Este mes está siendo complicadillo entre unas cosas y otras.
Cierto que junio nunca es un mes fácil para mí porque se juntan cumpleaños importantes con otros acontecimientos personales y una no da más de sí. Pero este año se ha rizado el rizo y no he tenido demasiado tiempo para el blog. Pero bueno, intentaré remediar eso en la medida de lo posible dando salida a las cositas que tengo en borradores desde hace unas semanas.
Hoy os traigo unos rulitos de centeno para demostraros eso de rizar el rizo, aunque es cierto que en las fotos no parecen precisamente rizos, en fin, ahí lo dejo a la imaginación de cada cual y sin ser más explícita.
Eso sí, os adivierto que estaban buenísimos, corteza crujiente y miga jugosa. Del centeno no se puede esperar una miga alveolada y etérea; es más bien compacta y tirando a húmeda, ideal para mojar en platos abundantes en salsas.
No podéis perdéroslo. Además, tengo que deciros que a los cachorritos les parecieron preciosos.
Ingredientes:
ä 150 gr. de harina integral de trigo
ä 180 gr. de harina integral de centeno
ä 180 ml. de agua
ä 8 gr. de levadura fresca de panadero
ä una cucharadita de café de sal
ä 1/2 cucharadita de café de azúcar
ä 1 cucharada de miel (opcional)
Preparación:
Ya sabéis, los que me leéis a menudo, que me gusta preparar los panes con prefermento. Un día de estos tendré que lanzarme con la masa madre, pero por el momento tengo demasiadas cosas en la cabeza y me quedo en los prefermentos.
No es indispensable hacerlo, podéis utilizar el método directo que no es más que mezclar directamente (de ahí su nombre) todos los ingredientes y amsarlos. Pero yo os voy a dar las pautas tal y como yo lo preparo. El inconveniente del prefermento es que necesita unas horas de antelación para que una porción de la masa fermente antes que el resto, pero lo único que requiere es un poco de antelación porque una vez mezclada esa porción de la masa no tenemos más que dejarla reposar unas horas para que actúe sola.
ä Así que lo primero que hacemos es preparar el prefermento: mezclamos en un bol de cristal o cerámica los 150 gr. de harina de trigo, 150 ml. de agua y 1 o 2 gr. de levadura. No es necesario amasar, basta con integrar bien los ingredientes, asegurándonos de que la levadura quede bien disuelta y la harina completamente humedecida con el agua.
Tapamos con un papel film y dejamos reposar en un lugar cálido durante unas 6 horas, hasta que salgan burbujas que nos indicarán que las levaduras han empezado a activarse.
Os he hablado muchas veces sobre el tiempo necesario para la fermentación, pero ahora que llega el calor (o eso espero, que llegue el calor para quedarse, que andamos todos despistados ya con este tiempo loco), creo que no está de más insistir: las levaduras necesitan, entre otras cosas, calorcito para actuar. En invierno, por tanto, cuando la temperatura es más baja, cuesta más que se pongan en funcionamiento y necesitan más horas para actuar.
En verano, sobre todo si, como la mía, vuestra cocina es de esas en las que se podría cocer un bizcocho sin necesidad de encender el horno, es posible que en 2 o 3 horas tengáis el prefermento listo para usar. Es cuestión de práctica y de conocer nuestro entorno.
Mi truco en verano: como no me queda otra que ir a trabajar todos los días, suelo dejar el prefermento preparado en la nevera. Con el frío comienza a ponerse en marcha pero muy despacito.
Cuando llego, lo saco del frigorífico y lo dejo a temperatura ambiente durante un rato (ya os digo, dependiendo de cuál sea la temperatura ambiente) y cuando veo que las burbujitas están en plena ebullición, me pongo con los demás pasos que os cuento ahora, después de todo este rollo, que mira que soy rollera.
ä Cuando nuestro prefermento esté listo, lo mezclamos con el resto de los ingredientes, salvo la miel, que la reservaremos para el final, y amasamos hasta formar una masa homogénea y lisita. Yo lo hago con la panficadora, pero podéis hacerlo con otra máquina o a mano.
ä Dejamos reposar esta masa hasta que doble su volumen (no os pienso volver a contar el rollo de las temperaturas y el tiempo, tampoco es cuestión de aburriros). Eso sí, no os olvidéis de dejarlo bien tapado con un paño húmedo o con papel film aceitado. Esta precaución es especialmente importante en climas secos, como el verano madrileño.
ä Espolvoreamos con harina la superficie de trabajo y volcamos en ella la masa. Amasamos para desgasificar y partimos en porciones del tamaño deseado. Yo siempre prefiero hacer los panecillos más bien chiquititos porque lo que más me gusta es la corteza y porque así puedo luego congelar los que sobran para mantenerlos en perfecto estado. (¿Quieres saber cómo congelar pan? pincha aquí y te lo cuento)
Con cada una de las porciones que hayamos hecho, hacemos una tira redondeada, como si estuviéramos trabajando con plastilina y la enrollamos sobre si misma. Con unas gotitas de agua, pegamos el extremo final para que no se nos despegue luego en el horno.
Depositamos en una bandeja de horno forrada con papel parafinado.
ä Dejamos reposar de nuevo hasta que doblen su volumen bien tapados. Al levar será cuando se eleven -valga la redundancia- más por el centro y así obtienen esta forma tan graciosa con la que me salieron a mí.
Es decir, que yo los hice planitos y luego al levar y al cocerse en el horno subieron más por la parte central y por eso adquirieron esta forma.
ä Cuando hayan duplicado su volumen, precalentamos el horno a tope y metemos dentro un cacharro metálico con un fondo de agua para generar vapor.
ä Mientras tanto hacemos una mezcla ligera con una cucharada de miel y otra de agua y pincelamos la superficie de los panecillos.
A mí me encanta el contraste dulzón de la miel con estas harinas de sabor algo más fuerte como el centeno; además, nos ayudará a que la corteza se quede más doradita, pero este paso es completamente opcional.
ä Bajamos la temperatura del horno a 180º y metemos la bandeja con los panecillos. Dejamos cocer de esta forma, con el vapor, durante 15 minutos. Pasado este tiempo, abrimos el horno, sacamos el cacharrito que habíamos puesto con agua y dejamos hornear otros 15 minutos o hasta que al golpear la superficie del pan con un dedo, como llamando a la puerta, suene a hueco.
ä Sacamos del horno, dejamos reposar sobre una rejilla y ¡nos los comemos!
Tienen una miga así de apetecible:
Y Quiero recordaros, una vez más, que Cocinando para mis cachorritos participa en el concurso de Cidacos "El mejor blog de comida sana".
Solo tenéis que pinchar aquí, buscar el blog (está abajo, hacia abajo, como siempre digo, por suerte no en puntuación jijiji) y pinchar sobre la estrellita que está más a la derecha. Os recuerdo que si gano, habrá un sorteo especial en el blog, ¡ánimo! Y gracias, por supuesto, gracias por esos votos que ya me estáis dando, ¡que estamos en cabeza! Sois unos soles.
Y Parece que el veranito se va instalando ya en nuestras vidas y con ello la vida fuera de casa, la piscina, las vacaciones escolares... En fin, que cocinar habrá que seguir cocinando, pero ahora de otra manera. Seguiré publicando durante el mes de julio aunque es probable que la frecuencia disminuya algo, pero en agosto nos tomamos vacaciones. Espero que vosotros también y que las disfrutéis, ¡que nos las merecemos!
Eso sí, voy a ponerme a practicar con los helados, que tengo ganas desde que mi amiga Almu me dejó su heladera el verano pasado. Si consigo que salgan ricos, amenazo con llenar el blog de helados este verano porque a la cachorrita y a mí ¡¡nos vuelven locas!!
De momento, espero que disfrutéis de estos panecillos y del fin de semana, ¡feliz sábado!
Que locura de rulitos de centeno ...me encanta como se ven,tengo que hacerlos ,buen fin de semana ,besos
ResponderEliminarHola wapa, yo voy ha hacer hoy una coca de sant joan, bueno la voy a empezar hoy y acabar mañana, y utilizaré el prefermento, ya te contaré, cruzo los dedos. Este pan tiene una pinta super buena. Besos. Yolanda.
ResponderEliminarque buena pinta! me encanta la forma que tienen y esa miga se ve deliciosa, bicos.
ResponderEliminarPara mi también es un mes agotador, de hecho llevo pocas publicaciones yo creo que el mes que menos........así que no te preocupes como ves hay mas gente como tu. No sabes como me gusta el pan de centeno. Aquí lo compro aveces en el mercado de los Domingos y mira tu por donde mañana después de ver esto tendré que bajar a por él.
ResponderEliminarBuen finde y adelante
Hola guapa, te han quedado de una forma muy divertida y eso que el centeno no es una harina que luce, así que con la misma receta puedes repetirlos con otro tipo de harinal No tengas miedo a la masa madre, a mí me pasaba eso y desde que el pasado verano me atreví, ahí está y la uso bastante, es ir cogiéndole el truco, pero reconozco que me gusta más un poolish o prefermento.
ResponderEliminarYo también voy tirando de archivo, pero no del todo porque esto del blog es adictivo y a veces ves recetas en el archivo y las fotos no te gustan, dudas y a repetirla o dejarla ahí en stand by.
Un beso y relaja que con el calor, ya se sabe.
Yo preparé para el desafío del pan, un pan de centeno y me gustó mucho. Estos tuyos mucho más originales, sobre todo por la forma y muy buena pinta con esa miga que se ve. Un besito
ResponderEliminarmadre mia que trabajo tienen estos panecillo, quiero probarlos . Bravo por mi chica ¡¡¡¡¡que trabajadora¡¡¡¡ Con lo complicado que han sido esytos dias aún tienes gana de ponerte a cocinar.
ResponderEliminarbesazos
Qué bonitos! Me encanta la forma, y además sabiendo que todo lo que pones aquí es una delicia ya me imagino el sabor más rico que tendrán!
ResponderEliminarBeoss
Tienen una pinta estupenda,supongo que estan riquisimos.
ResponderEliminarque buenos y crujientes se ven, estos panecillos estan de muerte con todo!
ResponderEliminarbesos
Silvia
chup-chup-chup