lunes, 20 de julio de 2015

Salsa de toffee

No os váis a poder resistir a esta maravillosa salsa toffee. Es fácil de preparar, está buenísima y os va a servir para acompañar cualquier postre, para regar un helado o para rellenar, como hago de vez en cuando, unas magdalenas y darles un aire más original.

Ligera no es, pues sus ingredientes son, básicamente, azúcar y nata. Ya os podéis imaginar que es una salsa que tendremos que reservar para ocasiones especiales porque no son productos que debamos consumir habitualmente. Pero, ¿qué tal unas magdalenas para regalar rellenas con esta salsita? Os adorarán.

Receta de la salsa de toffee

  • 6 cucharadas soperas de azúcar
  • unas gotas de agua
  • 150 ml. de nata líquida
  1. Ponemos al fuego un cazo de fondo grueso con el azúcar y el agua. Dejamos que se forme caramelo sin remover con ningún utensillo de cocina.
    Si nos hiciera falta, removeríamos el propio cazo.
  2. En otro cazo templamos la nata sin dejar que hierva.
  3. Cuando el azúcar se tueste y se forme un caramelo con un bonito color tostado, incorporamos la nata de a poquitos, en tres veces, removiendo para que no se agarre. Si cuece muy rápido, bajamos a fuego medio.
  4. Dejamos hervir hasta que la salsa tenga la textura deseada y dejamos templar antes de utilizar, ¡quema mucho!

    ¿Qué tal si regamos un helado con esta deliciosa salsa toffe?
    Por cierto, he de confesaros que esta salsita se la debo a mi amiga Amalia, que me la chivó hace ya un tiempo. Hacedme un favor y no dejéis de visitar su maravilloso blog Cuadernos de cocina porque no os váis a arrepentir, ¡está lleno de cosas ricas!


    viernes, 17 de julio de 2015

    Pesto de calabacín

    Hace unos días, en facebook (no me digas que no me sigues y por eso no te enteraste). Venga, va, a solucionarlo, pincha aquí y entérate de todo todito ;)

    Pues eso, que hace unos días pregunté en facebook si preferíais receta de helado o de calabacines. Ganaron los helados, por eso el martes desayunasteis un rico polo de yogur con nocilla casera. Pero el margen fue muy ajustado, así que hoy toca calabacín.

    Y ¿por qué calabacines? Pues porque es un producto hortícola de plena temporada, porque su cultivo es muy fácil en los huertos urbanos tan de moda y en los huertos de pueblo de toda la vida. Y porque mi huertito nos está dando un montón este año a pesar del inclemente tiempo calurosísimo. Pero muchos muchos muchos. Y estoy experimentando diferentes formas de comerlos para que no sean siempre lo mismo y no aburrirnos. Como ejemplo, estas hamburguesas de calabacín y garbanzos, excelente forma de comer, además, legumbres en veranos o este tartar de calabacín y salmón ahumado que es uno de mis platos favoritos (y del cachorrito mayor, no sabéis cómo se lo come). 

    Hoy viajajos a Italia para degustar una maravillosa salsa pesto de calabacín perfecta para cualquier tipo de pasta, robada del blog de mi amiga Patricia, Las cosas de mi cocina. Ya estáis corriendo a hacerle una visita porque ha dejado su blog monísimo y porque tiene unas recetas de infarto. Hacedme caso. Y luego ya, continuáis leyendo la

    receta de pesto de calabacín

    • 1 calabacín pequeño, unos 300 gr.
    • 100 ml. de aceite de oliva aromatizado con albahaca**
    • 50 gr. de piñones
    • 50 gr. de queso curado
    • 1 diente de ajo
    • 1/2 cucharadita de sal
    En My cook:
    1. Lavamos bien el calabacín y le quitamos "el culo". Podemos pelarlo si preferimos.
    2. Ponemos en la My cook 50 ml. de aceite de oliva aromatizazo con albahaca y el diente de ajo. Programamos 1 min, 100ºC, velocidad 1 (sofrito)
    3. Incorporamos el calabacín troceado y volvemos a programar 5 min, 100ºC, velocidad 1.
    4. Añadimos los piñones, el queso y el resto del aceite y damos un par de golpes de turbo para triturarla hasta que la salsa tenga la consistencia deseada.
    Tradicional:
    1. Igual que antes
    2. En una sartén, sofreímos la mitad del aceite con el diente de ajo, un par de minutos, sin que llegue a tostarse el ajito.
    3. Añadimos el calabacín cortado en rodajas no muy gruesas y sofreímos para que se ablande.
    4. Pasamos el calabacín con el caldo que haya soltado y el aceite de sofreír al vaso de la batidora. Añadimos el resto de los ingredientes y trituramso bien hasta obtener una salsa espesa.
    Se pueden reservar unos piñones para decorar.


    Esta salsa es perfecta para cualquier tipo de pasta y, además, presenta una ventaja añadida: se puede congelar en porciones individuales (yo lo hago en botes de cristal no muy grandes). He decidido que voy a hacer un cargamento con los próximos calabacines porque me parece una forma ideal de ir consumiéndolos cuando su temporada ya haya finalizado; el calabacín no es una hortaliza que se pueda congelar fácilmente.

    **sobre el aceite de albahaca: yo lo hago simplemente metiendo unas hojitas de albahaca en una botella de aceite. Este año he hecho aceites con todas las aromáticas de mi huertito, ¡están de buenos! y le dan un toque súper especial a los sofritos, los panes, las ensaladas, ¡a todo!
    Pero si no lo tenéis, para esta receta podéis usar, simplemente, aceite y unas hojas de albahaca fresca.

    Espero que os haya gustado esta manera de comer calabacín y que también me aportéis vuestras sugerencias.
    Feliz viernes y ¡buen fin de semana!

    martes, 14 de julio de 2015

    Polos de yogur griego y nocilla casera

    Hace unos días le dije a una amiga que durante el mes de julio mi blog solo publicaría helados. No sé si voy a ser capaz de cumplirlo sin grave riesgo para mi salud y mi guardarropa, así que voy a alternarlo con alguna receta de verduras del huerto que está dando muchos frutos este verano.

    Pero, de momento, para ir cumpliendo un poco lo prometido y para que podáis disfrutar estos calurosos días de verano cocinando con los cachorritos, os traigo unos polos súper hiper ultra extra mega fáciles de preparar. Vamos, que os digo que los nuestros los preparó la cachorrita pequeña ella solita. Lo más difícil de todo es rellenar las poleras, no os digo más.
    Esta receta se la vi a Juanan, del blog Cuuking hace unos días y ni yo ni la cachorrita pequeña pudimos resistirnos a prepararla. Ella ha estado malita con anginas, así que aún no los ha probado, la están esperando en el congelador, pero yo sí, yo le robé uno porque había que testarlos antes de publicarlos en el blog y ¡son fantásticos!

    Receta de los polos de yogur griego
    y nocilla casera

    Solo dos:
    • 3 yogures griegos
    • 4 o 5 cucharadas de nocilla.
      Mucho mejor casera; tanto la nocilla como la nutella llevan aceite de palma entre sus ingredientes, muy perjudiciales para la salud. Si la hacemos en casa, nos evitamos estas grasas y conseguimos, además, que estos polos sean una merienda divertida y muy sana. Pinchad aquí para ver la receta de la nocilla casera.
    • Necesitarás, además, moldes para hacer los polos. En su defecto, los vasitos de los yogures, los de los cubitos de hielo o similares os podrán valer, pero hoy en día se encuentran los de polos muy baratitos:
                
    1. Mezclamos la nocilla casera con el yogur.
    2. Rellenamos las poleras y dejamos en el congelador unas 3 horas, hasta que se congele.
    3. Fin.


    ¿Fáciles? No, requetefáciles. Os reto a prepararlos hoy mismo y a enviarme una foto del resultado.

    lunes, 13 de julio de 2015

    Tarta-pudin de magdalenas

    Seguro que os ha pasado alguna vez: haces magdalenas y un par de días después un bizcocho. Por puro capricho, porque quieres estrenar un molde o porque uno de tus cachorritos está de antojo (puede sustituirse la palabra antojo por "cumpleaños", "vacaciones", "aburrido" o cualquier otra que os convenga). Y entonces, te juntas con más dulce del que la prudencia aconseja consumir en un par de días.
    Puedes hacer varias cosas, ambas contrastadas con éxito por la que suscribe: congelar parte de las magdalenas/bizcocho o convertir aquellas en esta rica tarta, copieteada del blog de mi amiga Chus, Para estar por casa, un gran blog del que bebo yo mucho últimamente. Será que me gusta como cocina...
    Yo, como casi siempre, la he tuneado para adaptarla al contenido de mi nevera. También porque, además de aprovechar las magdalenas que, con el calor seco del verano madrileño estaban empezando a ponerse durillas, quería un postre rápido para llevar a una comida medio improvisada en casa de unos familiares. Por eso tampoco hay foto del corte, qué se le va a hacer, debía de estar rica porque no sobró nada de nada y no me dejaron sacar la cámara de fotos...

    En fin, vamos ya con

    la receta de la tarta-pudin de magdalenas

    • Magdalenas. Puedes hacerlas exprofeso para esta tarta o aprovechar esas que comienzan a ponerse durillas. Yo usé estas que, además, eran de chocolate, lo que le da un toque especial a la tarta.
    • 500 gr. de queso fresco batido 0%
    • 2 cucharaditas de maizena
    • 3 cucharadas de azúcar glass
    • 1 cucharadita de pasta de vainilla
    • 1 yema de huevo
    1. Cortamos las magdalenas en rebanaditas y reservamos.
    2. Apartamos un vasito del queso y diluimos en él las 2 cucharaditas de maizena. Reservamos.
    3. Mezclamos el resto con la yema de huevo y el azúcar glass. Comprobamos que tiene el punto de dulzor deseado -yo reconozco que no soy muy dulzona y tal vez necesitéis un poco más-.
    4. Metemos al microondas un minuto, sacamos, removemos y mezclamos con el vasito que teníamos reservado, el que tiene la maizena diluida.
    5. Volvemos a meter otro minuto al microondas, sacamos y removemos. Tiene que tener una consistencia parecida a una crema pastelera. Si no es así, volvemos a meter otro minutito al microondas y volvemos a remover.
    6. Ya solo nos queda montar la tarta: ponemos una capa fina de la crema en el fondo. Sobre ella, una capa de rebanadas de magdalena procurando no dejar huecos libres. Cubrimos con una capa generosa de crema y así, vamos alternando magdalenas y crema hasta terminar con todos los ingredientes.
      Para que se notara que era una tarta de magdalenas, yo dejé varios laterales para decorar, pero ya sabéis que la decoración repostera no es mi fuerte. En compensación puedo deciros que estaba bien rica. El punto ácido que le da el queso, tiene como resultado una tarta fresquita y muy agradable para el verano.
    7. Reservamos en el frigorífico hasta el momento de consumir. Si es de un día para otro, la crema cogerá más consistencia.
    Espero que os guste esta original tarta de aprovechamiento, podéis prepararla con cualquier bollería que os apetezca.
    Una receta más que se va al proyecto "Reciclando sabores", para que no se nos olvide que la comida no se tira, ¡se come! Y siempre hay alguna manera de aprovechar esos alimentos que, por un motivo u otro, ya no están tan apetecibles como recién hechos.

      viernes, 10 de julio de 2015

      Smörgåstårta {#tsviajeroSuecia}

      ¡Menudo calor estamos pasando las últimas semanas!
      Ayer escuché en la radio que, desde 2003, este está siendo el año qué más calor está haciendo durante tantas semanas consecutivas. 
      Por eso, yo me piro al norte, pero al norte de Europa, a ver si me refresco.

      Este mes, mes de vacaciones por excelencia, desde La cocina typical spanish nos hemos propuesto viajar, conocer el mundo a través de sus platos.
      Cada una de nosotras hemos elegido un destino para investigar un poco la gastronomía del lugar. Una de las cosas que más me gusta de viajar es probar platos nuevos; siempre procuro mimetizarme con los lugareños, comer donde ellos comen, no el restaurantes para turistas y disfrutar de los productos locales. Pues bien, Lucía y yo elegimos irnos a Suecia para conocer un poco más ese maravilloso país, más allá de las albóndigas suecas que todos hemos probado alguna vez en Ikea (y que, por cierto, están en casi todos los menús de los bares suecos y ¡están buenísimas!)

      Mi primera intención fue hacer algo más de guisoteo y acompañarlo de una guarnición típica sueca a base de puré de patatas y salsa de arándanos. Pero estos calores me han quitado las ganas de cocinar y por eso he buscado un plato más veraniego y que no precisa encender los fogones más allá de cocer un huevo. Literalmente.

      Se trata de un pastel fresquito, a base de rebanadas de pan de molde que se rellena típicamente con salmón, huevo cocido, arenques y se decora al gusto con pepino y otros vegetales. Mucho pepino porque ellos usan mucho esta hortaliza, dios sabrá porqué porque es un producto veraniego total y ellos sol... hombre, a ver... en fin, que no.

      Va, que me enrollo, os dejo ya con la

      receta de la Smörgåstårta {#tsviajeroSuecia}

      La foto es bastante malucha. Tuve un problemilla con la cámara (básicamente, me la olvidé en el lugar donde pasamos los fines de semana durante el verano) y tuve que tirar de móvil. Hasta me bajé a la calle para ver si así salía algo mejor, pero a la vista está que no... Por el mismo motivo, siento no tener foto del corte.
      (para una sola persona)
      • 4 rebanadas de pan de molde. Usa el que más te guste, integral, con semillas, blanco. Yo siempre soy partidaria de los panes integrales. Además del sabor, son mucho más saludables, por su aporte en fibra.
        Si te animas, aquí puedes ver una gran variedad de panes de molde caseros.
      • 2 lonchas de salmón ahumado
      • 2 pepinos pequeños
      • 1 cucharadita de postre de mostaza de Dijon
      • 3 o 5 cucharadas de mayonesa.
      • 1 huevo cocido.
      1. Le quitamos el borde a las rebanadas de pan de molde y las reservamos tapadas con un trapito para que no se resequen.
        Es solo por estética, para que quede más regular, así que puedes prescindir de este paso si te apetece.
      2. En un bol, mezclamos el salmón, el huevo picado y uno de los pepinos picados bien finitos con la cucharadita de mostaza de Dijon y 1 cucharada generosa de mayonesa hasta conseguir una pasta untable.
      3. Ya hemos terminado de cocinar, ahora solo falta montar la smörgåstårta. Para ello,vamos alternando rebanadas de pan de molde con capas del relleno. Comenzamos y finalizamos con pan.
        Sobre la última capa de pan y por todos los laterales del pastel, untamos bien con el resto de la mayonesa y luego, decoramos con el pepino cortado bien finito. Podemos poner también un poco del huevo cocido que habremos reservado al efecto, hojas de canónigos u otras lechugas o cualquier vegetal que nos apetezca.
      Se sirve fresquito, es perfecto para una cena veraniega, pero tened en cuenta que la mayonesa "amarillea" si la tenemos al aire mucho tiempo, se reseca y se cuartea, así que, una sugerencia si la vais a preparar con antelación, es dejar para el último momento la parte de la decoración. Todo el resto aguanta perfectamente unas cuantas horas en frío. Eso sí, en frío por el tema de la mayonesa, especialmente en verano. Tened mucho cuidado, ¿qué tal sustituirla por lactonesa?

      Puedes encontrar más ideas de cocina sueca aquí: ******

      Pero si te has quedado con las ganas de viajar un poquito más, no tienes más que  atreverte a visitar los demás destinos que os proponen mis compis de La cocina typical spanish.


      La cocina typical spanish se va de vacaciones: en agosto no habrá reto. Volvemos en septiembre con energías renovadas y una propuesta muy versátil de la mano de un blog anfitrión, ¿quién será?

      Yo todavía os veré por aquí durante un par de semanas, ¡no me faltéis!

      lunes, 6 de julio de 2015

      Helado de vainilla {con trocitos de galleta}

      El helado de vainilla no es mi favorito. Yo soy más de helado de menta, de hierbabuena, de tarta de queso, de tiramisú. De helados un poco más "raros", vamos (podéis verlos casi todos en este blog, pinchando aquí). El helado de vainilla es demasiado... vainilla para mi gusto.

      Pero, a ver, una se compra una heladera, un cacharro más de cocina contra la voluntad del papá de los cachorritos y, claro, para camelárselo tiene que preparar su helado favorito. Y él es así, le gusta el de vainilla. Es como un niño, aún no ha crecido y sigue con gustos de niños porque, a ver, ¿quién come helados de vainilla? Los cachorritos (el mío mayor no, los helados no le gustan porque están muy fríos) y el papá de mis cachorritos.


      Para él, pues, preparé el primer helado con la heladera nueva, un helado cremoso de vainilla al que añadí pedacitos de galleta para darle un toque crujiente. Y elegí para la ocasión unas galletas virginias de chocolate negro para que contrastara con la vainilla.

      Las de chocolate blanco son para el cachorrito mayor y el papá de los cachorritos.
      La cachorrita pequeña y yo, nos quedamos con el oscuro.
      ¿Conocéis las galletas virginias? Son una empresa española de galletas y otros productos dulces como chocolate, turrones y caramelos. Me encanta que lo que comenzó siendo una fábrica montada por el abuelo, es hoy fabricante de productos muy especiales y muy especializados: tienen, entre otras, una línea de productos adaptados para celiacos. Productos sin gluten y alguno etiquetado también sin lactosa, perfectos para intolerantes a estos productos.
      Podéis ver la amplia variedad que tienen en su página web, pinchando aquí.

      Receta del helado de vainilla con trocitos de galleta

      • 2 yemas de huevo
      • 500 ml. de nata para montar
      • 2 cucharaditas de pasta de vainilla
      • 2 sobres de azúcar avainillado
      • 2 cucharadas soperas de azúcar invertido
      • 50 gr. de azúcar glass
      • 1 paquete de galletas virginias de chocolate con leche.
      1. Con la ayuda de unas varillas eléctricas, mezclamos las yemas con los distintos tipos de azúcar y la pasta de vainilla hasta obtener una crema uniforme, de textura similar a las natillas. Reservamos en el frigorífico.
      2. Montamos la nata. No es necesario que esté montada muy firme, nos bastará con que esté semi montada.
      3. Mezclamos la nata con la crema de vainilla, con cuidado de que no se baje. Para ello, nos ayudaremos de una espátula y lo haremos con movimientos envolventes. Reservamos en el frigorífico al menos 4 horas para que esté bien frío o 30 minutos en el congelador.
      4. Ya solo nos queda mantecar el helado. Bastará poner la heladera en marcha y, cuando las paletas estén ya dando vueltas, ir volcando la mezcla del helado en ella. Dejamos trabajar hasta que el helado adquiera una textura cremosa y consistente, unos 40 minutos.**
      5. Troceamos las galletas, las mezclamos con el helado con cuidado. Ponemos todo en un cuenco o táper que pueda ir al congelador y reservamos allí hasta el momento de consumir.
      ** ¿Y si no tenemos heladera? Pues no pasa nada, puedes hacer helados igualmente si te apetece. Mira este de hierbabuena tan rico, ¡lo hice a mano!. Todo el proceso es el mismo que os he contado, pero cuando llegues al punto 4 (mantecar el helado) lo que hay que hacer es poner la mezcla directamente en un cacharro que puedas meter al congelador y lo congelas. Cada 45-50 minutos hay que sacar la mezcla y removerla enérgicamente para romper los cristales de hielo que se forman con la congelación. Esta operación tiene que repetirse varias veces, hasta que veas que el helado ya está formado y es difícil remover. En este momento, echas los trocitos de galleta y vuelves a congelar hasta el momento de consumir.

      *** para servir más fácilmente los helados caseros, hay unos truquillos:

      Y sacar del congelador 5 minutos antes de servir, para que se ablande un poco y podamos meter la cuchara saca bolas. Si tienes margen, casi es mejor sacarlo 15 minutos antes y dejarlo en el frigorífico.
      Y Mojar la cuchara heladera en agua tibia, sacudir para que no quede demasiado liquido que pueda caer al helado, introducir en la mezcla, sacar la bola y servir. Por experiencia os digo que es complicado hacer esto lo suficientemente rápido para que la bola anterior no se derrita, más cuando en las cocinas estos días está haciendo un calor de justicia. Todo es cuestión de práctica y, si no, siempre puedes hacer otra cosa: congelar el helado en cómodos vasitos individuales para luego sacar solo el que te vayas a comer. Para mí, es lo más práctico.


      Animaos a preparar vuestros propios helados, ¡os van a sorprender! Y si los acompañáis de unas galletitas tan ricas como estas, tenemos ya la merienda perfecta, ¿quién quiere una bola?
      Post patrocinado



      domingo, 5 de julio de 2015

      Ketchup casero

      Este mes, las chicas de Cooking the chef nos lo han puesto fácil. El chef elegido para el mes de julio ha sido el inglés Jamie Oliver.
      Hay cientos de recetas suyas en la red, tiene nosécuántos miles de libros publicados y ¡¡es taaan guapo!! que casi no me creo que sea inglés. La imagen del inglés prototipo que tengo en la retina es más parecida a Mr. Bean, pero oye, yo  me quedo con Jamie. Porque cocina, no os vayáis a pensar.

      Confieso que tuve mis dudas con la receta porque en uno de los libros de Jamie que cayó en mis manos vi la receta de lo que él llama "spanish omlette" y... en fin... casi me da un síncope. Pero es taaaan guapo que decidí darle otra oportunidad y seguir buscando.

      Finalmente me decidí por el ketchup casero. ¿Por qué? Porque es la salsa favorita del cachorrito mayor y siempre me da un poco de yuyu mirar los ingredientes.

      El resultado ha sido muy satisfactorio. A ver... no sabe como el comercial (espero que no sea una interpretación tan libre del ketchup como la tortilla de patata). Es lo que tienen las cosas hechas en casa, que saben diferentes. Algunas mucho más ricas, sin duda. Otras simplemente distintas. Pues eso pasa con el ketchup, que está muy muy rico, pero es distinto.
      Y no solo por el color que, como véis en la foto, queda ligeramente anaranjado (a pesar de que os puedo asegurar que los tomates que usé eran bien rojos).


      Receta de ketchup casero de Jamie Oliver

      • 1 cebolla grande
      • 1/2 cucharadita de semillas de alcaravea
      • 2 dientes de ajo
      • 1/2 cucharadita de jengibre en polvo
      • 1 kg gr. de tomates bien maduros
      • 50 ml. de aceite de albahaca**
      • unas hojas de albahaca
      • 1 cucharadita de sal
      • 1 pizca de pimienta molida
      • 125 ml. de vinagre de vino tinto
      • 100 gr. de azúcar moreno
      ** Se hace, simplemente, metiendo un manojo pequeño de albahaca en una botellita de aceite. Se deja macerar un mínimo de 24 horas para que coja todo el aroma, pero se pueden dejar las hojas dentro hasta que terminemos la botella de aceite.
      Si no tienes la posibilidad de hacer este aceite aromatizado, que te valdrá para muchas otras preparaciones, puedes sustituirlo por 50 ml. de aceite de oliva virgen extra y añadir un manojo de hojas de albahaca a la receta.
      (Yo usé la My Cook, pero os pondré después los pasos, tal y como los indica Jamie en su receta, para hacerlo con una sartén normalita)

      1. Calentamos el aceite de albahaca: 120º, 2 minutos, velocidad 1
      2. Añadimos la cebolla cortada en cuartos y los dientes de ajo pelados y programamos 120º, 5 minutos, velocidad 1.
      3. Incorporamos los tomates lavados y partidos en cuartos, las especias, el azúcar y el vinagre. Programamos 120º, 30 minutos, velocidad 1.
      4. Comprobamos que la salsa tiene el espesor deseado. Si está muy líquida aún, podemos programar a la misma temperatura y velocidad, otros 10 minutos más, para que se evapore parte del líquido. Incorporamos las hojas de albahaca y dejamos reposar para que se temple un poco.
      5. Pasamos por el chino para eliminar todas las semillas y las pieles y envasamos en botellas o tarros de cristal bien limpios que cerraremos con cuidado. Los dejamos reposar boca abajo durante, al menos, 24 horas para asegurarnos de que hacen vacío.
      ¡Listo para consumir!

      Para hacerlo a la manera tradicional, bastará con poner el aceite al fuego en una sartén amplia o en una cazuela de fondo grueso. Pocharemos en ella la cebolla y los dientes de ajo hasta que empiece a estar transparente y tierna. Incorporamos el resto de los ingredientes del paso 3 y dejamos cocinar a temperatura media hasta que los tomates estén casi deshechos y la salsa tenga la consistencia adecuada. Unos 40 minutos. A última hora, incorporamos las hojas de albahaca y pasamos por el chino.

      Si lo envasáis en botellitas y le ponéis una pegatina de "ketchup", igual da el pego ;)



      Podéis ver más recetas de este chef en el blog de Cooking the chef, pinchando en la foto. Seguro que os va a apetecer hacer más de una porque las recetas Jamie Oliver son generalmente sencillas y con muy buena pinta y mis compis de reto son todas buenísimas cocineras.



      jueves, 2 de julio de 2015

      Hamburguesas veganas {de calabacín y garbanzos}

      Jamás me había imaginado que los calabacines crecían a esta velocidad. Ya me lo dijo mi amiga Nuria el verano pasado, pero hasta que no lo ves, siempre crees que los demás exageran. Pero no, en serio. Recolectamos unos 7 u 8 calabacines a la semana.

      Regalas a la familia y hasta a los compañeros de la oficina, haces crema para congelar (necesito un congelador más grande, entre helados y crema de calabacín), lo cocinas de mil formas diferentes: si tuviera tiempo para poner en el blog todas las recetas que hago con el calabacín, podría llamarlo "Cocinando calabacines para mis cachorritos" porque, por suerte, se lo comen de casi todas las maneras posibles.

      Esta receta que os traigo hoy es fruto de la desesperación. O, más bien, de lo que se puede hacer pensando un poco y saliendo de la rutina habitual. No hay más que echarle un poco de imaginación para comer lo mismo (calabacines) de una forma diferente y sin que realmente parezca lo mismo.
      Además, me ha parecido una forma perfecta de consumir legumbres en verano porque, sinceramente, yo soy incapaz de comerme un plato de lentejas con la que está cayendo.

      No os lo penséis más y probad la

      receta de hamburguesas veganas de calabacín y garbanzos


      • 1 calabacín pequeño (unos 300 gr.)
      • 1 bote pequeño de garbanzos precocidos (250 gr.)
      • 1 cucharadita de sal
      • 1 cucharadita colmada de mostaza de Dijon
      • 1/2 cucharadita de ajo en polvo
      • 1 cucharadita de cebolla en polvo
      • 2 cucharadas de copos de avena
      • 2 cucharadas de pan rallado (eventualmente) y extra para rebozar.
      • aceite de oliva virgen extra.
      1. Escurrimos los garbanzos y los trituramos con un robot de cocina o con la batidora junto con la sal, la cebolla y el ajo molidos y la mostaza. Reservamos.
      2. Pelamos el calabacín (puedes lavarlo y dejarlo con piel si te gusta, yo prefiero pelarlo a pesar de que mis calabacines son súper ecológicos y no tienen pesticidas, cosas del huerto urbano y propio. Pero la piel no  me gusta) lo troceamos y lo incorporamos al puré de garbanzos. Trituramos un poco, pero procurando que queden trozos más o menos grandes de calabacín, para darle un toque "crujiente" al plato.
      3. Incorporamos, ya fuera de la batidora, las dos cucharadas de copos de avena. Si la textura es demasiado blanda, añadimos también el pan rallado hasta obtener una masa consistente que nos permita darle forma, pero sin pasarnos, no nos vaya a quedar demasiado compacto y seco.
      4. Ponemos al fuego una sartén con un par de cucharadas de aceite de oliva virgen extra. Mientras el aceite se calienta, damos forma a nuestras hamburguesas y las rebozamos con pan rallado.
      5. Freímos por ambas caras hasta que estén doraditas. Cuidado al dar la vuelta a las hamburguesas porque son muy blanditas, muy tiernas y pueden romperse.
      6. Si no las vamos a consumir inmediatamente, reservamos sobre papel absorbente.
      He hecho esta receta pensando en aquellos que siguen una dieta vegana, exenta de productos de origen animal. No lleva, por tanto, ni huevos ni leche, de modo que también es apta para alérgicos o intolerantes a estos alimentos. Ambos colectivos (veganos y alérgicos/intolrerantes) cada vez son más grandes, cada vez hay más personas que tienen que cuidar su alimentación no solo por conciencia o por salud "a largo plazo", sino para evitarse problemas de salud inmediatos como es el caso de los alérgicos e intolerantes. 
      Por si queréisi abundar en este tipo de dieta, especialmente en la dieta vegana o necesitáis alguna receta apta para personas veganas, os dejo el enlace a una página web muy completa, con numerosas recetas apetecibles. Se llama vegano 2.0 y podéis visitarla haciendo clic aquí.

      Y, oye, aunque no seáis veganos, puede que en alguna ocasión os apetezca probar cosas diferentes; es lo que me pasa a mí y por eso hice estas hamburguesas que, dicho sea de paso, cuentan con el visto bueno del papá de los cachorritos cuyo veredicto era el que yo más temía. ¡Encantada de la vida de que le hayan gustado!

      Por cierto, yo suelo usar todo tipo de productos en mis elaboraciones, por suerte en casa no tenemos ninguno de estos problemillas, pero os anuncio que de aquí a poco es probable que abramos en el blog una pequeña sección de recetas "sin", especialmente sin leche.

      ¡Bon apetit!
      *post patrocinado

      miércoles, 1 de julio de 2015

      Las recetas del mes de junio

      El mes de junio ha venido cargadito. Llenito de dulces, de ideas refrescantes para comer en verano y de productos de temporada. Sin olvidarnos de las masas y de los aderezos, que son dos de las cosas que más me gusta a mí en la cocina.

      A principios de junio aún se podía encender el horno, por eso preparé un bundt cake de plátano y choco. Os voy a hacer una confesión de bloguera: este bundt llevaba cocinado y deglutido desde el día de la madre (recordemos: primer domingo de mayo), pero no había tenido ocasión de publicarlo. Estaba tan bueno y me pareció taaaaan bonito, que tenía que venir al blog sí o sí. Más vale tarde que nunca.

      Pero no os creáis que no, en junio aún encendí el horno unas cuantas veces, mirad, que os lo cuento: primero para preparar estas magdalenas o muffins de chocolate #sinleche gracias a los productos que me envió Qué box. Estaban muy ricas, pero aún darán guerra... estad pendientes mañana porque tengo una sorpresa.

      También en el horno, una maravillosa empanada marinera, pero esta vez con la inigualable masa casera para empanadas que le robé a Tito. Ya os lo dije, pero no me queda más remedio que insistir: a mi panificadora pongo por testigo que no volveré a comprar masa para empanada.
      Sí, sí, la masa no necesita horno, pero la empanada subsiguiente sí.
      Fin del uso del horno hasta nuevo aviso. Tanto es así que los panes de este mes han sido todos sin falta en panificadora. Mi gozo en un pozo, pero el #retomasamadre duerme en un bote en la nevera... no sé si sobrevivirá, no tengo fuerzas. Supongo que lo retomaré en septiembre :(

      No he encendido el horno, pero sí he hecho pan. Por nada del mundo renuncio al pan casero, pero últimamente he vuelto a mis orígenes y solo uso la panificadora. El que os traje este mes es uno de los clásicos imprescindibles en casa, un pan integral con semillas variadas al que llamamos pan de pipas.

      Como hace tanto calor, recetas refrescantes y rápidas de cocinar. En esta ocasión, además las dos se hacen sin cocinar, en realidad, sin encender ningún electrodoméstico. Podéis elegir entre una ensalada de manzana y nueces con salsa de mango y curry. Yo ceno ensalada casi todos los días del año, soy una viciosa. Pero como son por la noche, a penas las fotografío y, por eso, en el blog tengo pocas. Pero esta era para una ocasión especial: la fiesta anual de Rosilet #ponunaensalada. Mañana nos mostrará el increíble recetario que hemos construido entre todos.

      Pero, si preferís otra cosa, también tenéis un sofisticado tartar de calabacín y salmón ahumado. El calabacín se pone en crudo, macerado con un poco de salsa de soja y, si os gusta, con una cucharadita de mostaza. Francamente rico, una cena muy completa, ligera y refrescante para las noches de verano.

      De vuelta a los calores, para que podáis consumir salsas caseras durante el verano sin miedo a las intoxicaciones derivadas del uso del huevo crudo, este mes he probado a hacer lactonesa en lugar de mayonesa, sustituyendo los huevos por leche.
      Si la aderezáis con ajo negro, os queda una lactonesa de ajo negro de lo más chic de la que, además, estoy súper orgullosa porque ha sido incluida en la recopilación de 12 salsas dignas de aparecer en el resumen #salseandoporlablogsfera de LSDLV, ¡orgullosa!

      Finalizamos el tour por el mes de junio con dos dulces, uno para desayunar y el otro, ¡para cualquier momento!
      Los melocotones comienzan a estar en su mejor momento y la hierbabuena campa a sus anchas por cualquier superficie cultivable o no. ¿Qué pasa si los mezclamos? Que obtenemos una maravillosa mermelada de melocotón con hierbabuena en la que el dulzor del melocotón y la mermelada combina a la perfección con el toque fresco de la hierbabuena.

      Pero, para apreciar el sabor de la hierbabuena en todo su esplendor y refrescarnos a base de bien, os invito a una copa de helado de hierbabuena. Sencillamente espectacular.


      Tenéis donde elegir. Espero que todas las recetas (bueno, al menos alguna de ellas) sean de vuestro agrado.

      lunes, 29 de junio de 2015

      Mermelada de melocotón con hierbabuena

      La hemos liado...
      Eso pensé el día que el papá de los cachorritos vino de la compra con unos melocotones muy maduros. "Estaban de oferta y pensé que podías hacer mermelada"
      ¿Cómo podía yo resistirme a una proposición tan indecente gustándome como me gustan las mermeladas caseras?

      De siempre, la mermelada de melocotón ha sido mi favorita. Ha perdido protagonismo en mis desayunos desde que comencé a prepararlas caseras y sentí adoración por la de mora y la de fresa. Pero con este toque de hierbabuena, la mermelada de melocotón se vuelve irresistible, más fresca.



      Además, es una de las mermeladas más fáciles de hacer: la cantidad de azúcar que lleva esta fruta y la textura de su pulpa hacen que la de la mermelada sea perfecta.

      Receta de mermelada de melocotón con hierbabuena

      • 1 kg de melocotones maduros.
        Cuanto más maduros, más dulces, más sabor a melocotón.
        ** el peso ha de calcularse con la fruta ya pelada y deshuesada.
      • 1 limón
      • 1 ramillete de hierbabuena
      • 500 gr. de azúcar


      En My Cook:
      1. Troceamos el melocotón, lo añadimos a la jarra junto con el zumo y la ralladura del limón. Trituramos con un par de golpes de turbo.
      2. Incorporamos el azcúcar y la hierbabuena y programamos 30 minutos, 100º, velocidad 2.
      3. Retiramos la hierbabuena, repartimos en botes llenándolos al máximo posible. Los cerramos y los dejamos enfriar boca abajo*. Lista para consumir.
      En panificadora:
      1. Trituramos los melocotones con la batidora o con la picadora.
      2. Añadimos a la cubeta todos los ingredientes y seleccionamos el programa de mermeladas.
      3. Repetimos la operación del punto 3 anterior.
      Tradicional:
      1. En una cazuela ancha ponemos todos los ingredientes a fuego alto. Esperamos hasta que la mezcla llegue a ebullición y luego bajamos el fuego, procurando que no deje de cocer y removiendo constantemente para que no se agarre.
      2. Deberá cocer aproximadamente una hora. Sabremos que la mermelada está lista cuando los melocotones se aplasten fácilmente con un tenedor. Pasamos la batidora hasta obtener la textura deseada.
      3. Repetimos la operación 3 del punto anterior
      * Siempre digo, cuando hago mermeladas, eso de "rellenamos los botes y los dejamos enfríar boca abajo", ¿para qué?
      De esta manera conseguimos que se haga el vacío. El bote queda perfectamente cerrado y conseguiremos que la mermelada aguante en perfecto estado durante meses.
      En el caso de las mermeladas, no es necesario cocer los botes una vez cerrados al baño maría, como a la hora de preparar otras conservas caseras. El azúcar actúa de conservante y cerrados de la forma que os he indicado, la mermelada no se os va a estropear. Os lo digo yo que he llegado a tener un bote durante un año guardadito y, al abrirlo, ¡perfecto!


      Así que espero que os animéis a aprovechar las frutas de temporada y preparar deliciosas mermeladas caseras. Igual que le ocurrió al papá de los cachorritos, en muchas fruterías ponen la fruta ya muy madura a un precio muy bajo, para que no se les eche a perder. ¡Entonces, las fanáticas de las mermeladas tenemos nuestra oportunidad!
      ¿Os cuento a cómo salió el kilo de melocotones? 1 €. ¿Vale la pena o no vale la pena?

      Por cierto, os aviso: tengo mucha hierbabuena en el huertito, creo que veréis más platos con esta deliciosa aromática los próximos meses ;)