martes, 30 de abril de 2013

Dorayaki

Todo el que tenga niños pequeños (y no tan pequeños, anda que no llevan tiempo emitiendo estos dibujos en una cadena u otra) conocerá los dorayakis que come Doraemon.
No es que yo sea muy fan de esos dibujos; hay otros que me gustan bastante más, pero a los cachorritos sí, así que es una de las habituales en nuestra pequeña "caja tonta".

Yo pensaba que era un invento de la serie, una cosa rara que le gusta al famoso gato cósmico. Pero el otro día, brujuleando por alguna web de recetas tropecé con esta de los dorayakis y descubrí (de nuevo insisto en cuánto se aprende teniendo un blog de recetas) que ¡¡los dorayakis existen!!

Son un dulce típico en Japón. Cuenta la leyenda que los creó un campesino que cocinó este dulce por primera vez en un gong que alguien olvidó en su casa (ay que ver la de cosas raras que va perdiendo la gente por ahí). De esta manera, el dulce quedó con la forma circular del gong. Forma que tienen los dorayakis.

Aunque no los míos. He de decir que ricos estaban un rato, pero circulares lo que se dice circulares... no.
A mí me recordaron a los pancakes americanos. Yo es que soy muy intuitiva, porque nunca he probado los pancakes americanos, pero me da la impresión de que son un bizcochito así, de ese estilo, pero estos son súper ligeros y calentitos, recién hechos están muy muy ricos.

Dorayaki relleno de miel
Ingredientes:
(para unos 10 dorayakis pequeñitos)
  • 50 gr. de harina
  • 1/2 cucharadita de levadura tipo royal
  • 25 gr. de azúcar
  • 1 huevo
  • 1 cucharadita de esencia de vainilla
  • 25 ml. de agua
  • 1 cucharada de miel

Preparación:
  • En un bol tamizamos la harina y mezclamos con la levadura y el azúcar. Reservamos.
  • Batimos el huevo con las varillas, hasta espumarlo. Incorporamos la miel, la esencia de vainilla y el agua y batimos otro poquito, que esté bien mezclado y con espuma, para que salgan tan jugositos como me salieron a mí.
  • Mezclamos con los sólidos que teníamos reservados, procurando que no se baje la espuma y dejamos reposar al menos media hora.
    Yo lo dejé dentro del frigorífico porque estuvo algo más de media hora y me daba un poco de miedo que se estropeara.
  • Ponemos al fuego una sartén antiadherente y, sin engrasarla, la dejamos que se caliente bien.
    Si no es antiadherente, podemos echarle una gotita de aceite, pero una gotita solo, lo justo para que no se pegue y lo extendemos con un pincel de cocina.
    Yo usé sartenes cerámicas que van muy bien para estas cosas.
  • Cuando la sartén esté caliente, echamos la masa a cucharadas, con el fuego a media fuerza.
    Como yo los quería hacer pequeñitos, usé solo una cucharada para cada uno; si los queréis más grandes, aumentáis las cantidades.
    Dejamos que el dorayaki se haga por uno de los lados. Sabremos que está listo cuando la superficie que está a la vista se llene de burbujitas. Es el momento de darle la vuelta y dejarle que se haga por el otro lado, con cuidado de no quemarlo.
  • Sacamos y repetimos la operación hasta terminar con la masa. Si la sartén es grande, podemos hacer 2 o 3 a la vez, teniendo cuidado para que no se peguen entre sí, sobre todo cuando se está cocinando la primera cara.
  • Tradicionalmente los dorayakis se rellenan con una masa dulce, llamada anko, hecha con alubias rojas. Yo no me atreví a tanto: miel, nocilla y chocolate blanco -que se fundió por el calor de los dorayakis- fueron los rellenos elegidos en casa.  

Dorayaki con nocilla

Como veis, mis dorayakis no salieron muy redonditos. Quizá porque la masa estaba un poco líquida, no lo suficientemente espesa. Aún así, creo que merece la pena sacrificar la prefección estética porque estaban súper jugositos, muy tiernos, muy muy ricos.

Un desayuno o merienda ideal para los cachorritos.
Y para los mayores.

¡¡Feliz puente!!

viernes, 26 de abril de 2013

Pan de nueces con espelta integral

Este pan es maravilloso, es de los mejores panes que he hecho hasta ahora. He desayunado un restillo quen nos quedó de ayer y no he podido resistirme a traéroslo porque ha quedado de lujo.

Me apetecía hacer pan de nueces y lleva un ligero toque de miel que le queda fantástico. Si no os gusta la miel, es fácil prescindir de ella, pero a mí me encanta cómo ha quedado con ella. Y, sorprendentemente, ha quedado rico tanto como para mojar la salsita, como para acompañar la ensalada y para desayunar en forma de tostadas esta mañana.

No os lo podéis perder.



Ingredientes:
Para el poolish:
  • 150 gr. de harina de fuerza
  • 150 ml. de agua
  • 1 o 2 gr. de levadura de panadero.
Para la masa:
  • Todo el poolish
  • 180 gr. de harina integral de espelta (esta es de Int-Salim que me envió un lote de productos, tal y como os conté aquí)
  • 20 ml. de agua
  • un chorro de aceite de oliva
  • 4 o 5 nueces peladas y partidas en trozos
  • 1 cucharadita de café de sal
  • 1 cucharadita de postre de azúcar
  • 5-6 gr. de levadura fresca de panadero.
  • 1 cucharada de miel a temperatura ambiente, para pincelar los panes (opcional)
Elaboración:
ä La noche anterior elaboramos el poolish mezclando bien todos sus ingredientes. Lo dejamos tapado con un papel film.
No es necesario amasar, basta con mezclar.
ä Cuando el prefermento esté listo y burbujeante, lo echamos en la cubeta de la panificadora, junto con el resto de los ingredientes de la masa -como siempre, primero los líquidos y luego los sólidos-, salvo la mie y las nueces. Seleccionamos el programa de amasado. Dejamos que la máquina trabaje y le dejamos hacer el primer levado dentro.
Si no tenemos panificadora, este paso lo haremos a mano y, una vez bien amasado, dejamos que repose en un cuenco amplio ligeramente engrasado y tapado con un paño para que no se reseque.
ä Cuando la masa haya, aproximadamente, doblado su volumen, la volcamos sobre la superficie de trabajo ligeramente enharinada y la amasamos de nuevo para desgasificarla y la dividimos en dos partes.
Dejamos una de las partes tapada con un trapito y trabajamos con la otra mitad. En esta ocasión yo hice una barra mediana con una de las mitades de la masa y varias barritas con el resto. Esto será al gusto.
ä Formamos las barritas y las vamos dejando en una bandeja de horno forrada con papel de hornear.
ä Tomamos la mitad de la masa que teníamos reservada, la aplastamos un poco, incorporamos las nueces y volvemos a amasar para que se integren bien.
Damos la forma deseada y depositamos en la bandeja de horno con las demás.
ä Dejamos levar las barritas hasta que, de nuevo, hayan doblado su volumen. No nos olvidaremos de taparlas con un paño de cocina para que no se resequen.
ä Precalentamos el horno, al máximo, para que esté bien caliente y mientras greñamos las barras.
No soy ninguna experta con el greñado ni dispongo de un utensillo bueno para hacerlo, pero en esta ocasión creo que me han quedado bastante bien. Hay que hacerlo con decisión y sin miedo.
ä Una vez tengamos los cortes  hechos en las barritas, las pintamos con la cucharada de miel, con ayuda de un pincel de silicona. Si la miel está muy espesa, podemos calentarla un par de segundos en el microondas.
Si no queremos usar miel (por alergias, porque no nos guste), las pintamos solo con unas gotas de agua.
Normalmente se recomienda hornear los panes con un cuenco de agua en el interior del horno para que genera humedad y, así, la corteza salga crujiente.
A mí, sin embargo, me ha dado mejores resultados el método que os planteo: pintar la superficie con unas gotas (ojo, unas gotitas, no un chorro) de agua. Supongo que es verdad eso de que "cada maestrillo tiene su librillo".
ä Bajamos la temperatura del horno a 200 ºC y metemos nuestras barritas. Dejamos hornear unos 30 minutos, cuidando de que no se quemen y teniendo en cuenta que las barritas pequeñas tardarán algo menos en estar bien cocidas que la grande.



ä Sacamos del horno y dejamos reposar un poco sobre una rejilla antes de hincarle el diente.


Sugerencias:
  • Las barritas pequeñas son perfectas para la merienda de los niños o para un desayuno: probadlas con aceite de oliva virgen y una pizca de sal, ¡buenísimas!

  • Yo solo le puse nueces a la barra grande porque a los cachorritos, sobre todo al mayor, no le van mucho, pero de verdad que a mí me ha parecido delicioso y, aunque no tenía muy claro cómo iba a contrastar el sabor al comer el pan con la comida, he de decir que no le he encontrado más que matices ricos.
    A mí, desde luego, me ha encantado.
  • A falta de harina de espelta integral, podéis sustituirla por cualquier otra: trigo integral, harina de fuerza blanca o incluso centeno.
Aquí os dejo una foto del corte, para que apreciéis bien las nueces:



Os recomiendo este pan para el fin de semana: si vais a come fuera, os ofrecéis a llevar el pan y preparáis un par de estas barritas. No quedarán ni las migas.

jueves, 25 de abril de 2013

Macarrones con salchichas

Lo que se aprende teniendo un blog de cocina: estaba buscando información sobre la quinoa para contárosla como entradilla a la receta de hoy y he descubierto que no es un cereal como yo creía, no, es un pseudocereal. Eso significa que no pertenece a la familia de las gramíneas como el resto de los cereales, pero se asemeja a ellos por su alto contenido en almidón.
Sí sabía yo de sus grandes propiedades nutricionales debido a su contenido en aminoácidos y la alta cantidad de proteínas que tiene. Por ello es un alimento muy apropiado para las dietas vegetarianas.

Por variar, quise prepararles a los cachorritos un plato de pasta muy versión infantil, con su salchicha y todo. No sé qué tienen la pasta, las salchichas y el tomate frito que hacen que muy pocos niños puedan resistirse a ellos.
Por eso muchas veces me aprovecho de ello y les preparo platos ricos para ellos y sanos.

En esta ocasión, elegí los macarrones de quinoa con que me obsequió Planeta Huerto.


Planeta Huerto tiene en su página web un montón de cosas (no solo alimentación, también jardinería, ropa, productos de cosmética e higiene) perfectos para un hogar y una vida más sostenible.


Estoy deseando probar ese arroz basmati y las algas. Ya os contaré.


De momento, vamos con la receta de hoy.
Ingredientes:
  • Un paquete de macarrones de espelta. Si no los tenemos de espelta, nos valdrán los de trigo normales, pero ¿porqué no probáis? son sorprendentemente parecidos y, a la vez, con un gusto especial.
  • 2 salchichas (de carnicería mucho mejor, a mí no me gustan las de tipo frankfurt) por persona. También podemos usar las salchichas vegetales, como las que veis en la imagen de aquí arribita, ¡estaban buenísimas!
  • 2 dientes de ajo
  • aceite de oliva
  • 1/2 vaso de vino blanco
  • sal
Elaboración:
  • En una cazuela amplia, ponemos a cocer litro y medio de agua. Cuando esté a punto de hervir, echamos una cucharada de sal y un chorro generoso de aceite de oliva. Cocemos la pasta siguiendo las instrucciones del paquete ya que cada tipo de pasta requerirá un tiempo de cocción diferente.
  • Mientras tanto, en una cazuela con fondo grueso o en una sartén echamos un fondo de aceite de oliva y los dientes de ajo partidos al gusto.
  • Cuando esté caliente, echamos las salchichas enteras, les damos unas vueltas para que cojan colorcito y añadimos el vino blanco. Dejamos reducir a fuego medio unos 5 minutos. Reservamos.
  • Escurrimos la pasta y reservamos.
  • Troceamos las salchichas y, en la misma sartén donde las hemos cocinado, añadimos la pasta. Le damos unas vueltas para que se integren bien los sabores y servimos calentito.
¿Véis qué sencillo? Se puede tener una cena en un plis plas y hacerla sana y apetitosa.

Sugerencias:
  •  Podemos añadirle algo de verdura a plato y ya lo bordamos: unos ramilletes de broccoli salteado junto a las salchichas sería perfecto. O si os gusta el pimiento, unas tiras de pimiento verde pueden resultar geniales. Lo que pasa es que tratándose de una receta infantil, no creo que tuviera mucha aceptación (aunque mis cachorritos el broccoli se lo comen estupendamente; tanto que papá dice que somos la familia que más broccoli consume de España jijiji)
  • Os recomiendo tener un bote de tomate frito -natural si es posible- a mano. Ya sabéis que a los peques les encanta bañar todo y muy especialmente la pasta con montones y montones de tomate.
Os veo mañana, pero tengo dudas sobre si traeros una receta dulce o un pan maravilloso.

lunes, 22 de abril de 2013

Bagels

La propuesta de Bake the world para este mes de abril eran bagels.
Lo cierto es que yo llevaba tiempo con ganas de prepararlos, así que, ¡qué mejor excusa!

Los bagels son unos panecillos con forma de aro, agujero en el centro incluido, típicos de la ciudad de Nueva York (eso parece, yo nunca he estado allí) aunque de origen judío, cocinado por primera vez en Polonia, como "competidor" a otro pan, el bublik, un pan más delgado que el bagel, propio de la cuaresma.

Yo he seguido, básicamente, la receta de Hilmar, pero he utilizado harina de fuerza, en lugar de la harina de todo uso y de repostería que ella propone.
Además, me quedé sin semillas de sésamo, que suelo tener siempre en mi cocina, así que improvisé y el "topping" que suele ser con estas semillas o con las de amapola, fue sustituido por linaza.


Es un pan curioso porque antes de cocerlo en el horno, se pasan por agua hirviendo, lo cual da como resultado una corteza suave y una miga densa y sabrosa. Quedan fantásticos tal y como lo presento en la foto, con una loncha de salmón ahumado y vuelve a ser una receta ideal para que los cachorritos nos ayuden, especialmente en la parte de formado.
La mía pequeña se dedicó a hacer bagels de tamaño mini, monísimos, que por desgracia no llegaron vivos a la sesión de fotos que, por cierto, se hicieron en un día campestre; de ahí el plato tan de otra época que luce. Pero el bagel tiene una buena cara, ¿verdad?

Ingredientes:
Para la masa:
  • 510 gr. de harina de fuerza
  • 30 gr. de azúcar
  • 20 gr. de mantequilla a temperatura ambiente. Yo utilicé mantequilla Imperial con sal porque hacía pocos días que me habían enviado una muestra de sus productos.
    Si no tenéis mantequilla con sa, podéis usar mantequilla sin sal y añadir, además, 7 gr. de sal a la masa.

  • 7 gr. de sal (solo si la mantequilla que usáis no lleva)
  • 300 ml. de agua.
  • 10 gr. de levadura fresca de panadero.
Además, necesitarás:
  • semillas de sésamo, lino, amapola u otra semilla pequeña para decorar.
  • 1,5 litro de agua con una cucharada sopera de miel, para cocer los bagels tras el formado.
  • Una espumadera del mismo tamaño que los bagels (o mayor) para sacarlos rápidamente del agua.
Elaboración:
  • Ponemos todos los ingredientes de la masa en la cubeta de la panificadora y seleccionamos el programa de amasado con levado.
    Si no tenemos panificadora, amasamos a mano hasta que estén bien integrados todos los ingredientes y se forme una masa brillante.
  • Hacemos una bola y dejamos reposar durante una hora en un lugar cálido libre de corrientes de aire. O dentro de la panificadora tapada.
  • Volcamos la masa sobre la superficie de trabajo, amasamos un poco para desgasificar y la dividimos en 12 o 14 porciones.
  • Ponemos en una cazuela amplia a hervir el agua y la cucharada de miel y preparamos un cuenco grande con las semillas que hayamos elegido para decorar. Mientras tanto, vamos formando los bagels.
  • Con cada porción hacemos primero un churrito -"es como hacer plasti, mamá", fue la observación de la cachorrita pequeña- y luego pegamos bien los extremos entre si para darle la típica forma como si fuera una rosquilla.
  • Se dejan reposar entre 10 y 20 minutos, mientras vamos formando los demás.
  • Terminado el último bagel, si el agua ya está hirviendo, los introducimos uno a uno. Deberán estar en el agua entre 45 segundos y un minuto, hasta que el bagel salga a la superficie. Lo rescatamos del agua con la espumadera, lo escurrimos ligeramente, pasamos una de sus caras por el cuenco con las semillas que se quedaran pegadas gracias a la humedad y dejamos reposar en una bandeja de horno forrada con papel de hornear.
  • Procedemos de igual manera con el resto de los bagels. Esta operación la haremos de uno en uno o, como mucho, de dos en dos, para que no se peguen en el agua y para que nos dé tiempo a sacar uno y pasarlo por las semillas antes de ir al rescate del siguiente.
  • Dejamos reposar en la bandeja de horno unos 15 minutos, mientras precalentamos el horno a 200ºC.
  • Horneamos durante 30 minutos y, cuando estén doraditos, los sacamos y los dejamos reposar sobre una rejilla.
Están deliciosos, un sabor delicado con una corteza suave, muy muy ricos. Son ideales para llevar a una merienda campestere -como fue mi caso- o para una celebración informal, como pienso hacer en un futuro que ya tengo en mete.
Para repetir, sin duda; no os los podéis perder.

domingo, 21 de abril de 2013

Muffins de vainilla y pepitas de chocolate

Vale, síííííííí, he caído.
La primera vez que hice magdalenas escribí la receta en este blog reivindicando las magdalenas porque me gustan, porque son más nuestras, más de toda la vida y porque me saben a mi infancia.
Y llevo un año haciendo magdalenas, de diferentes tipos, con fruta, sin fruta, con distintas harinas, pero magdalenas esponjosas y alveoladas.

Pero no paro de ver muffins en otros blogs y he caído en sus redes. 
Se puede decir que los muffins son la versión americana de nuestras magdalenas, la masa más enriquecida (con yogur, mantequilla, nata, trozos de fruta, chocolate, aunque esto último ya lo hemos incorporado nosotros a las magdalenas), jugosa, ligeramente húmeda, pero más compacta, menos alveolada que las nuestras.
Distintos, a su vez -nada que ver-, de los muffins ingleses, que son unos bollitos de masa panadera riquísimos (tengo pendiente subir la receta, a mis cachorritos les han encantado recién hechos) más del estilo, salvando las distancias, de los molletes.

Bueno, no voy a enredar más la cosa. Os presento mis primeros muffins, receta del blog de Sara, La cocina de los Elfos, y adaptada ligeramente al contenido de mi nevera y a mis manías:



Ingredientes:
  • 260 gr. de harina de repostería (por ser la primera vez, no he querido meterme en berenjenales de harinas especiales; todo se andará)
  • 135 gr. de azúcar
  • 2 cucharaditas de levadura tipo royal
  • 150 gr. de chips de chocolate al gusto; yo utilicé los que tenía que eran negros.
  • una pizca de sal
  • 110 ml. de aceite de oliva suave.
  • 2 huevos
  • 200 ml. de leche evaporada
    (la receta original pedía un yogur natural y completar hasta 200 ml. con leche; como no tenía yogur ni quería usar nata por aquello del colesterol y, además, tenía un bote de leche evaporada abierto, improvisé)
  • 1 cucharadita y media de esencia de vainilla.


Elaboración:
(me decanté por los muffins esta vez porque son más rápidos de preparar que las magdalenas ya que nos ahorramos la hora de reposo que estas exigen)
  • Precalentamos el horno a 180 ºC y preparamos las cápsulas de los muffin. Es mejor ponerlas dentro de algún soporte para que no se abran en exceso y nos queden feos; se pueden usar unas bandejitas que venden especiales para tal fin o, como hacía yo antes de tenerlas, flaneras de aluminio reciclables.
    Bueno, estas son, supuestamente, de un solo uso, pero se pueden reutilizar perfectamente muchíiiiisimas veces.
  • En un bol amplio mezclamos a mano todos los ingredientes secos: la harina, la levadura, el azúcar, la pizca de sal y los chips de chcoolate.
  • En otro bol a parte mezclamos los ingredientes líquidos: la leche evaporada, el aceite y los huevos.
    El secreto de los muffins es no incorporar demasiado aire a la mezcla, así que es mejor trabajar con unas varillas, pero a mano, no con la batidora eléctrica. No es difícil y tampoco pasa nada si el aceite no queda totalmente mezclado con lo demás.
  • Ahora tenemos que verter la mezcla líquida sobre los ingredientes secos y remover, también a mano, con unas varillas o con una pala de silicona, hasta que toda la harina se humedezca por completo. Una vez logrado esto, dejamos de remover.
    Recordad: no incorporar aire a la mezcla para que no queden alveolos.
  • Rellenamos las cápsulas que teníamos preparadas en sus soportes con la mezcla ayudándonos de una cuchara o, como yo, de una jarrita de la plancha. Cualquier instrumento que tenga un pico para verter nos ayudará bastante a "atinar" y no dejar parte de la masa fuera.
  • Metemos al horno y los subimos a 200 ºC. Dejamos hornear durante unos 10 minutos, vigilando para que no se quemen. Estarán listos cuando pinchemos con un palito y salga limpio, como siempre.
  • Sacamos del horno, dejamos que se templen para no quemarnos y los sacamos de sus soportes para pasarlos a una rejilla hasta que se enfríen.

Observaciones:
El interior de los muffins tiene que estar ligeramente húmedo, no seco, así que tendremos que tener cuidado con el horneado. Yo he observado que estos míos necesitaron un poco más de horno que las magdalenas, pero no nos excedamos, no vaya a ser que se nos sequen demasiado.

A pesar de mis reticencias, me han gustado bastante estos muffins y creo que tendré que seguir experimentando con ellos, con diferentes mezclas. 
Para mí, la ventaja fundamental respecto a las magdalenas es que son muuuucho más rápidos de preparar: las magdalenas necesitan que se incorpore bastante aire a la mezcla y eso exige batir el huevo durante mucho tiempo hasta que espume y, después, tras incorporar el resto de los ingredientes y continuar batiendo para que el aire no se escape, tienen que reposar al menos una hora en el frigorífico. El hecho de que la masa esté fría al meterla en el horno facilita que nos salga un copete bonito y más alto -aquí se ven claramente- que en los muffins y el aire que hemos incorporado a la mezcla hace que el resultado sea más ligero y alveolado.

Pero están ricos también estos muffins y yo creo que el secreto es hacerlos con mimo para que nos sepan deliciosos.

Un domingo más, os lo traigo como propuesta para un desayuno especial. Pero si no llegáis, ¿qué tal para la merienda?

sábado, 20 de abril de 2013

Cómo no hacer una tarta Dobos. Desafío en la cocina.

Yo no soy repostera, por eso las tartas que tengo en este blog son muy sencillitas, casi básicas.
Pero cuando llegó la propuesta del Desafío en la cocina de este mes, me tuve que poner manos a la obra. No me quedó otra.
Y pasó o que pasó: que salió un churro, no una tarta.

Mi primer impulso fue no publicarla y así se lo hice saber a las organizadoras de este mes, las hermanas del blog La cocina de Camilni.
Luego me acordé de algunos blogs del grupo que tienen una sección de desastres porque a todos nos pasa que alguna vez, más de las que quisiéramos, de hecho, lo que cocinamos sale fatal. Nos pasa hasta con las recetas más sencillas, así que no os quiero ni contar lo que ocurre cuando se trata de hacer una tarta laboriosa.
También recordé la primera vez que mi querida Mila, de Milicocinillas, hizo dónuts. Recuerdo su entrada, con lo divertida que es ella, recomendando que no hiciéramos su receta porque le había salido un desastre; decía algo así como que "en la cocina, unas veces se gana y otras se pierde".
Pues esta vez, yo he perdido. 
Y que conste que a Mila luego le salieron unos dónuts estupendos; todo es cuestión de perseverar porque de los errores que hemos cometido (también en la cocina) también aprendemos.

Así que hoy publico esta entrada en honor a este gran grupo al que pertenezco desde hace unos meses porque sin sus ánimos no lo habría hecho.
Por supuesto, no os voy a dar la receta de la tarta Dobos, para eso podéis ir al blog del Desafío en la cocina, pinchando aquí y ver todas las propuestas de mis compañeros. Todas mejor que la mía y seguro que alguna os encaja.

Yo, por mi parte, paso a contaros lo que no debéis hacer y creo que sé dónde radica mi mayor error. No debéis:
  • Dejar la elaboración de la tarta para el último día, sobre todo si no eres una repostera consumada. Piensa que te puede salir un churro como el mío y que si no tienes margen de maniobra, es decir, tiempo para repetirla, te has quedado sin tarta. En esta ocasión "sólo" era para el desafío del mes (y solo es un eufemismo en este caso, pueden dar fe todos mis compis), pero ¿y si hubiera sido para un cumple de alguien especial? eso sí que habría sido un desastre total.
    Cierto es que yo no lo dejé literalmente para el último día ni la hice en uno solo, pero sí que era mi último día posible: es una tarta laboriosa que debe hacerse en varias etapas.
  • Utilizar una base de bizcocho que nunca antes habéis probado. No sabéis cómo va a salir. Podéis acertar o podéis no acertar, como me pasó a mí. Y eso que estoy convencida de que la receta de bizcocho es buena y pienso volver a hacerla para asegurarme. Pero no valió para esta ocasión.
  • Utilizar chocolate de cobertura para las capas intermedias. Se queda duro como una piedra y este fue mi error fatal. Sin este, todo lo demás habría podido subsanarse aunque el aspecto distara mucho de ser bonito. Pero este fue el que mató mi tarta :(( Nunca antes un chocolate de cobertura se me había quedado tan duro como en esta ocasión y mira que lo he usado veces; pues nada, después de fundirlo y utilizarlo entre capa y capa de bizcocho, solidificó y se quedó como el marmol. Peor que la capa de caramelo. O cerca.
    Lo curioso es que cuando, también para el desafío kitchenero, tuvimos que hacer bombones, tuve que dejar de lado la primera tanda porque no había manera de que el chocolate solidificara: se los comío la cachorrita a cucharadas, diciendo que eran natillas de chocolate, no os digo más.
    Pues en esta ocasión, que necesitaba justo lo contrario, el chocolate se quedó tan duro que ya no hubo manera de arreglar nada.
Este es mi churro. Perdón, mi tarta. La tarta que nunca debéis hacer:

La verdad es que es una lástima: aunque no os lo creáis, una se pasa el mes entero esperando a que llegue el día de publicación de la receta del desafío (el día 20 de cada mes) y cuando pasa una cosa de estas, se queda un poco chafadilla.

Es por eso que espero que la sorpresa que nos tienen preparadas las desafiadoras para el próximo mes de mayo me traiga un pelín más de suerte porque estamos todos de los nervios esperándola como agua de mayo. Y nunca mejor dicho.

¡¡Feliz finde!!

jueves, 18 de abril de 2013

Lentejas con arroz

Cuando mi mami lea esta receta me va a matar, seguro. Anda que no se las he hecho pasar canutas toda la vida con las lentejas. Que no me gustan y que no me gustan. Y de ahí no me sacaban.
A veces las llenaba de barquitos (¿no dicen que las legumbres hay que comerlas con cereales para conseguir proteínas de alta calidad? Pues yo llenaba el plato de pan) y otras, la mayoría, mi madre tenía preparado algún resto del día anterior que a mí sí me gustara para que, el día que tocaba lentejas, yo comiera sin refunfuñar.

Y ahora voy yo, preparo las que me mandó Int-Salim, lentejas pardiñas de cultivo ecológico, las pruebo (porque los cachorritos tienen que saber que lo que no nos gusta también hay que comerlo; en vez de un plato hasta arriba, un plato más chiquitito, pero también se come) y resulta que me parecieron buenísimas.
Y que conste que no era la primera vez que las preparaba en casa, eh, que a los cachorritos sí les gustan y las legumbres son una sana costumbre de nuestra dieta que no puedo dejar de darles con cierta frecuencia.

Antes de contaros cómo las hice, tengo que hablaros del lote de productos que me envió la empresa Int-Salim, fabricantes y distribuidores de productos ecológicos y dietéticos. Os recomiendo que os deis un paseíto por su web para ver la cantidad de cositas que tienen.


Me puse loca de contenta porque tenía todo una pinta que no os podéis ni imaginar. Además de las lentejas, he probado ya el salvado de avena (qué pan más rico me hicieron los cachorritos, esta semana sin falta lo veréis), la harina de espelta y he dado buena cuenta de esas cookies tan ricas, también de espelta.
Desde aquí les agradezco el detalle. Conseguir reconciliarme a mí con las lentejas tiene su mérito, que se lo pregunten a mi mami.


Lo que aún tengo pendiente de probar es ese aceite de oliva que tiene un color... ¡qué color! Se merece un desayuno tranquilo un fin de semana con unas tostadas hechas con un pan casero especial. Todavía no he decidido cuál será.

Y ahora, vamos con las lentejitas.

Ingredientes:
  • 2 medidas de lentejas.
    Como medida podemos tomar cualquier cosa: un vasito o algún cubilete que tengamos especial para medir las cosas en nuestra cocina. Lo que importa es que lo que hayamos usado para medir las lentejas, tendremos que usarlo para medir también el agua.
    Procuraremos que el medidor no sea excesivamente grande, a no ser que queramos que sobren lentejas para congelar (es otra muy buena opción porque la legumbre aguanta genial el congelado y nos puede servir para tener comida sana lista para un día de prisas)
  • 8 medidas de agua
  • Un chorizo para guisar, el que más nos guste.
  • Una cebolla
  • Un tomate maduro
  • Verduras al gusto (puerro, zanahoria, pimiento)
  • 3 o 4 costillas de cerdo. O un cuarto trasero de pollo
  • Una punta de jamón.
Elaboración:


  • Lavamos ligeramente las lentejas. No hace falta dejarlas en remojo, como otras legumbres más grandes. Escurrimos.
  • Lavamos las verduras y las picamos muy finitas (yo lo hago con la picadora para que quede casi puré y no se noten tropezones luego en el caldo) incluido el tomate. Las sofreímos en la olla con un chorrito de aceite.
    Para aligerar el plato podemos saltarnos este paso.
  • Añadimos el resto de los ingredientes: las lentejas lavadas, el chorizo, la carne elegida, el agua y la punta de jamón.
  • Cerramos la olla y la programamos según cada modelo. Suele venir indicado en la tapa o en las instrucciones el tiempo recomendado para cada alimento. En mi olla a presión son 20 minutos desde que sube el pitorro; en la cocifácil se selecciona el menú legumbre, media presión, 15 minutos.
    En esta ocasión yo usé la cocifácil porque tiene la ventaja de que la puedes dejar programada y bajarte al parque con los cachorritos y, qué queréis, para mí eso es una ventaja impagable: te despreocupas y tienes la comida hecha mientras tú disfrutas.
  • Cuando la olla pierda la presión, la abrimos y aquí tenemos varias posibilidades. En casa, como con casi todas las cosas, tenemos gustos diversos:
    ä Las chicas (¿por qué coincidiremos siempre en gustos culinarios?) las preferimos con arroz. Solo hay que apartar la cantidad que se vaya a consumir -aproximadamente dos cazos por persona-, ponerlas en una cazuela más pequeña y añadir un puñadito de arroz por comensal. Lo dejamos cocer a fuego lento aproximadamente 10 minutos, hasta que el arroz esté cocinado.
    ä El cachorrito mayor las prefiere sin arroz. Pues tal cual salen de la olla, se sirven. Yo le animo a que las acompañe de un poco de pan, por lo que os comenté al comienzo de la entrada: es conveniente que las legumbres se consuman con cereales, para conseguir proteínas de alto valor biológico, muy saludables y fácilmente aprovechables por el organismo.
    ä A papá hay que hacerle puré de lentejas. Sin comentarios.

Sugerencias:
Considero que este plato es tan completo que no hace falta un segundo. Para mí un buen plato de lentejas (pardiñas de int-salim, por favor) y una pieza de fruta para terminar es una comida equilibrada y muy sana. No necesito nada más.

Disfrutad del jueves soleado, que no sabemos lo que aguantará, ¿habrá llegado la primavera para quedarse?

domingo, 14 de abril de 2013

Pan de dos chocolates. Receta de Xavier Barriga.

Hoy os invito a un desayuno especial para el fin de semana.

La receta la he sacado de un libro que me regalaron para mi cumple y que está lleno de panes riquísimos (lo sé aunque aún no me ha dado tiempo de probar más que este que os presento hoy):

Estuve ojeándolo con los cachorritos y fueron ellos los que decidieron cuál haríamos primero. Como no podía ser de otra forma, eligieron un pan que llevara chocolate (los niños y el chocolate, qué relación tan apasionante). Lo bueno es que lleva chocolate blanco y chocolate negro, así los dos quedan contentos porque tengo dos niños y dos gustos diferente en cuanto a chocolates y en cuanto a casi todas las demás cosas.

Yo he modificado ligeramente la receta para adaptarla a nuestros gustos (Xavier Barriga incorpora pistachos a la masa) y a mi logística.
Os daré la receta que yo he usado y unos apuntes con los que creo que se puede mejorar y que usaré para la próxima vez que la prepare.
Ingredientes:
Para el prefermento:
  • 150 gr. de harina de fuerza
  • 150 ml. de leche
  • 1 o 2 gr. de levadura fresca de panadero.
Para la masa:
  • Todo el prefermento
  • 100 gr. de harina de fuerza
  • 30 ml. de agua.
  • una cucharadita de café de sal
  • 2 cucharadas soperas de azúcar (esta fue la cantidad que yo le eché. Para la próxima, añadiré algo más porque, para mi gusto -y eso que no soy muy dulzona- le faltaba algo de azúcar)
  • 4 gr. de levadura fresca de panadero
  • 10 gr. de mantequilla
  • 2 cucharadas soperas de cacao en polvo
  • 1/2 tableta de chocolate para postres (negro)
  • 1 tableta de chocolate para postres (blanco)
  • Un huevo para pincelar (opcional)
Elaboración:
  • Prepararmos el prefermento mezclando todos sus ingredientes con una antelación de entre 8 y 12 horas. Ahora que se acerca el buen tiempo (¿¿¿seguro???? no sé si creérmelo) quizá necesitemos algo menos.
  • Mezclamos todos los ingredientes de la masa -incluyendo el prefermento-, salvo los chocolates y el cacao en la panificadora. Dejamos el primer levado dentro de la máquina.
  • Pasado este tiempo, volcamos la masa en la superficie de trabajo y amasamos un poco para desgasificar. Será una masa blanda y bastante pegajosa: si lo necesitamos, nos untaremos las manos con aceite de oliva.
  • Dividimos la masa en dos mitades y reservamos una tapada con un paño para que no forme costra.
  • Tomamos la otra mitad y la mezclamos con el chocolate blanco previamente fundido. Yo utilicé, de nuevo, el programa de amasado de la panificadora. 
  • Retiramos y mezclamos la otra mitad con el cacao en polvo y con el chocolate negro fundido y amasamos.
  • Mientras tanto, vamos extendiendo la masa de chocolate blanco con un rodillo hasta lograr una masa más o menos rectangular, de un centímetro de grosor. Reservamos tapada con un paño mientras hacemos lo mismo con la masa de chocolate negro.
  • Colocamos una capa encima de la otra y presionamos ligeramente para que se queden bien pegaditas.  Enrollamos bien firme y, con un cuchillo bien afilado, cortamos rodajas de 1 dedo de grosor que vamos disponiendo en una bandeja de horno forrada con papel de hornear (en mi caso, con una placa de silicona especial para este menester)


  • Tapamos con un paño para que no se reseque y dejamos levar una hora como minímo.
  • Cuando hayan doblado su volumen (mirad en las imágenes como se ve la diferencia en el grosor de las capas después de este segundo levado) pintamos con huevo batido y metemos en el horno, previamente precalentado, a 180º durante 10 minutos.
    Hay que tener en cuenta que son piezas muy pequeñitas, por lo que tardan en hornearse bastante menos que si hiciéramos un pan grande. 

  • Sacamos del horno y, con cuidado de no quemarnos, dejamos enfriar sobre una rejilla.


Mirad qué corte tan bonito tiene, gracias a haberlo enrollado como os he explicado antes:


Sugerencias:
  • Yo aumentaría (y de hecho, para la próxima vez, lo haré) las cantidades de azúcar y de chocolate, sobre todo de chocolate blanco, para que el sabor sea más intenso. Fue una de las críticas -constructivas- del cachorrito mayor: "mamá, yo creía que iba a saber más a chocolate blanco".
  • Recién hecho está muy rico así, tal cual. Pero cuando se enfría, como está para morir, es tostadito y con un poco de buena mantequilla untada. Acompáñalo de un zumo de naranja y es una merienda para chuparse los dedos.


Con esta receta quiero participar en el sorteo que Esmeralda, del blog Recelandia organiza porque sí, porque le apetece. ¿A que es maja?
Si queréis participar, pinchad aquí para informaros de los pasos a seguir. Además, menudo lote de premios que ha preparado. Merece la pena, de verdad que sí.

viernes, 12 de abril de 2013

Berenjenas con miel

Hace varios días recibí un estupendo lote de Enterbío, una empresa que se dedica a la distribución de productos ecológicos, productos de calidad, cultivados y criados por personas que han apostado por lo realmente bueno. Para facilitar las cosas, Enterbio ofrece la posibilidad de hacer la compra por internet. Podéis conocerles pinchando aquí.

Como os digo, me enviaron un lote de productos muy muy chulos y muy ricos; podéis verlos en las fotos:



A mí me ha emocionado mucho recibir estos productos. Os aseguro que, si pudiera permitírmelo, elegiría siempre cocinar con productos ecológicos, libres de químicos, pesticidas y respetuosos con el medioambiente.


Además, que, en serio, la diferencia en el sabor también es apreciable.


Pues bien, viendo tanto producto fresco con esa pinta tan estupenda y esas berenjenas que no os podéis ni imaginar como estaban porque las fotos no les hacen justicia, decidí preparar unas berenjenas con con miel que hacía mucho tiempo que no preparaba y que son bien sencillitas. ¡¡Pero si hasta la miel me la enviaron ellos!!
Aprendidas de mi mami, por cierto, como tantas cosas que cocino.

Ingredientes:

  • Una berenjena bien fresca.
  • 2 o 3 cucharadas de tomate frito
  • harina
  • 4 cucharadas de miel (en esta ocasión, miel de romero de Antonio Simón, de producción ecológica, que estaba incluida en el lote que me envió Enterbio. Pero podéis usar cualquier otra que os guste).
  • Sal
  • Aceite de oliva
  • Leche (opcional)
Elaboración:
  • Pelamos la berenjena y la cortamos en rodajas finitas.
  • Ponemos las rodajas de berenjena en una fuente o en un bol grande y las dejamos en remojo, con leche, durante media hora aproximadamente. Es para evitar que luego amarguen.
    Este paso os lo podéis saltar si el amargor de la berenjena no os resulta desagradable o si tenéis algún tipo de intolerancia o alergia en relación con la leche.
  • Napamos el plato en el que vayamos a servir, con el tomate frito y una cucharada de miel.
  • Salamos las rodajas de berenjena y las pasamos por harina.
  • Freímos en abundante aceite de oliva bien caliente, unos minutos solo, para que se queden crujientitas. Pasamos por papel de cocina para que absorba el exceso de aceite
  • Disponemos las rodajas de berenjena ya fritas sobre el tomate frito y regamos con el resto de la miel.
  • Se sirve recién hecho, cuando la berenjena está todavía caliente y crujiente.


Observaciones:
  • En este plato he usado una sola berenjena porque solo lo tomé yo y, además para cenar. Si lo queréis preparar como entrante o guarnición para dos personas, por ejemplo, yo lo dejaría tal cual.
    Si la idea es usarlo como primer plato, una berenjena por persona estará bien. También dependiendo del tamaño porque estas que usé yo eran más bien chiquititas.
  • La berenjena se puede dejar sin pelar, si os gusta de este modo. Yo prefiero pelarla, pero eso ya va en gustos personales. Si es así, lavadla bien.
He preparado más cositas con los productos que me ha enviado Enterbio, pero os las iré enseñando poco a poco. Sí os adelanto que con el aguacate preparé una ensalada muy sencilla y muy rica. Servida en la propia cáscara vacía del agucate puede ser, junto con la berenjena un picoteo ideal para una cena ligera y sana de fin de semana, ¿os animáis?

lunes, 8 de abril de 2013

Merluza gratinada

El pescado me parece una fantástica opción, especialmente para las cenas porque en general es más ligero que las carnes y, además, se cocina mucho más rápido. Si, encima, elegimos el horno, no manchamos y en media hora, como mucho, tenemos la cena preparada, ¿qué más queremos?

Así que hoy os propongo una cena resultona y sabrosa a base de merluza, ¿os animáis?


 Ingredientes:
  • Un par de filetes de merluza por persona. Yo la prefiero fresca y suelo comprarla en filetes en vez de en rodajas porque de esta manera el pescadero te quita la mayor parte de la espina y eso, los que tenéis niños pequeños lo sabéis, facilita mucho la vida. La mía y la de los cachorritos.
  • Gambas congeladas (cantidad al gusto)
  • Dos dientes de ajo
  • Un chorretón de aceite de oliva
  • mayonesa (1 o 2 cucharadas por persona)
  • medio vaso de vino blanco.

Preparación:
  • Precalentamos el horno a 180º C.
  • Lavamos bien los filetes de merluza, salamos al gusto y reservamos.
  • En el fondo de una fuente apta para el horno, echamos un chorretón de aceite de oliva y ponemos los dos dientes de ajo cortados al gusto y las gambas. Pueden estar sin descongelar, no pasa nada, se descongelarán fácilmente con el horneado.
  • Sobre la cama de gambas colocamos los filetes de merluza y el medio vaso de vino blanco.
  • Metemos al horno, en la parte alta del, durante 15 minutos.
  • Sacamos la bandeja del horno, extendemos la mayonesa por encima del pescado y volvemos a meter al horno otros 15 minutos. Si nuestro horno tiene grill, lo encendemos para que la mayonesa se gratine y quede doradita, como véis en la foto.
  • Sacamos del horno y servimos calentito.


Observaciones:
  • Acompañado de una ensalada de lechuga y tomate, tenemos una cena ligera y completa y muy muy rica.
  • Se puede preparar al horno, tal y como os he indicado, o en la olla cocifacil. En este caso, disponemos todos los ingredientes, tal cual está explicado en la receta y seleccionamos el menú horno, 170 º durante 20 minutos. Al terminar, dejamos la olla en la opción de mantener el calor y  colocamos la tapa doradora a 250º durante 10 minutos más.
¡Os animo a probarlo con merluza o con cualquier otro tipo de pescado!