Objetivo secundario: que los cachorritos coman verdura sin quejarse demasiado.
Y eso que no me quejo porque mis cachorritos comen, como digo siempre, de (casi) todo. Pero es que hay algunas verduras que yo no sé qué nos pasa con ellas cuando somos niños porque conozco a muy pocos que las comen con ganas.
Y me atrevo a decir que las espinacas se lleva la palma, con lo riquísimas que están. Y más estas, que son de nuestro huertito y tienen un sabor que no os lo podéis ni imaginar.
Pero ellos... pues no opinan igual, así que llevo todo el invierno inventando recetas con espinacas, camuflándoselas entre la carne en filetes rusos o en este delicioso pastel {enrollado}de carne.
No son tontos y no les engaño. Tampoco es ese mi objetivo. Ellos saben perfectamente que lleva espinacas, pero así las acpetan y se las comen. A veces, hasta dicen que están ricas.
Así que una noche, con menos ganas de inventar, decidí arriesgarme con una sencilla tortilla de espinacas. Para mi sorpresa, la comieron con gusto.
Objetivo conseguido.(por persona)
- 2 huevos
- 75-100 gr. de espinacas frescas
- sal
- 1 diente de ajo
- aceite de oliva
- Limpiamos bien las espinacas.
Si son compradas en bolsa, es probable que ya vengan lavadas y podamos prescindir de este paso. Si son frescas frescas de verdad, como las mías, del huertito, habrá que lavarlas a conciencia para retirar los restos de tierra. - Las escurrimos muy bien. Puede ser de gran ayuda un centrifugador de verduras.
- En una sartén, echamos un par de cucharadas de aceite de oliva y salteamos el diente de ajo pelado (entero si queremos retirarlo después).
Salteamos las espinacas hasta que estén tiernas. Es bastante probable que su tamaño se reduzca mucho. Retiramos de la sartén y reservamos. - En un bol amplio, batimos los huevos con una pizca de sal, hasta que estén espumosos e incorporamos las espinacas salteadas.
- Calentamos de nuevo la sartén con una cucharada de aceite de oliva y cuajamos la tortilla a nuestro gusto.
Se consume recién hecha y calentita. Es una cena perfecta, casi nada de grasas, muchas vitaminas. Terminamos con una pieza de fruta, preferentemente un cítrico para que la vitamina C nos ayude a fijar el hierro de las espinacas en nuestro organismo y podemos estar seguros de haber tomado nutrientes suficientes para descansar satisfechos.
Quiche ligera de espinacas y gorgonzola.
Repápalos de verduras.
No os olvidéis de la premisa: consumid al menos cinco raciones de fruta o verdura al día. Es fundamental para una alimentación equilibrada y para asegurarnos el imprescindible aporte de vitaminas.
Así, tal cual, la hago yo también... A mí es que me rechiflan las espinacas, los peques se las comen sin demasiadas protestas, y, por tanto, objetivo cumplido
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