jueves, 25 de diciembre de 2014

Cupcakes navideños

Espero que anoche disfrutárais de la cena con vuestros seres queridos, que el día de hoy se presente igual de halagüeño y que el gordito vestido de rojo haya sido un poquito generoso esta noche, que se haya colado en vuestras casas para regalaros una brizna de felicidad porque estoy segura de que os lo merecéis.

Yo, por si acaso, os voy a dejar este pequeño regalito, unas cupcakes muy vistosas que, si no habéis pensado en el postre o no tenéis plan especial para esta tarde, podréis preparar con ayuda de los cachorritos. Son navideñas por la decoración porque no llevan ningún ingrediente especial que no podáis tener en la nevera cualquier día del año, pero mirad qué bonitas quedan con un poco de atrezzo.


Para el bollito:
  • 100 ml. de aceite de oliva (suave, aunque yo siempre uso virgen extra)
  • 3 huevos
  • 120 ml. de leche
  • 1 cucharadita de pasta de vainilla
  • 100 gr. de harina de todo uso
  • 80 gr. de harina integral
  • 1 cucharadita de levadura en polvo, tipo royal
  • 220 gr. de azúcar
  • 1 cucharadita de nocilla para cada magdalena. Salen unas 12, dependiendo del tamaño de la cápsula.
  • Para la cobertura de vainilla:
    • 1 tarrina de queso crema (philadelphia)
    • 1 cucharada de pasta de vainilla
    • 4 o 5 cucharadas de azúcar glass
  1. Mezclamos los ingredientes sólidos -azúcar, harina, levadura- de las magdalenas. Reservamos.
  2. En otro bol  más grande mezclamos los huevos con el aceite, la vainilla y la leche, sin que lleguen a espumar.
  3. Volcamos los sólidos sobre los líquidos y mezclamos con cuidado hasta que no queden grumos. Mejor no usar la batidora, se hace perfectamente con las varillas y es más apropiado para que lo hagan los niños.
  4. Colocamos las cápsulas sobre los soportes adecuados para ello y las llenamos solo hasta las 3/4 partes. En el centro de cada una depositamos una cucharadita pequeña de nocilla.
  5. Horneamos a 180º durante 10 minutos. Pinchamos con un palito antes de sacarlos para asegurarnos de que estén bien hechas.
  6. Sacamos del horno y dejamos enfriar completamente antes de decorarlas.
  7. Preparamos la crema de vainilla mezclando todos sus ingredientes hasta que quede una pasta homogénea que pondremos en la manga pastelera.
  8. La decoración de los cupcakes ya depende del arte de cada uno. El mío no es muy grande, pero quedan vistosos y, lo que es más importante, muy ricos.
    Lo importante es comenzar desde el centro, haciendo una elipse que iremos ampliando hasta tener cubierta la magdalena completa.

Se conservan perfectamente durante varios días en el frigorífico.




Con esta receta y mis mejores deseos para el año nuevo, me despido hasta después de reyes. Ojalá que 2015 os trate todo lo bien que os merecéis y podamos todos ser felices.

Feliz navidad y feliz año nuevo. 
Con cariño,

martes, 23 de diciembre de 2014

Pandoro di Verona

Continuamos viajando alrededor del mundo a través de sus panes, de la mano del reto Bake the world.
En diciembre visitamos uno de mis países favoritos en lo gastronómico y en lo cultural, adoro Italia. Me encanta su pasta, me encantan sus risottos, estoy enamorada de su arquitectura (a pesar de que la cachorrita pequeña insiste en que il Colosseo está roto, jijiji) y de sus helados.

Sus panes navideños, entre los que se encuentran el panettone y el pandoro di Verona que os traigo hoy, no podían ser una excepción.

Recuerdo cuando yo era adolescente y estudiaba italiano en la escuela de idiomas. Unas navidades, la profe nos trajo un pandoro para la fiesta que hacíamos el último día de clase. Me quedé prendada de esa miga etérea y suave, dulce sin empalagar. Absolutamente pecaminoso, no sé porqué se consumen estos dulces en navidad si reclaman directamente el placer del cuerpo.

Parece que el origen de este pan dulce, llamado pandoro según algunas fuentes por su color dorado (culpa del huevo y de la vainilla) se remonta a a los tiempos de Plinio el Viejo, no precisamente ayer por la tarde... pero no fue hasta 1894 cuando se patentó. Curioso.

Su elaboración es compleja y ya os adelanto que la miga del mío dista un poco de aquella que yo recordaba. Tiene un intenso sabor a huevo y es altamente recomendable servirlo espolvoreado generosamente de azúcar glass.

Para el prefermento:
  • 10 gr. de levadura fresca de panadero
  • 60 ml. de agua
  • 50 gr. de harina de fuerza
  • 1 yema de huevo

Para la primera masa:

  • Todo el prefermento
  • 5 gr. de levadura fresca de panadero
  • 25 gr. de azúcar
  • 1 huevo
  • 200 gr. de harina de fuerza
  • 30 gr. de mantequilla.

Para la masa final:

  • Toda la primera masa
  • 2 huevos
  • una pizca de sal
  • 100 gr. de azúcar
  • 1 cucharadita de vainilla en pasta
  • 200 gr. de harina de fuerza
  • 140 gr. de mantequilla.
Este dulce requiere paciencia y organización. Fuera de eso, no es excesivamente difícil, pero sí laborioso.
  1. Comenzamos preparando el prefermento: mezclamos todos sus ingredientes en un bol amplio. Quedará bastante líquido, por lo que no es necesario amasar, basta con mezclar cuidando que la levadura quede bien disuelta.
    Tapamos con papel film o con un gorro de ducha y dejamos a temperatura ambiente toda la noche.
  2. Ya por la mañana, toca comenzar con la primera masa. El prefermento estará lleno de burbjuas; añadimos el resto de los ingredientes de la primera masa y mezclamos bien hasta obtener una bola de masa uniforme. Entonces, añadimos la mantequilla en cubos pequeños y volvemos a amasar hasta que la masa se convierta en una bola lisa y brillante.
    Se puede hacer con la panificadora o con otro robot de amasar. En el caso de la panificadora, es probable que tengáis que reiniciar el programa de amasado un par de veces, al menos.
  3. Dejamos reposar la masa hasta que haya doblado su volumen, una hora aproximadamente.
  4. Pasado ese tiempo, comenzamos con la masa final: añadimos los ingredientes de la misma, dejando a parte de nuevo la mantequilla y amasamos unos 15 minutos hasta que quede bien integrado.
  5. Volcamos sobre la superficie de trabajo ligeramente enharinada, desgasificams y formamos un rectángulo ayudándonos del rodillo.
    En el centro del rectángulo colocamos la mantequilla que teníamos reservada y doblamos las esquinas hacia el centro formando una especie de sobre. Estiramos con el rodillo hasta obtener, de nuevo, un rectángulo que doblaremos en forma de tríptico.
  6. Envolvemos en papel film y reservamos en el frigorífico durante 30 minutos pasados los cuales tendremos que sacarlo, volver a estirarlo con el rodillo y volver a plegar en forma de tríptico. Esta operación habrá que repetirla 2 o 3 veces. Os dejo el enlace de Uno de dos, la web de la que yo he sacado la receta que os aclarará gráficamente este punto.
  7. Finalizados los plegados, dividimos la masa en dos, engrasamos un molde de pandoro y lo espolvoreamos de azúcar glass. Depositamos las dos partes de masa con el pliegue hacia arriba y dejamos fermentar resguardado de las corrientes de aire (yo siempre lo hago dentro del horno apagado) hasta que la masa llegue al borde.
  8. Se hornea a 180º con calor arriba y abajo y con aire durante 15 minutos, pasados los cuales se baja la temperatura a 150 y se continúa otros 20 minutos.
    Si vemos que se está dorando en exceso, podemos cubrirlo con papel de aluminio.
  9. Se saca del horno y, cuando se temple, con cuidado de no quemarnos, se desmolda y se deja reposar sobre una rejilla hasta que se enfríe por completo.

Tradicionalmente el molde del pandoro tiene forma de estrella de 8 puntas. Yo no tengo molde de pandoro pero sí multitud de trastos en la cocina y no quise hacerme con uno más, así que utilicé una flanera de las clásicas, las que son rizadas, No tiene la forma original del pandoro pero sirve perfectamente y el resultado es delicioso, como podéis ver. Perfecto para desayunar el día de navidad si lo preparáis a la par que la cena de nochebuena. Total, un poco más de jaleo ya no marca la diferencia.

Podéis deleitaros con más panes como este visitando el blog de Bake the world. Estoy convencida de que los artisatas de mis compis panarras os van a dejar boquiabiertos... siempre lo consiguen.



viernes, 19 de diciembre de 2014

Bombones de morcilla

Desde que probé estos curiosos bombones salados en un restaurante de Burgos, tenía muchas ganas de hacerlo en casa, así que cuando lo vi en la revista Thermomix de este mes no tardé ni 3 días en ponerme a ello.
Os lo recomiendo, es un plato fácil y queda muy resultón para poner como entrante. Aprovechad estas fiestas para prepararlo y sorprended a vuestros invitados.


  • 150g de manzana (yo usé tipo golden que es lo que tenía en casa)
  • 300g de morcilla de Burgos 
  • Almendra cruda en granillo
  • 1 clara de huevo.
  1. Pelamos la manzana y la troceamos en el vaso 4 segundos a velocidad 4. A continuación bajamos los restos de las paredes con la espátula y programamos 5 minutos, 100 grados a velocidad 1.
  2. Añadimos al vaso la morcilla sin piel y troceamos 4 segundos a velocidad 4.
  3. Sacamos la masa resultante y hacemos bolitas del tamaño deseado, las colocaremos sobre una bandeja forrada con papel de horno. Dejamos reposar unos diez minutos en el frigorífico hasta que se endurezcan y podamos trabajarlas mejor.
  4. Batimos la clara de huevo y rebozamos las bolitas en clara y almendra y dejamos de nuevo sobre el papel de horno.
  5. Metemos en el horno precalentado a 180° durante unos 10 minutos aproximadamente; las sacaremos cuando veamos que la almendra está tostada.


Se sirven calientes y se pueden acompañar de cebolla caramelizada o de puré de manzana. Podemos hacer este plato también si no tenemos thermomix, tendríamos que hacer a la plancha la manzana y trocearla junto a la morcilla en una picadora, el resto de los pasos a seguir serán los mismos.

lunes, 15 de diciembre de 2014

Pollo asado con níscalos

El pollo asado es un básico en todas las cocinas. Sencillito, económico y muy versátil, el que os traigo hoy está enriquecido con níscalos silvestres recolectados por los abuelos de los cachorritos.
Hoy en día en (casi) ninguna mesa navideña se sirve pollo asado; se ha sustituido por otras cosas más elaboradas, más sofisticadas y, sobre todo, más caras.
Pero yo recuerdo que mi abuela nos contaba cuando éramos pequeñas que en su infancia, comer pollo en navidad era una fiesta porque pocas veces podían acceder a este alimento de lujo entonces, básico hoy.
Lo malo es que parece que hemos vuelto atrás en el tiempo y hoy en día muchas familias lo pasan francamente mal para llevar a la mesa cualquier cosa.
Así que, ¿por qué no comer pollo asado en navidad? Los níscalos son caros (muy caros), así que si no se han podido recolectar en el monte (lo cual abarata el plato considerablemente), pueden sustituirse por champiñones, más económicos y que también le dan un puntito al pollo. A mí el champiñón me encanta.

  • cuartos traseros de pollo. Uno por persona. Se puede usar pechuga, pero en casa nos gusta a todos más el muslito porque es más jugoso.
  • una patata pequeña por persona
  • un puñado de níscalos (o champiñones)
  • aceite de oliva
  • un vaso de vino blanco
  • sal
  • hierbas aromáticas al gusto
  1. Pelamos y lavamos las patatas. Las cortamos en rodajas de aproximadamente medio centímetro y las disponemos en el fondo de una fuente de horno.
    Salpimentamos al gusto y regamos con un chorrito fino de aceite de oliva.
  2. Sobre ellas colocamos el pollo y los níscalos bien limpios.
    He escuchado diferentes teorías sobre cómo limpiar los níscalos: hay quien dice que con un trapo húmedo nada más... si tienen mucha tierra, ¿cómo la sacas?
    Otros dicen que bajo el chorro de agua corriente, pero nunca sumergirlos.
    Lo que sí está claro es que una vez lavados deben cocinarse inmediatamente porque enseguida enmohecen.
  3. Disponemos los cuartos de pollo sobre la capa de vegetales, con la parte de la piel hacia arriba.
    La piel es otra gran controversia, hay a quien le encanta (el cachorrito mayor se come la piel crujiente como si fuera una delicatessen) y hay quien la aborrece y la quita antes de cocinar el plato.
    A mí no me gusta mucho pero no recomiendo quitarla antes de cocinarlo por varias razones. Una de ellas es que la piel le aporta jugosidad al pollo. Se dora, pero no permite que la carne quede seca. Por el contrario, si se quita la piel, a falta de esa capa protectora, la carne se secará más.
  4. Regamos con el vaso de vino, salamos bien el pollo para que al hornearse la piel se quede crujiente (podemos usar sal gruesa) y aderezamos con las hierbas aromáticas elegidas. En este caso, romero que acentúa el sabor a monte de los níscalos y le da un toque genial.
  5. Horneamos a 150º durante al menos 90 minutos. Es importante comprobar que la carne esté bien cocida por dentro y las patatas tiernas antes de sacar la fuente del horno.
La ventaja que tiene este plato es que casi se cocina solo y que se puede preparar con cierta antelación para darle un golpecito de horno justo antes de la cena.

Como postre os recomiendo estas copitas de limón y para la sobremesa, una vasito de Baileys casero con algún turrón.





sábado, 13 de diciembre de 2014

Turrón de chocolate blanco y lacasitos

Yo no soy muy de turrones. En realidad, los dulces navideños no me emocionan. Salvo los nevaditos que me han apasionado desde niña pero que están muchísimo más buenos (como casi todo) caseros y el roscón de reyes que nunca fue santo de mi devoción, pero que desde que aprendí a prepararlo yo me pierde.
Por si os interesan las recetas de estos dos dulces navideños: 
A ver, que me voy de la historia que os estaba contando. Es algo que suele pasarme cuando me pongo a hablar, entrecruzo historias y al final me pierdo.
Pero ya retomo, ya. El caso es que los dulces navideños no me emocionan y el turrón en casi ninguna de sus variedades. Y mira que me gusta el chocolate, pero el turrón de chocolate tampoco me termina de enganchar.

Lo que pasa es que a los cachorritos sí les gusta, como cachorritos que son, claro. Y, además, el reto de este mes de mi amiga Isa en su blog Cocinamos con Reina era precisamente el turrón. ¡Ah! y otro además: además ella misma me había enviado, entre otras cosas deliciosas y preciosas que están esperando su turno para ser usadas, unos moldes para hacer turrón.
Y ya no me quedaron excusas para no hacerlo.

Así que la cuestión era qué turrón hacer, puesto que ya el año pasado había hecho otros dos. Al final, pensando en lo que pudiera gustarle a los cachorritos, me decanté, sin muchas dudas, por este turrón de chocolate blanco con lacasitos:

  • 1 tableta de chocolate blanco para postres
  • 40 gr. de manteca de cerdo
  • 4 o 5 cucharadas de lacasitos y algunos más para ir comiéndolos por el camino.
  • Necesitaremos, además, un molde para hacer turrón o, en su defecto, un brick de leche vacío limpio y cortado en sentido longitudinal que forraremos con papel film. Así lo hice yo el año pasado y da muy buen resultado. Podéis verlo aquí.
  1. Troceamos la tableta de chocolate y la derretimos en el microondas con cuidado que no se queme. Para ello programaremos primero un minuto a máxima potencia, sacamos, removemos con una espátula de silicona y volvemos a programar en intervalos de 30 segundos y removiendo cada vez hasta que esté totalmente derretido.
  2. Incorporamos la manteca de cerdo y, sin volver a calentar, continuamos removiendo hasta que esta se derrita y se integre completamente.
  3. Forramos el molde que vayamos a usar de lacasitos, volcamos la mezcla de chocolate y decoramos con lacasitos también la superficie.
  4. Dejamos que se enfríe. Endurecemos en el frigorífico al menos 8 horas o hasta que esté completamente sólido.
  5. Desmoldamos y servimos.
¿A que es sencillo? Que nadie se prive de hacer su propio turrón casero porque, además de hacerlo a nuestro gusto, podemos implicar a los cachorritos; esta receta, con un adulto que supervise -el chocolate caliente puede quemar mucho-, es apta para cocineros de todas las edades. De hecho, este nuestro lo hizo casi sola la cachorrita peque :)

El día 15 Isa publicará las recetas de todos los turrones particpantes en su reto. Podréis verlos pinchando aquí.


miércoles, 10 de diciembre de 2014

Tapa de #jamón serrano y huevos de codorniz

Pero qué rico está el jamón serrano.
Este mes en La cocina typical spanish hemos tenido, como ya sabéis, novedades. Una de las más importantes ha sido el secreto del ingrediente a utilizar que, además, fue propuesto por Julia, de Julia y sus recetas. Parecía fácil, pero no.
Julia eligió el jamón serrano que, como he dicho antes, está buenísimo. En casa nos encanta, los cachorritos son grandes devoradores de jamón serrano porque, como he dicho en muchas ocasiones, son niños, pero más listos que el hambre.
Pero cocinarlo cocinarlo... me ha resultado complicado porque está tan rico así en crudo, con un buen pan, su poquito de queso curado y una copita de vino... Es cierto que lo uso mucho para saltear las verduras, en revueltos y cositas así, pero no como súper protagonista de una receta. En fin, que ha supuesto un reto; al final, me decidí por preparalo en plan tapa o canapé que, además de ser súper sencillo (la única complicación que tiene es freír los huevos de codorniz), nos va a venir perfecto como entrante para estas fiestas que están a puntito de llegar.


(por cada tapa o canapé)
  • 2 huevos de codorniz
  • 1 loncha de jamón serrano del bueno (que se nota un montón la diferencia)
  • 1 rebanada de pan (casero mucho mejor, lo mismo: se nota un montón la diferencia)
    Mirad este pan qué sencillito es y os va a quedar delicioso.

  1. Partimos el pan en rebanadas y las disponemos sobre el plato en el que vayamos a servir las tapas.
  2. Sobre cada rebanada colocamos una loncha de jamón serrano.
  3. Freímos los huevos de codorniz y los colocamos sobre la tapa.
    Parece sencillo, pero ya sabéis que freír un huevo, no es en absoluto aquello que dicen. La frase "no sabe ni freír un huevo" no puede emplearse como paradigma de no saber hacer nada en la cocina; muy al contrario, solo se sabe freír bien un huevo cuando se tienen muchas tablas. Yo lo he conseguido hace poco, ¡bravo! y, aún así, estos que eran pequeñitos se los dejé al papá de los cachorritos que es más paciente que yo.
    Aquí tenéis algunos truquillos que os pueden ser útiles, pero con los huevos de codorniz hay que ser pacientes porque hasta que ves todos fritos se tarda un poquito; nosotros los hicimos de dos en dos.
  4. Cuando estén todos los huevos fritos, podemos meter todas las tapas al horno un par de minutos, para templarlos porque es posible que los huevos se hayan quedado fríos.
Y no sabéis lo riquísimo que está.
¿Que queréis más ideas para comer jamoncito del rico? Pasaos por el blog de La cocina typical spanish y descubrid lo que tienen preparado todos mis compis.



domingo, 7 de diciembre de 2014

Galletas suecas especiadas {receta navideña}

Con la navidad metida ya en nuestras casas, toca ponerse también a cocinar cosas que nos metan más en el ambiente.
Estas galletas especiadas que hoy os traigo son mi aportación al reto ¡Qué rico, mami! y son tan, pero tan fáciles de hacer que son muy apropiadas para pasar una tarde de invierno en la cocina con los cachorritos al calor del horno.

Hemos elegido estas galletas suecas porque desde el viaje que hicimos el pasado enero a Estocolmo, sentimos gran cariño por la cultura sueca. De allí me traje, además, un libro de repostería sueca que, entre otras cosas, me ha servido para desempolvar mi inglés y aprender vocabulario "cocinero".

Las galletas, panes, casitas  y hombrecitos de jengibre son allí muy típicos y parece que estas, en concreto, inspiradas en unas que ellos llaman pepparkakor, suelen agujerearse antes de hornearlas para hacer un arito por el que insertar luego una cinta. De esta manera, se usan para decorar los árboles de navidad.


Pero la receta es del que nosotras llamamos "libro rosa", un libraco lleno de recetas dulces y alguna salada que me regalaron para mi cumpleaños con un nombre tan largo que es casi imposible de aprender, pero que está lleno de cosas ricas: "Pasteles, pastas, galletas, merengues, tartas, panes dulces y salados". Ahí es nada. Trae más dulces que salados, todo hay que decirlo y ya le dije yo al papá de los cachorritos que con este tengo libro de repostería para el resto de mi vida....

Pero vamos ya con la receta que me enrollo.

  • 125 gr. de mantequilla a temperatura ambiente
  • 180 gr. de azúcar moreno
  • 1 huevo
  • 250 gr. de harina de todo uso
  • una pizca de sal
  • 1 gr. de jengibre en polvo (si os atrevéis, se puede poner un pelín más; el jengibre les da un toque picante a las galletas que queda muy chuli, pero a mí me dio miedo que a los cachorritos no les gustara y puse solo 1 gr. Se puede poner un poquito más)
  • 1 gr. de canela en polvo

  1. Mezclamos la mantequilla con el azúcar. Añadimos el huevo y con la varilla mezclamos de nuevo hasta que quede bien integrado.
  2. En un bol aparte, tamizamos la harina junto con la sal y las especias y vamos incorporando de a poquitos a la mantequilla integrándolo bien para que no queden grumos.
  3. Envolvemos en un papel film y metemos en la nevera durante al menos una hora.
  4. Sacamos la masa de la nevera, colocamos entre dos hojas de papel de hornear y estiramos con un rodillo hasta obtener una lámina de unos 3 mm. de grosor.
  5. Cortamos las galletas de la forma que queramos y las vamos depositando en una bandeja de horno forrada con papel de hornear o con una lámina de silicona.
    Para aprovechar los recortes de la masa, volvemos a amasarlo y a estirarlo con el rodillo; recortamos más galletas hasta terminar toda la masa.
  6. Refrigeramos las galletas ya formadas durante una hora (si os caben en el congelador, mucho mejor).
  7. Horneamos con el horno precalentado a 180º durante 10 minutos aproximadamente, hasta que empiecen a dorarse ligeramente por los bordes.
    Estad atentos porque al llevar azúcar moreno y canela, la mezcla es oscurita y puede no notarse demasiado el color tostado hasta que sea tarde.
  8. Sacamos del horno y con cuidado de no romper las galletas, las vamos cogiendo con una paleta y depositándolas sobre una rejilla. Las mantendremos sobre ella hasta que estén totalmente frías y se hayan endurecido.
Se conservan perfectamente durante semanas en una caja metálica. Pero no creo que os duren tanto.

Para ver más recetas navideñas especiales para los cachorritos, visitad el blog ¡Qué rico, mami! 
Seguro que os sorprenden las propuestas de mis compis.


Continuad disfrutando del finde que esta vez nos regala un día más.


viernes, 5 de diciembre de 2014

Tosta César


La receta que os traigo hoy no es nada navideña, pero muy apropiada para el fin de semana y para aprovechar esos filetes de pollo empanados que freíste para que los cachorritos cenaran el jueves por la noche a toda prisa y para salir del apuro. A pesar de lo sencillo de la cena, el filete empanado es una de las favoritas de todos los cachorritos que yo conozco y de muchos papás de cachorritos también.
Pero si queremos aprovechar los que han sobrado para hacer una cosita un poco más elaborada, os sugiero esta tosta César que es similar a la típica (y deliciosa) ensalada César, pero deconstruida, ahora que eso está tan de moda.
(por persona)
  • 1 filete de pollo empanado, de las sobras de la cena de hace un par de días.
    Si no os han sobrado, siempre podéis empanarlos en el momento.
  • 1 cogollo de lechuguita o 3 hojas si la lechuga es grande
  • 1 rebanada de pan casero.
    Son muy apropiados cualquiera de los hechos con la panificadora, especialmente el pan básico. En esta ocasión utilicé el pan de calabacín y quedó supremo.
  • Queso rallado
  • Salsa César
  • Llevo siglos queriendo hacerla yo misma, pero de momento no se ha dado el caso.
  • Como cualquier ensalada, podéis añadirle todos los ingredientes que os apetezcan. Quedan muy bien unas nueces picaditas y unas rodajas de tomate.
  1. Templamos un poco el filete en el microondas para que no esté frío, echándole por encima el queso rallado para que se funda
     Esto solo si usáis los filetes que habían sobrado, recordad. Si no es vuestro caso, tendréis que freírlos en el momento, rebozándolos en huevo y pan rallado. En cuanto los saquéis de la sartén, echáis por encima el queso rallado para que se funda con el calorcito de la fritura.
  2. Tostamos una rebanada de pan y sobre ella disponemos la lechuga, el filete de pollo y los demás ingredientes que hayamos elegido.
  3. Regamos, al gusto, con la salsa César y consumimos inmediatamente, mientras aún esté caliente.
Con esta receta quiero continuar participando en la iniciativa de Marisa, de Thermofan, reciclando sabores. Me parece una idea genial para darle una vuelta a esos tristes de la nevera que muchas veces se quedan olvidados o aburridos en un rinconcito.
En esta receta, os habréis dado cuenta como chicos inteligentes que sois, el triste de la nevera era el filete de pollo empanado ;)


Disfrutad del fin de semana, que yo probablemente lo aproveche para decorar la casa para recibir la navidad. Con la inestimable ayuda, por supuesto, de los cachorritos.

miércoles, 3 de diciembre de 2014

Crema de café {Baileys casero}

Ya ha comenzado diciembre y ya he dejado de resistirme con uñas y dientes a la llegada de las navidades que cada año nos inundan antes de papá noeles, campanillas y, este año, de anuncios lacrimógenos e inverosímiles de premios de lotería.
Tampoco es que yo haya puesto ya la decoración navideña, pero no tardaré mucho porque los cachorritos ya lo reclaman. Aprovecharemos este fin de semana que nos regala un día más para entrar de lleno en el ambiente navideño y comenzar a cantar villancicos.

Por eso hoy os traigo una receta que no es exactamente navideña, pero que os va a servir para amenizar las largas sobremesas de las fiestas, ¿quién no se toma un licorcito después de comer? Y a mí, personalmente, el Baileys me encanta, es mi preferido.
Lo he hecho para participar en el calendario de adviento bloguero que ha organizado Sam, de Tu cocina te llama. Como en un calendario de adviento tradicional, cada día levantas una pestañita y descubres una sorpresa. Hoy me ha tocado a mí traérosla y espero que os guste.
La receta original es del blog de mi amiga Isabel, Las delicias de Isabel, del que he hecho varias cositas que siempre salen bien; os recomiendo que lo visitéis.

  • 500 ml. de whisky
  • 500 ml. de nata líquida
  • 740 gr. de leche condensada (una lata grande)
  • 4 cucharadas de sirope de chocolate. Podéis comprarlo o, como yo, hacerlo casero. Podéis ver cómo se hace pinchando aquí.
  • 1 taza de café espresso bien cargado
  • 1 cucharadita de pasta de vainilla (o una vaina de vainilla)
  1. Hervimos la nata con la vainilla.
    Si hemos usado una vaina, la abrimos y la raspamos para que suelte todo su aroma.
  2. Dejamos infusionar durante unos 10 minutos, pasados los cuales tendremos que colar la nata si es que hemos optado por usar la vaina. 
  3. Mezclamos con el resto de los ingredientes hasta que quede bien integrado y dejamos reposar. Cuando esté frío, lo pasamos a una botella y conservamos en el frigorífico hasta su consumo.
Se sirve muy frío o con un cubito grande de hielo.


Para abrir más ventanitas de este calendario de adviento tan original, no os olvidéis de visitar el blog de Sam. Pinchad en la imagen para llegar a él y descubrir qué otras sorpresas han preparado compañeros de la comunidad bloguera.

Y ¡feliz navidad! Ho ho ho ;)


P.D. Esta receta no es apta para cachorritos, pero no importa: ellos disfrutarán muchísimo más jugando con los primos en la habitación de al lado a cualquier cosa que sentados en la mesa. Y vosotros escuchándoles o cantando con ellos el Sing Star de Disney. Hasta que decidan que a ellos esa música no les gusta y quieren cantar, como el cachorrito mayor, "heavy rock"... Se hacen mayores...