecha siempre. O casi siempre.

También están fantásticos tostaditos con un poco de mermelada.

Como ahora se avecina una semana de "vacaciones" (vacaciones infantiles, para los padres que trabajamos, es otra cosa), no me atrevo a adelantaros qué publicaré y cuando. Procuraré estar aquí la semana que viene, que tengo unas cuantas cosas en el disparadero de salida, pero no garantizo nada.
Así que, por si acaso, aprovechad estos días para descansar y ¡nos vemos a la vuelta!

miércoles, 20 de marzo de 2013

Potaje de cuaresma. Desafío en la cocina.

Con la semana santa en puertas, ¿qué otra cosa podían proponernos nuestras desafiadoras del "Desafío en la cocina"?
Pues una receta de cuaresma que tuviera entre sus ingredientes el bacalao. A Rocío, de Chismes y cacharros y la desafiadora de este mes, se le podía haber ocurrido mandarnos hacer torrijas, mucho más de mi gusto (jijiji), pero no podía ser porque este mes tocaba receta salada. 

El único problema es que a mí no me va el bacalao y en casa tampoco. Pero tampoco tuve que darle demasiadas vueltas al tema porque el potaje de cuaresma sí que me gusta. No, miento, me encanta. Y tenía en la familia una experta que cada semana santa lo prepara delicioso, así que me apunté a pedirle la receta que a continuación os cuento, tal cual ella me la ha contado a mí. 
Me enorgullece ser la "heredera" de este rico potaje (aunque, como todas estas recetas tradicionales, habrá muchas iguales o parecidas).

Hasta donde yo sé, las recetas tradicionales de cuaresma se preparan con bacalao en salazón y desalado antes de cocinarlo. Sin embargo, yo lo he hecho con bacalao congelado por un solo motivo: el precio. Estos días, quizá por la época y la alta demanda, estaba carísimo.


Ingredientes:
(para 4 personas)
  • 300 gr. de garbanzos (a mí, como comenté en la receta del cocido madrileño, me gustan de la variedad pedrosillano)
  • 150 gr. de bacalao (mejor lomos finos, en trozos pequeños)
  • 2 huevos cocidos
  • 300 gr. de espinacas frescas
  • 2 hojas de laurel
  • 1/2 cebolla
  • una cucharadita de pimentón al gusto (yo usé pimentón dulce de La Vera)
  • 1 o 2 cucharadas de harina
  • aceite de oliva


Elaboración:
  • La noche anterior ponemos los garbanzos en remojo, con abundante sal. Deben estar en remojo unas 8 horas, como mínimo. Si están más, no pasa nada, pero es mejor que no estén menos de este tiempo.
    Si hemos optado por utilizar bacalao en salazón, debemos ponerlo en remojo también para desalarlo.
  • Pasado el tiempo de remojo, ponemos a cocer los garbanzos con el bacalao y las hojas de laurel.
    El modo de cocción será el que usemos habitualmente con las legumbres: yo uso la olla rápida en la que las legumbres necesitan 20 minutos de cocción desde que sube el pitorro. Si habitualmente usáis la olla tradicional, tendrán que cocer unas 2 horas y si utilizáis cualquier otro "invento" que yo no conozca, pues el tiempo que tengáis por costumbre cocer los garbanzos para cualquier otro plato.
    Atención: es mejor no echar sal. Con la que lleva el bacalao suele ser suficiente y, de no ser así, siempre podremos rectificarlo a posteriori. La solución es más fácil si queda soso que si se nos queda salado.
  • Picamos la cebolla bien finita y la sofreimos en un chorro generoso de aceite de oliva. Cuando empiece a blanquear, añadimos la harina para que se nos tueste un poquito, pero cuidando de que no se nos queme y el pimentón.
    Si esta mezcla se nos queda muy espesa, podemos añadirle un poco del líquido de la cocción de los garbanzos o un par de cucharadas de agua, para que no se nos agarre a la sartén.
  • Echamos el sofrito anterior a la cazuela donde tenemos los garbanzos y el bacalao y removemos bien para que se mezcle.
  • Añadimos los huevos cocidos picados en trocitos y las espinacas.
  • Dejamos que cueza otros 10 minutos aproximadamente, a fuego bajo para que se integren todos los ingredientes. El caldo del potaje debe quedar trabadito, pero no demasiado espeso, gracias al sofrito de la cebolla y la harina.

Sugerencias:
  • Para mí, este plato es lo suficientemente contundente y completo desde el punto de vista nutricional, como para tomarlo como plato único. Termina con una pieza de fruta y tienes una comida sana, equilibrada y ¡¡riquísima!!
  • Si, como a mí, no te va mucho el bacalao, puedes hacer dos cosas: hacerlo sin bacalao (pero yo no podía porque el desafío de este mes consistía, precisamente, en eso, en cocinar un plato con bacalao) o hacerlo con y regalarle a alguien a quien sí le guste la mitad del potaje, con todo su bacalao.
    Yo se lo regalé a mis papis, los abuelos de los cachorritos, y tan contentos comieron potaje de cuaresma este fin de semana sin cocinar siquiera, que también ellos tienen derecho a un día de "a mesa puesta".
No quiero terminar esta entrada sin animaros a que visitéis el blog del Desafío en la cocina para ver todas las cosas ricas que han preparado mis compis con el bacalao como ingrediente indispensable. Podéis hacerlo pinchando aquí.
El próximo 20 de abril tenemos nuevo Desafío en la cocina que propondrán las hermanas de "La cocina de Calmini". Esa vez, será un dulce, a ver con qué nos sorprenden.

Y nosotros nos vemos antes. Os dije que esta semana traería solo recetas saladas, pero no me di cuenta de que antes tengo que contaros otro dulce típico de semana santa. No son torrijas, que esas ya las conocéis y hasta os he contado como hacer un pan riquísimo para que estén, si cabe, todavía más buenas.
Si queréis saber qué es, os espero el viernes 22 de marzo.

viernes, 15 de marzo de 2013

Bundt cake de chocolate y naranja

¿Conocéis esa sensación de cuando os encapricháis con algo y no paráis hasta conseguirlo? Bueno, pues a pequeña escala es lo que me pasó a mí con el molde de bundt cake. Llevaba tiempo viendo recetas de bundt en la red y pensando en lo bonitos y lo ricos que tenían que estar esos bizcochos. Pero no tenía molde.
"Se trata de bizcochos de masa batida, horneado un molde denominados bundt, cuyas principales características son tener forma de corona con un tubo central hueco por donde pasa el aire caliente durante el horneado y aristas muy marcadas que permiten obtener un bizcocho de formas atrayentes". Esta es la definición de bundt cake que he encontrado más frecuentemente en internet.



Así que con el molde entre ceja y ceja estuve varios meses hasta que me hice con uno, merced a las ofertas del Lidl. Y cuando lo tuve en mis manos, no me quedó otra que estrenarlo inmediatamente. He encontrado muchas muchas recetas, y me decanté por esta porque es muy neutra. A partir de ahí yo hice mis modificaciones para que saliera este bizcochito tan bueno: el contraste del chocolate con el toque a naranja me ha parecido muy acertado y con un toque "elegante".


Ingredientes:
  • 250 ml. de nata para montar
  • 200 gr. de harina de repostería
  • 50 gr. de maicena
  • 2 cucharaditas de levadura tipo royal
  • 3/4 de cucharadita de sal
  • 3 huevos
  • 200 gr. de azúcar
  • 35 ml. de leche
  • 50 gr. de cacao en polvo, tipo valor
  • unas gotas de extracto de naranja (concentrado)

Elaboración:
  • Precalentamos el horno a 175 ºC.
  • Mezclamos y tamizamos la harina, la maicena, la levadura y la sal. Reservamos.
  • Mezclamos la leche con el cacao en polvo. Reservamos.
  • Montamos la nata bien firme, pero sin que llegue a hacerse mantequilla. Reservamos.
  • Mezclamos los huevos con el azúcar hasta que blanqueen. Incorporamos la mezcla de harina en tres veces, hasta que esté perfectamente incorporada.
    El hecho de hacerlo en tres veces es para minimizar la posibilidad de que se formen grumos: es más fácil ir disolviendo la harina en pequeñas cantidades que toda de un golpe.
  • Cuando tengamos toda la harina integrada, volcamos encima la nata montada y mezclamos con una espátula y movimientos envolventes.
  • Dividimos la masa en dos cuencos separados: a una mitad le echamos las gotas de aroma de naranja y a la otra mitad la leche con el cacao disuelto. Reservamos.
  • Engrasamos el molde de bundt y echamos nuestras dos masas formando capas para que tenga un aspecto marmolado.
  • Horneamos a 175º durante 35-40 minutos.
La verdad es que me ha gustado mucho, así que no tardaré en hacer otro e ir explorando todas las posibilidades que, de repente, se han vuelto a abrir en mi cocina y en nuestros desayunos y meriendas con este molde tan mono. Sospecho que ahora tengo una nueva adicción que no podré satisfacer porque ¡¡no hay sitio en mi cocina para más moldes!!




Con este jugoso bundt cake, cierro la semana que ha llegado cargada de dulces y os anticipo que para la próxima os traeré exclusivamente recetas saladas.
Pero disfrutad primero del fin de semana tan largo que nos espera y, porqué no, aprovechad para hacer este rico bundt cake para el desayuno del sábado.

Feliz fin de semana.

miércoles, 13 de marzo de 2013

Tarta de chocolate blanco

En mi casa el chocolate blanco es una apuesta segura: al cachorrito mayor le vuelve loco y a papá también. Las chicas somos más amantes del negro, pero a esta tarta no le hace ascos nadie porque es un éxito seguro. Además, no necesita horno y eso, para muchos, puede ser un punto a favor.
A mí, lo que más me gusta de ella es que es ligerita, así que es el complemento ideal para cerrar una comida copiosa. Por eso, es una de las que suelo hacer sí o sí en las celebraciones de cumpleaños.


Además, esta vez para hacerla, he utilizado uno de los productos que me envió "Galletas Coral" a quien quiero agradecer desde aquí, una vez más, el detalle. En concreto, he utilizado lo que ellos llaman "chiquitillos" pero que mi madre, muy descriptiva ella, cuando los vio llamó "tetas de monja". Dice que cuando era niña se llamaban así :-0

Según el papá de los cachorritos, estaba de muerte con estas galletitas porque tienen un ligero toque anisado (muy ligero; a mí el anís no me gusta y, sin embargo, el toquecillo este del que os hablo, sí) que contrasta muy bien con el resto de la tarta.

Ingredientes:
(para una tarta grande, como para unas 10 personas)
  • 1/2 bolsa o algo más de chiquitillos (los necesarios para cubrir la base del molde que vayamos a usar)
  • 500 ml. de nata líquida (nata para montar, aunque no la montaremos)
  • 1 vaso de leche
  • 3 sobres de cuajada royal
  • 2 tabletas y media de chocolate blanco. Si es para postres, mejor, aunque no se encuentra fácilmente fuera de las grandes superficies. Esta tarta la hice con el de mercadona, tranquilamente
  • 5 cucharadas soperas de azúcar
Elaboración:
(es mejor hacerla el día anterior porque necesita unas horas en frío para que quede bien cuajadita)
  • Cubrimos toda la superficie del molde con los chiquitillos. Como son redondos, se nos quedarán pequeñas superficies vacías entre uno y otro; no pasa nada.
  • Ponemos a calentar, a fuego medio, la nata con el azúcar y el chocolate blanco partido en trocitos. Removemos para evitar que se nos queme y para que el chocolate se deshaga.
  • Mientras tanto, disolvemos los 3 sobres de cuajada en el vaso de leche, procurando que no queden grumos. Reservamos.
  • Cuando la mezcla de nata comience a hervir, bajamos el fuego y añadimos el vaso de leche con la cuajada disuelta. Removemos bien para que se mezcle y dejamos un par de minutos sin dejar de remover.
  • Vertemos la mezcla en el molde. Como los chiquitillos están secos, es decir, no están pegados al molde, comenzarán a flotar. Tenemos que procurar que se humedezcan con la mezcla para que no se queden secos, pero flotarán igualmente. Mejor porque así, cuando desmoldemos la tarta, quedarán en la parte de abajo y harán de base.



  • Dejamos templar una media hora y metemos al frigorífico. Deberá reposar en frío al menos dos horas; si es de un día para otro, mucho mejor.
  • Para servir, desmoldamos con cuidado (como veis en la primera foto, a mí se me chafó un poquito por la esquinita del corazón, una penilla) dando la vuelta a la tarta para que los chiquitillos queden en la parte inferior. Sirven de base y ¡¡están buenísimos!!
Sugerencias:
  • Si no tenéis chiquitillos, se puede hacer una base de cualquier galleta, poniéndolas enteras para que floten igual que estas o haciendo la típica base de galleta y mantequilla. En navidades la hice con una base de copos de avena que, en contraste con el chocolate blanco, quedaba de maravilla.
  • Se puede espolvorear la superficie, después de desmoldar la tarta, con cacao en polvo. Yo suelo hacerlo, pero en esta ocasión preferí dejar que se luciera la forma del molde corazón.
Si queréis una tarta facilita y ligera para finalizar una buena comida, os la recomiendo.

“Con esta receta participo en el “Concurso tu dulce estrella” organizado por El pucherete de Mari

lunes, 11 de marzo de 2013

Galletas de avena

Si la semana pasada os traje dos panes, esta viene cargadita de dulces, para que tengáis donde elegir.


Comienzo con estas galletas de avena que tenía yo ganas de preparar desde hacía tiempo. Quería una receta que no llevara mantequilla, pero me ha sido bastante complicado encontrarla. Al final, para hacerlas un poco más sanas, sustituí la mantequilla por aceite de oliva suave y, tanto fui variando las recetas que encontraba por la red, que me salieron estas mías.
A mí me han encantado; la avena le da un sabor especial que, combinada con las gotas de chocolate, a mí me parece delicioso.
Quizás están un poco más dulces de lo que yo estoy acostumbrada, pero esto teniendo en cuenta que a mí me gustan los dulces "poco dulces". Para la próxima yo le pondré un poco menos de azúcar.

Ingredientes:
(para unas 30 galletas)
  • 300 gr. de copos de avena.
  • 100 gr. de gotas de chocolate
  • 100 gr. de azúcar moreno
  • 100 gr. de azúcar blanquilla
  • 100 ml. de leche (yo usé desnatada, pero podéis utilizar la que tengáis en casa)
  • 150 ml. de aceite de oliva suave
  • 50 gr. de harina
  • 1 huevo
  • 1 cucharadita de esencia de vainilla
  • una pizca de sal.
Preparación:
Atención, que son más fáciles, imposible.

  • Precalentamos el horno a 200º.
  • Mezclamos todos los ingredientes en un bol grande, con la ayuda de una espátula o una cuchara de madera. Procuraremos que estén bien integrados, pero no se nos formará una masa como tal; es más bien una mezcla de ingredientes.
  • Con una cuchara, cogemos porciones de la mezcla anterior y las vamos poniendo sobre una bandeja de horno forrada con papel de hornear o con una base de silicona. Intentad que los montones, aunque grandes (a vuestro gusto), no sean muy gordos.
  • Horneamos a 200º durante 15-20 minutos. Si vemos que se nos empiezan a tostar antes por los bordes, las pinchamos con un palito en el centro para comprobar si están hechas; si es así, las sacamos. Si no, las tapamos con un papel de aluminio y las dejamos un par de minutos más: no tenemos que dejar que se nos quemen.
  • Dejamos enfriar un poquito sobre la bandeja y retiramos a una rejilla con cuidado de que no se nos rompan porque en este momento todavía están blandas.
    Dejamos que reposen sobre la rejilla hasta que se enfríen del todo.

Sugerencias:
Como casi todas las galletas, estas aguantan muy bien si se conservan en una caja de lata. Pueden aguantar más de una semana, tranquilamente.


Para merendar son una apuesta segura, acompañan de maravilla a un buen café o a un té, si lo prefieres y, ¿sabes que la cantidad de beneficios que nos aporta la avena?

Todavía puedes prepararlas para merendar esta tarde, se hacen en un plis plás
¡¡Feliz comienzo de semana!!

viernes, 8 de marzo de 2013

Pan para torrijas

¡Qué poquito nos queda para semana santa!
Y qué mejor forma de ir metiéndonos en situación que con un pan casero para preparar las típicas torrijas.

Reconozco que siento debilidad por las torrijas. No me emocionan demasiado los dulces típicos de las fiestas religiosas porque suelen ser demasiado dulzones para mi gusto. El turrón, mazapán y demás dulces navideños no me llama nada de nada.
Pero las torrijas, ay, las torrijas. Me pierden, de verdad que sí.

Además recuerdo con verdadero cariño todo el ritual que preparábamos en casa cuando éramos pequeñas para ayudar a mi madre a hacerlas. Por supuesto, suya es la receta de las torrijas que podéis ver aquí. Soy consciente de que es la típica receta tradicional de la que habrá cien mil variantes, en cada casa la suya, como pasa, por ejemplo, con el cocido, pero esta es "la nuestra". No la que hemos inventado nosotros, sino la que hacemos en casa desde que yo recuerdo.

El año pasado me quedé con ganas de hacer yo misma el pan para preparar las torrijas, así que este año, para que no se me echara el tiempo encima, empecé hace unos días, por eso de hacer más pruebas si no salía bien del todo, pero me ha gustado tanto esta receta que encontré en el blog "Mercado Calabajío", que creo que será la que haga de aquí en adelante.


Tiene una textura como de brioche y la miga lo suficientemente compacta como para que no se deshaga luego al remojar la rebanada en leche, pero suave. A mí me ha encantado, no solo el pan en sí mismo, sino el resultado final, las torrijas, que al final es lo importante.

Ingredientes:
(para dos barras de unos 400 gr. cada una)


  •  500 gr. de harina de fuerza
  • 250 ml. de leche.
  • 1 huevo para la masa y, opcionalmente, otro para pincelar las barras.
  • 50 gr. de mantequilla ablandada
  • 1 cucharadita de postre de azúcar
  • 1 cucharadita de café de sal
  • 15 gr. de levadura fresca de panadero.
Elaboración:
Yo, como casi siempre, hice un poolish utilizando 125 gr. de harina, 80 ml. de leche y 1 gr. de levadura. Lo dejé fermentar toda la noche para comenzar con la preparación del pan por la mañana. Podéis hacerlo si tenéis tiempo, pero personalmente creo que es uno de los panes en los que, si nos vemos apurados, mejor podemos prescindir del prefermento por el tratamiento que después le vamos a dar al pan: necesitaremos dejarlo un día o día y medio después de hechas las barras, para que se asiente y podamos trabajarlo mejor para hacer las torrijas.
  • Ponemos todos los ingredientes en la cubeta de la panificadora y seleccionamos el programa de amasado.
    Si no tenemos panificadora, amasamos a mano hasta conseguir una masa lisa y brillante, ligeramente pegajosa.
  • Dejamos levar, bien tapada la masa, en un lugar resguardado de las corrientes de aire, hasta que doble su volumen.
    O dentro de la panificadora si el programa de amasado continúa con función de levado.
  • Volcamos la masa sobre la superficie de trabajo ligeramente enharinada, trabajamos un poco para desgasificarla y dividimos en dos.
  • Con cada una de las dos mitades, hacemos una barra y la dejamos reposar ya en la bandeja de horno igual que antes: tapada y en un lugar resguardado de las corrientes de aire. Hasta que vuelva a doblar su volumen.
  • Precalentamos el horno y, mientras, podemos hacerles a las barras unas incisiones para facilitar posteriormente el corte de la barra. Yo no lo hice porque se me olvidó :-0
  • Pintamos las barras con huevo batido o con un poco de leche. Yo las pinté con leche, pero si queréis que queden más brillantes, usad huevo batido.
  • Las metemos al horno y horneamos a 200º durante 20 minutos, aproximadamente.
  • Sacamos y dejamos enfriar sobre una rejilla.
Recomendaciones:

  • Es mejor no hacer las torrijas inmediatamente: la miga del pan debe asentarse un poco para que no se desmenuce luego al mojarlo en la leche o en vino, si es que optáis por hacer torrijas de vino. Uno o dos días es lo que yo os recomiendo. Uno como mínimo.
  • Es un pan con la miga bastante densa, así que chupa bastante líquido a la hora de remojarlas. No escatiméis, que si no las torrijas saldrán secas. Si sois generosos en este punto, con este pan os saldrán unas torrijas de escándalo.
    Para muestra, dos botones:
Estas las ha hecho un familiar a quien regalé una de las barras.
Como véis, ella las deja remojadas en almíbar.

Y estas son las mías.
Yo prefiero dejar el almíbar a parte y que cada uno se riegue la torrija al gusto una vez servidas. Así quedan menos dulzonas.
Hasta que llegue la semana santa, aún estáis a tiempo de hacer el pan para preparar unas torrijas totalmente caseras, ¿os animáis?

No os olvidéis de consultar aquí si tenéis alguna duda sobre cómo hacerlas.

miércoles, 6 de marzo de 2013

Pan para hot dog y burguer

Llevo ya un par de semanas sin publicar ninguna receta de pan, pero no os preocupéis, porque para esta que ya está mediando, tengo dos pendientes que no quiero dejar pasar.
La que os traigo hoy es un imprescindible en una casa con niños porque, ¿a que niño no le gustan las hamburguesas o los perritos calientes? A los míos les encantan, aunque no es un menú que se prodigue mucho en casa, en especial el perrito caliente porque la salchicha no me inspira mucha confianza.
Pero bueno, de vez en cuando lo piden y ¿qué haces cuando, además, te piden que les hagas pan para comerse el perrito? Pues se lo haces, no te queda otra... 


Esta receta es, además, muy apropiada para cocinar con los niños. Suele gustarles mucho trabajar la masa y darles formitas. Sobre todo la cachorrita pequeña, lo disfruta un montón.

Ingredientes:
Para el poolish:
  • 150 gr. de harina de fuerza
  • 150 ml. de leche (entera o desntatada, al gusto)
  • 1 o 2 gr. de levadura fresca de panadero.
Para la masa:
  • Todo el poolish
  • 1 huevo
  • 400 gr. de harina de fuerza
    (Edito esta entrada para aclarar que, según se aprecia en las fotos, yo usé parte de harina integral. Unos 300 gr. No para el poolish, si no de estos 400 gr. que indico aquí, unos 200 eran de harina integral; soy una fanática de las cosas integrales, los cachorritos están acostumbrados desde bebés y les parece lo más normal. Me da la impresión de que ni siquiera "se dan cuenta").
  • 40 gr. de mantequilla
  • 7 gr. de levadura fresca de panadero
  • una chucharadita (de postre) de azúcar
  • una cucharadita (de café) de sal
Para decoarar:

    • dos cucharaditas de semillas de sésamo
    • 4 cucharadas de leche para pincelar

    Si lo deseamos, podemos prescindir del poolish y amasar todos los ingredientes de una vez. El resultado final será algo diferente, no en cuanto a textura, pero sí afectará probablemente al sabor y, por supuesto, a la conservación del pan ya que, sin el poolish, su duración será menor.
    Además, con estas cantidades que indico salen muchos panes. A mí me salieron 6 panes para hot dog, 5 hamburguesas y me sobró una cantidad de masa para una cosita que os contaré en otra ocasión. Si no necesitáis tanto podéis hacer dos cosas: reducir las cantidades a la mitad o hacer toda esta masa y congelar los panes cuando hayan salido del horno pero estén ya fríos. 
    Esta opción no la he probado nunca, pero tengo entendido que el pan se conserva bastante bien y sigue estando riquísimo tras descongelarlo. Me parece óptimo, sobre todo en este tipo de panes que no comeremos solos y que hasta podemos tostar.



    Elaboración:
    • Si optamos por preparar el poolish, lo hacemos la noche anterior, mezclando bien todos sus ingredientes y tapándolo después con un film transparente para que no se reseque.
    • Pasado el tiempo de reposo del poolish, cuando le tengamos burbujeante, ponemos todos los ingredientes en la panificadora y programamos el menú de amasado.
      ¿Que no tienes panificadora? pues toca amasar a mano, haciendo un volcán con la harina e introduciendo en el centro el resto de los ingredientes. La levadura la añadiremos al final.
    • Terminado el amasado hacemos una bola con la masa y la dejamos reposar en un lugar aislado de corrientes de aire y bien tapada. Si tienes pani, es más cómodo hacerlo en su interior. Deberá reposar entre una y dos horas, dependiendo de la temperatura, hasta que haya doblado su volumen.
    • Volcamos la masa sobre la superficie de trabajo, previamente enharinada, y la amasamos un poco a mano para desgasificarla.
    • Dividimos la masa en dos y tapamos una mitad con un paño de cocina (es para evitar que se reseque mientras trabajamos la otra mitad). Cogemos la primera mitad y la dividimos en porciones de unos 70 gr. aproximadamente. Estiramos cada porción con un rodillo y enrollamos bien apretadito.
      A partir de ahí, ya va en nuestra habilidad, darle la forma deseada: de perrito o de hamburgueas. En nuestra habilidad y en la de los cachorritos ayudantes ;)
      Nosotros hicimos la mitad de cada uno.
      En uno de los perritos, además, metimos dentro la salchicha, para papá, que lo había pedido expresamente. Fue una especie de "hot dog preñado".
    • Repetimos la operación con la otra mitad de la masa. Según vamos terminando cada bollito los vamos colocando en una bandeja de horno con papel parafinado.
    El perrito del centro es el que lleva la salchicha "incorporada"
    • Decoramos las hamburguesas con semillas de sésamo.
    • Tapamos bien y dejamos levar de nuevo hasta que doblen su volumen.
    • Precalentamos el horno mientras pincelamos los bollitos con leche o con huevo batido y los horneamos a 200º aproximadamente (con calor arriba y abajo), durante media hora, vigilando que no se nos quemen.
      Y utilicé dos bandejas: cuando la de arriba esté doradita, intercambiamos las bandejas para que cojan colorcillo también las otras.
    • Sacamos del horno y dejamos reposar sobre una rejilla. 

    Sugerencias:
    Están deliciosos todavía calientes, rellenos de lo que queráis. Los cachorritos, como no, de salchicha y ketchup:
    Este es el hot dog preñao. Una opción muy cómoda porque así la salchicha ya sale cocinada.
    Eso sí, recomiendo hacerlo así solamente si se va a consumir de forma inmediata. No sé cómo se conservaría de un día para otro.
    Pero yo preferí un relleno más "de madre": lechuga, tomate en rodajitas y bonito desmenuzado, con un buen chorretón de mayonesa:


    Al día siguiente seguían tiernos. Este es el desayuno que me acompañó a la oficina:


    Y, aún, alguno se fue por la tarde, a recoger a los cachorritos al cole relleno de embutido y de nocilla (no embutido y nocilla junto, uno con embutido y otro con nocilla):



    Se pueden tostar también para desayunar, ¡¡qué ricos!! 
    Así que veréis que son unos panes muy versátiles que repetiré para rellenarlos de una cosa que, a pesar de que eran para eso, me ha quedado pendiente: hamburguesas.


    Todavía estáis a tiempo de prepararlos para el desayuno y la merienda de mañana.

    ¡Feliz tarde de miércoles!