lunes, 31 de marzo de 2014

Jamoncitos de pollo en salsa de soja y miel

Desde que hice el boletín de inspiración gastronómica dedicado al pollo, se me quedaron en la mente un montón de ideas para cocinar esta carne, versátil donde las haya, un poco diferentes a la habitual, pero no fue hasta ayer que tuve ocasión de poner una de ellas en práctica.


Se trata de una receta sencilla, que no os llevará preparar más de 15 o 20 minutos, más el tiempo de horneado y que da un resultado fantástico porque la salsa es espectacular, ideal para mojar pan o mezclarla con un poco de cuscús o arroz blanco.

Ingredientes:
  • Jamoncitos de pollo (2 o 3 por persona)
  • 1/2 vaso de miel
  • 1/2 vaso de vino blanco o agua
  • 4 o 5 cucharadas de salsa de soja
  • 1 cebolla mediana
  • semillas de sésamo para rebozar (unas 8 cucharadas)
  • sal

Preparación:
  1. Precalentamos el horno a 200º C. Mientras alcanza la temperatura, vamos preparando la carne.
  2. Cortamos la cebolla en aritos muy finos que pondremos en el fondo de una bandeja o fuente apta para el horno.
  3. Salpimentamos los jamoncitos de pollo al gusto y pintamos con miel, con ayuda de un pincel de cocina. Si la miel está demasiado espesa, podemos calentarla unos segundos en el microondas para facilitar la tarea.
  4. Rebozamos los jamoncitos pintados en miel con las semillas de sésamo y vamos depositando sobre la bandeja de horno, encima de la cebolla y metemos al horno.
  5. Horneamos durante 30-40 minutos, con cuidado de que no se quemen porque el azúcar de la miel puede hacer que se nos tuesten demasiado rápido.
    A mitad de cocción sacamos la bandeja del horno y añadimos el 1/2 vaso de agua o vino blanco junto con la salsa de soja. Si fuera necesario, podemos echar algo más.

Menú sugerido:

Primer plato: Crema de calabaza.
               Pan, para mojar en la salsita: rulitos de centeno integral.
Postre: mejor una pieza de fruta, pero si os apetece algo dulce, probad un poquito de arroz con leche.

Os diré que, cuando el cachorrito mayor me vio preparando este plato auguró "a mí el pollo con sésamo no me gusta", afirmación desmentida después por la voracidad con que se lo comió. Conclusión: sí le gusta el pollo con sésamo. Al resto de la familia, también.

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Para que nadie se queje.

miércoles, 26 de marzo de 2014

Semlor (bollitos suecos de cuaresma)

Últimamente os traigo unas cosas con unos nombres muy raros, ¿verdad? Entre el gulash con semmelknödel y los semlor, pensaréis que no escribo en castellano, sino en un idioma extraño.
Pues no, es que soy muy cosmopolita yo y me gusta probar cositas nuevas. Hoy lo hago de la mano de Bake the world que, como sabéis, nos invita cada mes a visitar el mundo probando sus panes; lo que ocurre es que esta vez yo me adelanté porque en el mes de enero estuvimos en Estocolmo, donde pudimos probar algunas delicias de su gastronomía, aunque no estos panecillos que son típicos de cuaresma.


El semla (semlor en plural) se consumía, tradicionalmente, el martes de carnaval, el día antes al miércoles de ceniza, cuando comienza la cuaresma. Hoy, parece que se consume durante todo el año, aunque yo confieso que no lo vi en ninguna cafetería sueca en el mes de enero donde sí pude disfrutar, a cambio, de unos maravillosos kanelbullar que me volvieron loca.

Los semlor son un bollo riquísimo, una masa abriochada con un toque de cardamomo que los hace súper especiales, rellena de una pasta de almendras y nata montada. Parece, sin embargo, que su origen es modesto, puesto que comenzaron a elaborarse así para aprovechar el pan duro, como ocurre con nuestras torrijas. Por eso es típico servirlo en un bol con un culín de leche caliente, para hacerlo más jugoso. De esta manera tradicional lo disfrutó la cachorrita pequeña que es golosa hasta decir basta.

Ingredientes:
Para el bollo:
  • 1 huevo
  • 50 gr. de mantequilla ablandada
  • 150 ml. de leche entera
  • 50 gr. de azúcar
  • 1 pizca de sal
  • 1 cucharadita de semillas de cardamomo
  • 400 gr. de harina de fuerza
  • 8-10 gr. de levadura fresca de panadero
  • 1 huevo batido para pincelar
Para el relleno:
  • pasta de almendra, mazapán o almendra molida (según lo que podáis encontrar; yo usé almendra molida)
  • nata montada o nata líquida para montar
  • azúcar glass (para decorar)


Ingredientes:
  1. Paso previo absolutamente opcional: infusionamos la leche con las semillas de cardamomo dejándola cocer durante 5 minutos para que se impregne de su aroma.
    Dejamos templar y colamos.
    Digo que este paso es opcional porque se pueden añadir las semillas directamente a la masa, pero en casa no nos gustó la vez que las usamos así en otro bollo. Dudaba si echarlas o no y, al final, opté por esta solución intermedia que me gustó porque el bollo tiene al terminarse un toque muy ligero a cardamomo que lo hace especial y diferente a otros panes dulces.
  2. Teniendo la leche ya templada, amasamos junto con los demás ingredientes del bollito hasta obtener una bola lisa y brillante y dejamos levar tapado con un trapo limpio o con un film hasta que doble su volumen.
  3. Volcamos la masa en una superficie ligeramente enharinada, amasamos un poco para desgasificar y dividimos la masa en 8 o diez porciones, dependiendo del tamaño que queramos darle a nuestros semlor.
    (Advertencia: llenan mucho, yo aconsejo hacerlos de tamaño más bien reducido).
  4. Boleamos y depositamos en una bandeja de horno forrada con papel parafinado. Pintamos con huevo batido y dejamos reposar de nuevo hasta que doblen su volumen.
  5. Precalentamos el horno a 200º C, volvemos a pincelar los bollitos y metemos al horno.
    Horneamos a 180º C, calor arriba y abajo, sin aire, durante 10-15 minutos, en función del tamaño de los bollitos, hasta que estén dorados.
    Sacamos del horno y dejamos reposar sobre una rejilla hasta que se enfríen.
  6. Mientras se enfrían, montamos la nata con dos cucharadas de azúcar y reservamos.
  7. Abrimos los bollitos por la parte de arriba, cortándoles como un sombrerito y, con cuidado, vaciamos parte de la miga.
  8. En un bol a parte mezclamos la miga que hemos sacado de los bollitos con un par de cucharadas de leche templada y otras dos o tres cucharadas de almendra molida. Tendremos que obtener una masa espesa, jugosita, pero sólida.
  9. Rellenamos los bollos con la masa de almendras y, sobre esta, nata montada al gusto. Colocamos la tapa y espolvoreamos con azúcar glass.
¡¡Listos para degustar!!



Para comerlo como los suecos, os pego un texto extraído de la web visit Sweeden

Hazlo como los suecos

Empieza por la parte de arriba. Utilízala para rebañar un poco el relleno pegajoso y continúa después con el resto del bollito. Los más carnales se lo comen sin reparo alguno a bocado limpio. Los que presumen de persona refinada utilizan un tenedor. Los bohemios utilizan una cuchara. Los turistas se lo comen como pueden y los aferrados a la tradición lo piden en un tazón de leche caliente. De cualquier manera está riquísimo.

Observaciones:
Los bollitos son deliciosos pero, como os he dicho, llenan un montón por culpa de la nata y el relleno de almendras y leche. Y ya, si los tomas a la manera tradicional, en su bol de leche templada, son una merienda o un desayuno que no admite nada más. Así que os sugiero que no los hagáis demasiado grandes.

Se conservan perfectamente en el frigorífico durante 4 o 5 días. Si no llevaran nata montada, incluso más. Peor para asegurarnos de que están jugosos como el primer día, mejor congelarlos. Pincha aquí para saber cómo.

Sugerencia de menú:
Continuando con la tradición que inicié ayer (jijiji) os dejo una sugerencia de menú. Hoy, como tenemos un postre contundente, vamos a conformarnos con un plato único ligero y completo:

No os olvidéis de pasar por la página de Bake the world para daros un atracón a base de deliciosos semlor.


Fuente: Unodedos
P.D. Siento apabullaros con tanta imagen, pero es que no he sabido resistirme porque traje de Estocolmo cositas monas que tenía que aprovechar para sacar en las fotos: esos caballitos de madera que son típicos de Suecia y que la cachorrita pequeña tuvo que traer para decorar el salón de casa (y su clase), algunos pines de nevera, la tabla de cortar que no pienso estrenar pero que me vino al pelo para presentar los semlor y alguna cosita más con motivos de alces y renos que ya no he podido fotografiar.

martes, 25 de marzo de 2014

Conejo en salsita con champiñón

Yo sé que la carne de conejo tiene muy mala fama. No porque no sea saludable, todo lo contrario, si no porque a la gente no le suele gustar. Me resulta extraño que sea por su sabor porque a mí no me resulta fuerte, más bien una carne suave que acepta bien salsas sabrosas; tal vez sea porque tenemos en mente a este tierno animalito y da pena comerlo.

Pero yo hoy quiero romper una lanza en favor de la carne de conejo por su bajo aporte calórico que la hace muy apta para dietas de adelgazamiento, por su alto contenido proteínico de alta calidad y porque contiene cantidades nada despreciables de algunas vitaminas del grupo B.
Por eso y porque está muy rica, ya lo veréis. Hoy lo vamos a preparar con una salsita muy rica y con champiñones, para que mojéis cualquiera de estos panes. Claro que, en ese caso, lo del bajo aporte calórico nos lo cargamos de un plumazo ;)


Ingredientes:
  • 1 conejo partido en trozos. Yo prefiero que me lo den ya partido en la carnicería.
  • 1 bandejita de champiñones laminados
  • 1/2 calabacín
  • 2 dientes de ajo
  • aceite de oliva
  • sal
  • vino blanco

Elaboración:
Vamos a preparar esta receta en la olla rápida. Si no tienes, utiliza una tradicional y lee en el apartado observaciones las adaptaciones necesarias.
  1. Pelamos el calabacín y lo partimos en trozos del tamaño que más nos guste. Yo prefiero pasarlo por la picadora y dejarlo bien fino para que se integre en la salsa y así los cachorritos se lo coman sin darse cuenta, pero no es indispensable.
  2. Echamos un chorreón de aceite en el fondo de la olla e incorporamos los dos dientes de ajo enteros. Cuando empiecen a dorarse, añadimos las láminas de champiñón y salteamos hasta que empiecen a soltar su juguito y se doren. Retiramos a una fuente y reservamos.
  3. Si es necesario, añadimos un poco más de aceite. Incorporamos el conejo partido en trozos y dejamos que se dore, sin que se nos queme.
    Cuando esté doradito retiramos a la misma fuente en la que tenemos los champiñones y echamos a la olla el calabacín para sofreírlo también. 
  4. Cuando tengamos el calabacín listo, volcamos en la olla la carne y los champiñones y un vaso de vino blanco.
  5. Salpimentamos al gusto, removemos bien para que se integren todos los ingredientes y cerramos la olla manteniendo la temperatura de la vitro o del fuego alta. Cuando el pitorro suba, bajamos el fuego, programamos el tiempo que en nuestro modelo se establezca para estas carnes (7 minutos en mi olla) y dejamos que termine de hacerse.
Observaciones:


Y Si vas a hacer esta receta en una olla tradicional, sigue los pasos indicados, pero deja cocer la carne al menos una hora, hasta que esté tierna. Es probable que necesites echar algo más de líquido porque se irá evaporando, lo que no ocurre (o no tanto) con la olla rápida. Ve vigilando para que no se agarre en el fondo de la cazuela y añade agua o caldo de verduras si ves que hace falta.

Y Una pequeña pega hablando de los cachorritos: el conejo tiene muchos huesitos diminutos que cuesta separar de la carne. Mis niños "ya son mayores", pero recomiendo tener mucha precaución con niños más pequeños.


Sugerencia de menú:
(a partir de hoy, cada vez que publique una receta, os haré una sugerencia de menú en la que se incluirá la receta nueva y otras de este blog para un menú completo y saludable; de vez en cuando incluiremos algún caprichito)

Primer plato: Crema de calabacín
Postre: fruta o postre de mandarinas.

Bon apetit.

jueves, 20 de marzo de 2014

Gulash con semmelknödel

Gu..¿qué?. Con semmel¿¿¿¿¿queeeeééé??? Tal es la expresión que yo pronuncié al ver la propuesta del desafío en la cocina para este mes.
Pero bueno, que te pones a investigar un poco y no es para tanto. Es carne guisadita, buenísima, con una salsita para mojar pan que es un pecado y una guarnición un poco rara.

El gulash es una comida típica del centro de Europa. Oriunda de Hungría, es otro ejemplo de que la gastronomía sencilla y humilde es, a la vez, deliciosa y digna de los paladares más exigentes.
Es un "simple" guiso de carne que suele acompañarse de spätzle (una especie de pasta), patatas u otro alimento a base de carbohidrato.
En esta ocasión, la propuesta de Mari Luz, la desafiadora del mes, traía como requisito, que el gulash fuera acompañado de una guarnición llamada semmelknödel. Se trata de unas bolas de pan (semmel significa pan), una especie de albóndigas, pero hechas con pan del día anterior. La receta original se hace con pan de perrito (pan de hot dog; podéis ver la receta aquí si queréis hacerlos), pero yo los preparé con restos de pan normal.

Todo junto, el gulash con su deliciosa salsa y los semmelknödel constituyen un plato contundente, delicioso que tanto los papás como los cachorritos devoramos con gusto. Plato único, eso sí.
La carne nos pareció deliciosa a todos; sobre los semmelknödel no hubo consenso: el cachorrito mayor lo probó, pero no le gustaron. A la cachorrita pequeña le parecieron deliciosas esas "albóndigas de pan" y a los papás nos dejaron un poco indiferentes. Así solas, sin más, son pan mojado que no atraen nada. Incorporados a la salsa del gulash, es como mojar pan en ella y, entonces, están más ricos. Pero el mérito no es suyo, si no de la salsita.
Mi recomendación es que, si queréis preparar esta deliciosa carne, lo hagáis acompañándola de unas patatas fritas cortadas en cubitos, con un arroz blanco o algún tipo de pasta pequeñita. El arroz blanco le va de maravilla.

Después de esta larga introducción, vamos con la receta.


Ingredientes:
Para el gulash:
  • 1 kg de carne de ternera, cortada en cubos. Recordad que la buena calidad de los ingredientes redundará en el buen resultado del plato.
  • 2 dientes de ajo
  • 1 cebolla mediana
  • 1 lata de tomate entero pelado
  • 1 cucharadita de pimentón. Yo usé pimentón dulce de la Vera, por cortesía de Pimentón La Chinata, que me envió un lote muy chulo hace unos meses.
  • sal
  • harina
  • vino tinto
  • aceite de oliva
  • especias al gusto, aunque yo no usé.

Para los semmelknödel:

  • pan del día anterior
  • leche
  • 1 huevo
  • 1/2 cebolla
  • nuez moscada, pimenta u otra especia que nos guste
  • sal
  • 1 chorrito de aceite de oliva
Elaboración:

  1. Partimos el pan de los semmelknödel en cubos, los colocamos en un bol bastante amplio e incorporamos el huevo, la sal y las especias elegidas. Removemos bien para que el pan se impregne. Reservamos.
    Picamos la cebolla bien finita y salteamos en una sartén con un chorro de aceite de oliva hasta que comience a blanquear. Añadimos al bol con los trozos de pan y revolvemos bien.
    Si es necesario, añadiremos poco a poco leche para humedecer lo suficiente el pan y que la mezcla sea una especie de pasta.
    Dejamos reposar durante, al menos, media hora.
  2. Ahora nos ponemos con la carne: ponemos una sartén al fuego con un poco de aceite de oliva y los dos dientes de ajo. Mientras se calienta, salamos y enharinamos los trozos de carne. Pasamos la carne por la sartén para sellarla y reservamos en una olla, la que vayamos a usar después para guisarla.
  3. En la misma sartén, salteamos la cebolla picada al gusto a fuego medio. A los 5 minutos, incorporamos la cucharadita de pimentón y la lata de tomate entero. Removemos para que se integre y dejamos sofreír unos minutos mientras aplastamos el tomate con la cuchara de palo para que se deshaga.
  4. Volcamos el contenido de la sartén en la olla, sobre la carne y añadimos vino tinto hasta cubrir la carne. 
  5. Comprobamos el punto de sal, removemos, cerramos la olla y encendemos el fuego.
  6. Cuando suba el pitorro de la olla programamos el tiempo que cada olla indique para cada tipo de carne. En la mía, con 15 minutos quedó en su punto. (Programamos digo, dando por hecho que todos los fuegos tienen programador como el mío... en fin, si no lo tiene, pues calculas los 15 minutos -o el tiempo necesario según tu olla- así "a mano")
    Pasados los 15 minutos se apaga el fuego se deja la olla sobre el mismo hasta que el pitorro termine de bajar. Solo en este momento podremos abrir la olla sin riesgos.
  7. Mientras la carne se cocina, continuamos con nuestros semmelknödel: ponemos una cazuela con abundante agua salada a hervir y, mientras tanto, vamos tomando porciones de la masa con las manos y formando bolas, como si fueran albóndigas.
    Cuando el agua hierva, bajamos un poco la temperatura para que deje de borbotear y echamos las bolas para que se cuezan.
    En la receta original que yo seguí, de Albahaca y canela, se decía que tenían que cocer unos 20 minutos, hasta que subieran a la superficie y giraran. Yo no fui capaz de dejarlas tanto porque vi que mucho ante empezaban a deshacerse. Unos 7 minutos más o menos estuvieron.
    Sacamos del agua y dejamos escurrir.
  8. Se sirve en el mismo plato un poco de carne, con unas cucharadas generosas de la deliciosa salsa que ha salido, trabadita gracias a la harina que usamos al principo para sellar la carne, y uno o dos semmelknödel.
Observaciones:


Si no tienes olla rápida, haz la receta tal y como la he explicado, solo que tendrás que aumentar considerablemente el tiempo de cocción de la carne del punto 6. Dependiendo de la cantidad y del tamaño de los trozos, puede llegar hasta a 2 horas.

El plato es delicioso, pero si dejas la carne reposar de un día para otro, mejora considerablemente. Se convierte en un manjar, en serio, os lo digo yo que nunca he sentido especial gusto por este tipo de guisos y, sin embargo, este se va a convertir en un fijo en mis menús porque se puede meter en el táper, porque se puede dejar preparado con antelación y porque a los cachorritos les gustó mucho.

Termino sugiriendoos que os paséis por el blog del Desafío en la cocina para ver las propuestas de todos mis compañeros. Este mes hemos dado la vuelta al mundo y no os traemos solo una receta, sino cinco: una por continente, ¡cuánta variedad!




domingo, 16 de marzo de 2014

Bizcocho de plátano y coco

Menuda racha mala que llevaba yo con los bizcochos: desde que hice uno delicioso para el cumple del papá de los cachorritos (sin foto, así que sin publicar porque fue imposible), no he vuelto a hacer uno en condiciones.
Quienes me han sufrido lo saben bien. Alguna regañina me he llevado (sé que desde el cariño, Mari Vane) por no respetar las recetas originales, pero es que daba igual, oye, que ni los bizcochos de yogur me salían, no sé porqué.
El papá de los cachorritos, principal sufridor de la trama, llegó a decirme que a partir de ahora se encargaría él de los bizcochos; total, pero no podían salir...

Picada ya en mi amor propio, decidí tirar por lo fácil y preparé este que os traigo hoy, una variante del típico bizcocho de yogur y hecho en la panificadora para que no pudiera fallar nada y saliera sí o sí.

Y salió, claro que salió. Menos mal, porque ya solo me faltaba retirarme de esta rama de la cocina. Para la semana que viene, horneo uno de forma tradicional, a ver si sale o es mi horno (sé que no porque todo lo demás que hago en él sale bien, ¿será el molde? ¿será mi mano?)
Ingredientes:
  • 1 yogur de coco
  • 1 medida del yogur de aceite de oliva
  • 2 medidas del yogur de azúcar (algo menos si el yogur es muy dulce)
  • 3 medidas del yogur de harina de repostería
  • 3 huevos
  • 1/2 sobre de levadura tipo royal
  • 1 plátano maduro
  • 3 cucharadas de coco rallado y algo más para decorar
Elaboración:
  1. Encendemos la panificadora y seleccionamos el programa de dulces. Dependerá de cada marca; en la mía es el 11.
  2. Con el aspa ya dando vueltas, echamos el yogur y los tres huevos. Vamos incorporando poco a poco la harina, la levadura, el azúcar, el aceite de oliva y el coco rallado.
    Vigilad que se mezcle todo bien.
  3. En un plato, machacamos el plátano o lo aplastamos con un tenedor, hasta formar una papilla. Cuanto más maduro esté, más fácil nos resultará.
  4. Añadimos el puré de plátano junto con el coco rallado a la cubeta de la panificadora  y dejamos que termine el programa.
Observaciones:

Y Para que el bizcocho quede doradito por arriba, como la panificadora no tiene resistencias en la parte superior, podemos espolvorear con un par de cucharadas de azúcar moreno y cubrir la tapa de la panificadora con un paño de cocina cuando queden unos 10 minutos para que termine el programa.
Y Antes de desmoldar el bizcocho, conviene dejarlo que se enfríe dentro de la cubeta de la panificadora para que no se rompa. Yo llego a dejarlo, incluso, toda la noche. Cuanto más frío esté, más fácil será desmoldar. Podéis, para facilitar más todavía la labor, meter una paleta o una lengua de silicona por los bordes. Pero que sea de silicona, para no rallar la cubeta, ¿vale?
Y ¿Qué no tienes panificadora?
Venga, que te explico cómo hacerlo de forma tradicional:
  1. Precalienta el horno a 200º
  2. Echa en un bol grande el yogur y los dos huevos.
  3. Tamiza la harina (o no, no es imprescindible) junto con la levadura e incorpóralo a los huevos y el yogur. Mezcla bien hasta que no haya grumos, mejor con la batidora.
  4. Añade el resto de los ingredientes, salvo el coco (azúcar, aceite y plátano) y vuelve a batir hasta conseguir una mezcla homogénea. Incorpora ahora el coco rallado y mezcla bien, esta vez con una espátula, no con la batidora.
  5. Encamisa o engrasa un molde apto para el horno y vuelca la masa en él.
  6. Hornea a 180º durante 50 minutos aproximadamente o hasta que al pinchar con un palito este salga limpio.
Es un bizcocho ideal para desayunar o merendar, con la miga ligeramente húmeda como ocurre con todos los bizcochos que incorporan en la masa fruta fresca. Por eso mismo, si pasados un par de días no habéis dado debida cuenta de él, es mejor conservarlo en el frigorífico.


viernes, 14 de marzo de 2014

Es viernes, ¿nos vamos de pinchos?: Croquetas variadas

Las croquetas dan para mucho. La prueba es este largo post que os traigo hoy en el marco de la red facilísimo y la colaboración entre blogs que nos propusieron hace ya algunos meses y que tanto nos gusta.

De antemano pido disculpas por lo larguísimo que será esta entrada, pero pedí ayuda a los compañeros de la red y todos corrieron en mi auxilio con sus propuestas; no me parecía bien dejar a ninguno fuera, así que os traigo un poquito de cada uno.

Así que, sin más demora, coged una copita de vino y vamos a tomarnos unas croquetitas, que es viernes y podemos irnos de pinchos para celebrar que la primavera está en puertas y el sol comienza a asomar.

Las croquetas de bacalao son relativamente comunes, especialmente ahora, en cuaresma, cuando este pescado sube de precio hasta ponerse casi prohibitivo. Pero nunca las había visto como las preparar Chus, de Para estar por casa, con mejillones. Ella os enseña a prepararlas paso a paso: croquetas de bacalao y mejillones.


Desde Sweet Addict nos sugieren hacer croquetas de setas. Tienen tan buena pinta que gustosamente me comía un par de ellas ahora mismo. 



En vez de setas, champiñones, pero ¿son croquetas? No estoy segura, la verdad, aunque me da igual, estos champiñones de incógnito de Cocinar con amibos serán una sorpresa segura al primer bocado:


Si nos ponemos exóticos, no puedo dejar de sugerir las croquetas de beicon y dátiles que han preparado en Cocina con Reina, ese toque dulce con e beicon tiene que estar de escándalo, directamente:



Que una croqueta puede ser una pequeña delicia nos está quedando claro ya, ¿no? pues si les ponemos un poco de foie, ya directamente mueres. Nos lo demuestran en Cocina familiar, croquetas de foie:



Las croquetas son una fantástica forma de que los niños coman cosas que les cuesta comer de otra manera. Igual así comen las espinacas... aunque confieso que cuando yo las hice de espinacas me quedaron todas para mí (cosa que no me importó, por cierto, porque a mí me chiflan). Mirad como las hacen en Con arte y paciencia, croquetas de espinacas con piñones y pasas:


¿Qué no te gustan las pasas? Sin problema, en Mis cosillas de cocina nos enseñan a hacer croquetas de espinacas y queso curado. Ahora ya no sé por cuál decidirme; tendré que probar las dos: 



Si te gusta lo clásico, aquí tienes un sandwich de jamón y queso hecho croqueta, me encanta la idea: croquetas de jamón y queso de La dulzura de Mari, buenísima idea: 


Un inconveniente de las croquetas, es que están hechas con bechamel, que lleva harina, generalmente de trigo. Si tenéis a algún familiar o invitado celíaco, no podrá comerlas. En ese caso, mirad cómo las hacen en Recetillas de Mer, croquetas con harina de garbanzos. Eso sí, tened la precaución de no empanarlas con pan rallado o dejarán de ser aptas para celíacos ;)



Casi todas las croquetas llevan bechamel, ¿verdad? pues mirad estas que nos propone Pilar. En realidad no son croquetas, pero se le parecen, son unos deliciosos arancini..... con los que podremos aprovechar los restos de risotto o cualquier otro arroz. Desde que se los vi llevan en mi libreta de pendientes, no os digo más:



Otras croquetas sin bechamel son las que nos propone Fran, de Qué rico; estas se hacen con patata y beicon:


Ya os he dicho que yo las croquetas las hago de todo. Me sirven mucho para reutilizar restos de comida, repitajos, como los llama le papá de los cachorritos. Por lo visto no soy la única, según he comprobado en algunos de los enlaces que os he dejado.
Yo las hago de carne de cocido si sobra, de pollo asado, de pescado, de espinacas, de lo que sea. Haces muchas de un tirón, las congelas y las vas sacando directas a la sartén o la freídora cuando te hacen falta. Que se te presenta gente en casa, fríes unas croquetitas caseras y quedas de miedo.
Que se te ha olvidado descongelar la cena para los cachorritos, croquetas a la freídora, les picas un tomate y "apañao". Nosotros, por eso, procuramos tener siempre stock de croquetas en el congelador.

No os perdáis estas croquetas de salmón que son las favoritas del cachorrito mayor; están deliciosas, tengo que volver a prepararlas. Y aquí, mi versión de croquetas con espinacas que veo que son un clásico en las cocinas ;)


Y para que no os resulte nada complicado, pinchando aquí  podréis ver un paso a paso de cómo hacer la masa de croquetas, para aquellos no iniciados en este rico plato tan típico de nuestra gastronomía. 

Está claro, que después de este atracón a croquetas, ya nos damos por comidos y podemos pasar directamente al postre. Para eso, os dejo otras cuantas sugerencias pinchando directamente aquí.

Disfrutad del fin de semana.

miércoles, 12 de marzo de 2014

Crema de calabacín

Este mes las chicas de Typical Spanish nos proponen el "Verde que te quiero verde". Hasta ahora, por unas cosas o por otras, no había podido participar, pero esta vez no me quería perder la cita, así que aquí estoy.
Lo que pasa es que, entre Verónica y yo, verduleras las dos, no nos hemos liado un poco y esta vez ha sido ella la que se ha llevado el gato al agua para participar en el reto.

Pero esta cremita tan rica no se podía quedar sin ver la luz y como las verduras son siempre muy sanas, aquí os la traigo hoy.

Si hace unos años me llegan a decir que iba a hacer una receta de verduras y la iba a hacer con gusto no me lo hubiera creído, pero sí, me estoy haciendo mayor y le estoy cogiendo el gusto a las verduras. Esta receta me parece muy sana, fácil y muy rica. Ideal para un primer plato. En casa gusta mucho, el cachorrito se lo come que da gusto, así que es una receta que hago a menudo últimamente.



Ingredientes:

  • 1 puerro
  • 1/2 diente de ajo
  • 30 g aceite de oliva virgen extra
  • 500g de calabacin
  • 300 g agua 
  • 4 zanahorias
  • 1 pellizco sal
  • 1 pellizco pimienta
  • 1 pellizco nuez moscada
  • 6 quesitos (opcional)
  • Croutons

Elaboración:
Con thermomix:
  1. Poner en el vaso el puerro y el ajo y trocear 8 segundos velocidad 5.
  2. Bajar con la espátula los restos de verduras, añadir el aceite y sofreír 6 minutos, temperatura varoma, velocidad 2.
  3. A continuación agregar el calabacín y la zanahoria y programar 6 minutos, temperatura varoma, velocidad 2.
  4. Incorporamos el agua, la sal, la pimienta y la nuez moscada. Programamos 20 minutos, 100º, velocidad 1 .
  5. Cuando acabe el tiempo programado, esperamos unos minutos a que baje un poco la temperatura y trituramos durante 2 minutos a velocidad hasta que tenga aspecto de crema. Añadimos los quesitos y calentamos 5 minutos, 90º, velocidad 3. 
Tradicional:
  1. Poner el aceite en una sartén y sofreír el ajo y el puerro previamente troceados durante 5-6 minutos, añadir el calabacín y la zanahoria y dejarlos unos minutuos más, hasta que veamos que empiezan a dorarse.
  2. En una olla poner el agua y las verduras, añadir sal, pimienta y nuez moscada y poner a hervir durante 20-30 minutos (hasta que veamos que las verduras están blandas).
  3. Batimos todo bien con la batidora o pasamos por el puré, cuando ya tenga aspecto de crema añadir los quesitos y batir bien para incorporarlos a la mezcla. 
A la hora de servirla y una vez caliente se puede echar por encima unos croutons y un poquito de nuez moscada rallada para darle más sabor.

Ya veis que es una crema muy sencilla y, además, nos permite tenerla hecha con anterioridad y calentar en el momento de consumir, perfecto para cachorritos hambrientos después del baño.


lunes, 10 de marzo de 2014

Espinacas salteadas con huevo #verdetequieroTS

¡Cuánto nos cuesta comer verduras! No a todos y no siempre, pero es cierto que las verduras no gozan precisamente de muy buena fama, a pesar de su tremendo valor nutricional.
Es por eso que este mes, desde La cocina typical spanish hemos querido poner en valor estos tesoros verdes de nuestra gastronomía y sugerir recetas que nos las hagan más amenas y nos tienten para comerlas más a menudo y con más gusto.

Lo que no nos podíamos imaginar es lo que iba a dar de sí el tema y el debate posterior que surgiría sobre qué es verdura, qué verdura es de temporada y distinguir verduras de otras cosas que se le parecen. Menos mal que lo que sí teníamos claro era que la receta tendría que ser TS, es decir, typical spanish.

Yo me he ido por el sentido estricto del término verduras de temporada según lo que he aprendido en el huerto urbano. Allí nos dijeron que las verduras de invierno, a grosso modo, son las de hoja: espinacas, acelgas, coles -colilfor, broccoli, repollo, lombarda-, lechuga, etc. y he cocinado unas espinacas salteadas coronadas con un huevo que, aunque no está frito, se le parece bastante y es muy TS.

Aquí las tenéis:


Ingredientes:
(para dos personas)
  • Una bolsa de espinacas. Suelen ser de 500 gr. Parece mucho, pero las espinacas se reducen una barbaridad, media bolsa por persona no es demasiado; juzgad por las imágenes.
  • Un huevo por persona.
  • aceite de oliva
  • 1 o 2 dientes de ajo
  • sal
  • Queso rallado (opcional)
Elaboración:
  1. Lavamos bien las espinacas si no son de las que vienen ya lavadas. Si fuera así, tendríamos que escurrirlas bien para que no salten luego al entrar en contacto con el aceite. Es muy cómodo,para estos casos, tener un centrifugador de verduras, comodísimo, en serio.

  2. En una sartén grande ponemos a calentar un chorro de aceite de oliva con los dos dientes de ajo. Cuando esté caliente y los ajos más o menos dorados, añadimos las espinacas crudas y removemos para que se vayan haciendo todas.
    Es probable que al principio no nos quepan todas las espinacas en la sartén porque en crudo abultan muchísimo: según vayamos viendo que se van reduciendo las que tenemos, iremos incorporando las demás hasta que estén todas.
  3. Salamos al gusto y salteamos durante unos minutos para que no se queden crudas.
  4. Cuando estén hechas, echamos el huevo por encima, con cuidado de que no se rompa y tapamos la sartén para que el huevo se cocine bien. Dejamos un par de minutos la sartén al fuego medio y tapada para que le huevo cuaje.
  5. Si queremos, espolvoreamos con queso rallado y servimos inmediatamente porque este plato está muy rico recién hecho.

Como veis, un primer plato muy completito que puede ser una cena perfecta, tal cual, seguido de una pieza de fruta.

Pero si queréis más sugerencias con verduras de temporada, no dejéis de visitar el blog de La cocina typical spanish pulsando aquí o en la imagen. 



¡A disfrutarlas!

viernes, 7 de marzo de 2014

Palmeritas saladas para un cumpleaños infantil

Y, ¡llegó el viernes!
Hoy os traigo una sugerencia facilona facilona para un cumpleaños infantil. La idea es mía a medias: a partir de hoy, el día 7 de cada mes participaré en los retos de ¡Qué rico, mami!, un grupo de mamás blogueras cocineras. Cada mes la anfitriona hace una propuesta y todas nos ponemos a cocinar. 
En esta ocasión, la anfitriona ha sido Patricia, del blog El recetario de mi cocina, nos ha propuesto cocinar cositas que podamos servir en un cumpleaños infantil.

Yo he querido proponer algo sencillo y que, además, podemos dejar listo con anterioridad y dedicarnos a decorar la mesa, llenar la casa de globos y planear juegos y actividades chulis que, en el fondo, es lo que les gusta a ellos.
Por eso he elegido estas palmeritas saladas que podemos hacer con hojaldre casero (pincha aquí para ver la receta) pero que quedan fantásticas también con hojaldre fresco del que venden ya preparado.



Ingredientes:

  • 1 plancha de hojaldre
  • 6 u 8 lonchas de chorizo, salchichón, jamón, el embutido que más nos guste. Yo usé chorizo de pavo.
  • 6 u 8 lonchas de queso de sándwich.
  • 1 huevo batido para pincelar.
Elaboración:

  1. Precalentamos el horno a 200º.
  2. Estiramos la plancha de hojaldre y colocamos sobre ella las lonchas de queso y del embutido elegido.
  3. Enrollamos un extremo hasta la mitad de la plancha y luego el otro, según se muestra en la imagen.
  4. Cortamos rodajas como de un dedo de espesor y vamos disponiendo en una bandeja de horno forrada con papel parafinado.

  5. Pincelamos las palmeritas con huevo batido, insistiendo especialmente en las junturas, para que no se abran al hornear.
  6. Horneamos durante 20 minutos aproximadamente, o hasta que estén doradas y el hojaldre crujiente.
  7. Sacamos y dejamos reposar sobre una rejilla para que se enfríen por completo antes de servir y evitar así que se reblandezcan.



¿Sabéis lo que me dijo el cachorrito mayor cuando las probó? ¡qué rico, mami! :)

Para completar el menú de cumpleaños, podéis visitar la página de qué rico, mami pinchando aquí o en la imagen. Veréis las propuestas del resto de mis compañeras; yo me voy para allá ya mismito.



Y si no tenéis ningún cumpleaños infantil a la vista, no pasa nada, podéis preparar estas palmeritas igual porque son un aperitivo perfecto también para los mayores o, incluso, se meten en un táper y valen para la merienda de los cachorritos a la salida del cole. Como casi todo lo que lleva hojaldre, son muy versátiles.

Disfrutad de las palmeritas y ¡del fin de semana!
Feliz viernes.

martes, 4 de marzo de 2014

Fideos chinos con gambas y verduritas

- Mamá, ¿cuándo nos vas a hacer fideos chinos?
- Mamá, ¿compramos fideos chinos?
- Mamá, quiero probar los fideos que come Nobita.

¡¡Acabáramos!! Ya estaba yo pensando de dónde se habrían sacado los cachorritos esa idea. Pues sí que me está dando de sí la dichosa serie de dibujos: ya hace unos meses tuve que prepararles los Dorayaki de Doraemon y ahora los fideos de Nobita.


Siendo puristas, estos que preparé no son los que come Nobita porque los preparé al estilo chino y Nobita es japonés. Pero, siendo más puritas aún, igual ni son fideos chinos, porque yo los he preparado versionando la receta de los restaurantes chinos que seguro que de china tiene el nombre... pero bueno, es lo que nos llega aquí de la comida china y a nosotros nos supo deliciosa. No sobró ni uno fideo, no digo más.

Ingredientes:
  • Un paquete (250 gr.) de fideos chinos. Yo los compré en Lidl aprovechando la promoción de productos de Asia, pero no es difícil encontrarlos ahora en grandes superficies o tiendas de alimentación asiática.
  • 2 litros de agua
  • 250 gr. de gambas (yo usé congeladas)
  • 1 calabacín mediano
  • 200 gr. de broccoli cortado en "arbolitos"
  • 1/2 cebolla
  • 1 zanahoria grande o 2 medianas.
  • 4 o 5 cucharadas de salsa de soja
  • aceite de oliva
  • 2 dientes de ajo
  • 1/4 vaso de vino blanco (si las gambas no son congeladas)
Preparación:
(lo ideal sería prepararlo en un wok, pero a falta de wok, buenas son sartenes)

  1. Ponemos a cocer el agua para hidratar la pasta, con una cucharada de sal y mientras, vamos preparando el resto de los ingredientes.
    Cuando el agua rompa a hervir echamos los fideos chinos atendiendo a las indicaciones del paquete. Los míos tenían que cocer durante 4 minutos, aunque yo los dejé algo menos porque siempre prefiero la pasta al dente.
    Escurrimos y reservamos.
  2. En una sartén o en un wok echamos un chorro de aceite de oliva (no es muy chino, que digamos, pero me niego a usar otras grasas para cocinar) y sofreímos los dientes de ajo. Agregamos las gambas y dejamos que se hagan bien.
    Cuando estén casi listas, añadimos el cuarto de vaso de vino blanco para hacer algo de salsita. Si son congeladas podrá no hacer falta echar el vino, dependerá de la cantidad de agua que hayan soltado. No queremos demasiado líquido, solo algo de jugo para impregnar luego los fideos.
    Reservamos.
  3. Lavamos bien las verduras y las cortamos como se ve en la imagen:

  4. En otra sartén, más grande que la anterior, salteamos las verduras con un chorrito de aceite de oliva, incorporando en primer lugar la cebolla. Cuando comience a blanquear añadiremos la zanahoria y el broccoli y ya, en el último momento, cuando las anteriores estén tiernas (que no blandas), el calabacín.
    No echaremos sal. Esta fue una advertencia de mi amiga Isa (Cocina con Reina) porque la salsa de soja ya lleva la suficiente. La hice caso y quedó perfecto, así que, atención: no añadir sal.
  5. Cuando tengamos listas las verduras, sin apagar el fuego, incorporamos las gambas que teníamos reservadas y dos o tres cucharadas de soja.
    Damos unas vueltas para que se integren bien todos los ingredientes y añadimos los fideos escurridos. Apagamos el fuego, para que los fideos no se pasen y removemos bien para que estos se impregnen de todos los sabores.
  6. Servimos calientes y, a ser posible, con palillos chinos porque ¡qué divertida fue la comida del sábado!
  7. Si se quiere, se puede añadir una cucharadita más de salsa de soja ya directamente en el plato.


Todo el atrezzo de las fotos lo compramos en el viaje de novios, en Australia donde casi todas las ciudades tienen unos barrios chinos impresionantes, que si los pillo ahora, ahí los iba yo a dejar tan tranquilos, je je je. Pues diez años han estado esperando los palillos chinos esperando pacientemente su momento para ser usados. Paciencia proverbial china han tenido, pero qué mejor uso hemos podido darle.

He de confesar que me ha gustado mucho preparar comida china en casa. Igual es el comienzo de una nueva afición por mi parte y me pongo a indagar más en esta gran cultura culinaria, ¡a por los rollitos de primavera!

Feliz martes.

domingo, 2 de marzo de 2014

Redondo de pavo relleno

Buenos días de domingo,
Qué bien se levanta uno tranquilamente por la mañana un fin de semana, sin prisas, ¿verdad?
Lo malo es que hay que ponerse a planificar la semana que viene, dejar comidas listas, uniformes planchados y todo dispuesto para el ajetreo semanal.

Pues hoy traigo una receta de carne que podréis dejar preparada taranquilamente esta tarde y comerla cuando os venga bien. Es ideal también para el táper de la oficina y acompañado de cualquier verdurita, tendréis el menú listo rápidamente.

Además, se cocina en el horno y eso para mí es una ventaja porque no ensucia, que lo peor de cocinar es limpiar después. Esa parte yo la llevo mal.


Ingredientes:
  • 1 filete de pavo entero, bien grandecito y de una sola pieza
  • 1 lata de paté del que más nos guste
  • 6 o 7 lonchas de beicon
  • 6 o 7 lonchas de queso
  • 1 vaso de vino blanco
  • sal
Elaboración:
  1. Extendemos el filete de pavo sobre una superficie lisa, limpiamos de grasa y salpimentamos al gusto.
  2. Untamos el paté en el filete de pavo y colocamos por encima las lonchas de beicon y de queso.




  3. Enrollamos el filete sobre si mismo, apretándolo bien y atamos con una cuerda o un hilo para que no se nos deshaga.


    Podemos usar las cuerdas que ponen en las pastelerías para atar los envoltorios de los pasteles, pero yo he llegado a coser la carne con aguja e hilo a falta de aquella. No es complicado, lo que pasa es que la variante de la aguja y el hilo complica la cosa a la hora de servirlo, pero como valer, vale.

  4. Colocamos el redondo en una fuente de horno con el vaso de vino blanco y alguna especia si así lo queremos. Yo no le puse nada, ni siquiera aceite; con la grasita del beicon y el paté tuvo suficiente.
  5. Horneamos durante una hora a unos 150º C cuidando de que esté bien hecho por dentro a la hora de sacarlo.
    Si vemos que se nos está tostando demasiado por fuera, podemos taparlo con un trozo de papel de aluminio. De esta forma, además, no se evaporará tanto líquido y quedará más jugoso.
  6. Dejamos enfriar, retiramos la cuerda con la que lo habíamos sujetado y cortamos el redondo en rodajas sobre una tabla de cortar y con un cuchillo bien afilado.
    Cuanto más frío esté, más fácil será lonchearlo sin que se nos desmorone. Yo prefiero dejarlo enfriar, incluso, de un día para otro y cortarlo en frío, recién sacado del frigorífico.
Observaciones:

Y Puedes hacer este redondo rellenándolo de lo que más te guste. Lo bueno de este tipo de platos es que admiten cualquier cosa: unos espárragos trigueros, tortilla francesa, sustituir el beicon por jamón de york para aligerar el plato. Deja volar tu imaginación y, sobre todo, ajústate al contenido de tu despensa.


Y Si ves que la salsita te ha quedado demasiado líquida, cuando hayas loncheado el redondo y justo antes de servirlo, puedes reducirla un poco en un cazo al fuego o espesarla con un pelín e maizena. A mí no me hizo falta, con los jugos de la carne, del beicon y del paté, así como con el queso que se derritió en parte, quedó perfecta, pero también va en gustos.
También puedes poner en el fondo de la fuente de horno una cebolla cortada en juliana, patata o zanahoria para tenerlo como guarnición.
Ya ves que admite mil modificaciones e ingredientes, eso es lo que me encanta de estas preparaciones.

Y Y, bueno, ya que enciendes el horno y puesto que la luz es tan cara, hay que rentabilizarlo al máximo, ¿por qué no preparas, además, unas magdalenas para el desayuno de mañana?


Lo dicho, feliz domingo. Que lo disfrutéis.