No es que yo sea muy fan de esos dibujos; hay otros que me gustan bastante más, pero a los cachorritos sí, así que es una de las habituales en nuestra pequeña "caja tonta".
Yo pensaba que era un invento de la serie, una cosa rara que le gusta al famoso gato cósmico. Pero el otro día, brujuleando por alguna web de recetas tropecé con esta de los dorayakis y descubrí (de nuevo insisto en cuánto se aprende teniendo un blog de recetas) que ¡¡los dorayakis existen!!
Son un dulce típico en Japón. Cuenta la leyenda que los creó un campesino que cocinó este dulce por primera vez en un gong que alguien olvidó en su casa (ay que ver la de cosas raras que va perdiendo la gente por ahí). De esta manera, el dulce quedó con la forma circular del gong. Forma que tienen los dorayakis.
Aunque no los míos. He de decir que ricos estaban un rato, pero circulares lo que se dice circulares... no.
A mí me recordaron a los pancakes americanos. Yo es que soy muy intuitiva, porque nunca he probado los pancakes americanos, pero me da la impresión de que son un bizcochito así, de ese estilo, pero estos son súper ligeros y calentitos, recién hechos están muy muy ricos.
Dorayaki relleno de miel |

Ingredientes:
(para unos 10 dorayakis pequeñitos)
- 50 gr. de harina
- 1/2 cucharadita de levadura tipo royal
- 25 gr. de azúcar
- 1 huevo
- 1 cucharadita de esencia de vainilla
- 25 ml. de agua
- 1 cucharada de miel
Preparación:
- En un bol tamizamos la harina y mezclamos con la levadura y el azúcar. Reservamos.
- Batimos el huevo con las varillas, hasta espumarlo. Incorporamos la miel, la esencia de vainilla y el agua y batimos otro poquito, que esté bien mezclado y con espuma, para que salgan tan jugositos como me salieron a mí.
- Mezclamos con los sólidos que teníamos reservados, procurando que no se baje la espuma y dejamos reposar al menos media hora.
Yo lo dejé dentro del frigorífico porque estuvo algo más de media hora y me daba un poco de miedo que se estropeara. - Ponemos al fuego una sartén antiadherente y, sin engrasarla, la dejamos que se caliente bien.
Si no es antiadherente, podemos echarle una gotita de aceite, pero una gotita solo, lo justo para que no se pegue y lo extendemos con un pincel de cocina.
Yo usé sartenes cerámicas que van muy bien para estas cosas. - Cuando la sartén esté caliente, echamos la masa a cucharadas, con el fuego a media fuerza.
Como yo los quería hacer pequeñitos, usé solo una cucharada para cada uno; si los queréis más grandes, aumentáis las cantidades.
Dejamos que el dorayaki se haga por uno de los lados. Sabremos que está listo cuando la superficie que está a la vista se llene de burbujitas. Es el momento de darle la vuelta y dejarle que se haga por el otro lado, con cuidado de no quemarlo. - Sacamos y repetimos la operación hasta terminar con la masa. Si la sartén es grande, podemos hacer 2 o 3 a la vez, teniendo cuidado para que no se peguen entre sí, sobre todo cuando se está cocinando la primera cara.
- Tradicionalmente los dorayakis se rellenan con una masa dulce, llamada anko, hecha con alubias rojas. Yo no me atreví a tanto: miel, nocilla y chocolate blanco -que se fundió por el calor de los dorayakis- fueron los rellenos elegidos en casa.
Dorayaki con nocilla |
Como veis, mis dorayakis no salieron muy redonditos. Quizá porque la masa estaba un poco líquida, no lo suficientemente espesa. Aún así, creo que merece la pena sacrificar la prefección estética porque estaban súper jugositos, muy tiernos, muy muy ricos.
Un desayuno o merienda ideal para los cachorritos.
Y para los mayores.
¡¡Feliz puente!!