Ya me he posicionado en alguna ocasión a favor de la pizza, así que ahora que ya empieza el frío y que tenemos por delante largas tardes en casa, muchos sábados cenamos pizza. La masa la preparamos con nuestra panificadora y el resto lo hacen los cachorritos, a su gusto. Así pasamos la tarde y cenamos en familia, ¡¡es muy divertido!!
En esta ocasión, la masa de la pizza la varié un poco respecto a la que suelo preparar. En cuanto al "relleno" (¿podemos llamarlo relleno, puesto que va por encima? en sentido estricto no, pero no encuentro otra palabra que me valga), lo vamos improvisando en cada ocasión, según lo que haya en el frigorífico y lo que les apetezca a los cachorritos. Procuro que siempre elijan algo de verdurita, para hacer la dieta bien sana. Ya les sale solo: el otro día fueron ellos los que pidieron los espárragos trigueros.
Ingredientes:
Para la masa:
- 500 gr. de harina. En esta ocasión yo usé la mitad de trigo integral y la otra mitad de espelta, también integral.
- 275 ml. de agua.
- un chorrito de aceite de oliva.
- una cucharadita de sal
- 10 gr. de levadura fresca.
Para el "relleno":
- una cebolla
- medio puerro
- un manojo de espárragos trigueros
- queso rallado o mozzarela
- queso de rulo de cabra
- tomate frito
- unas lonchas de pavo (fiambre de pavo)
- 3 o 4 cucharaditas de azúcar moreno
- vinagre de módena
- aceite.
He de decir, antes de nada, que esta es la versión para mamá. Los cachorritos se prepararon -para ellos y para papá- una versión más infantil, con queso rallado, tomate frito, taquitos de beicon, aceitunas y espárragos trigueros. Bueno, en la de papi también había puerro. Así que, ya veis, casi una pizza para cada uno, casi como si estuviéramos en el restaurante.
Preparación:
- Ponemos todos los ingredientes necesarios para hacer la masa en la cubeta de la panificadora, primero los líquidos y luego los sólidos. Seleccionamos la opción de amasado y la dejamos trabajar. Si no tenemos panificadora, amasamos a mano y dejamos reposar la masa hasta que, más o menos, doble su volumen.
- Caramelizamos la cebolla cortada en juliana media: utilizamos el aceite, el azúcar moreno y el vinagre de módena. A fuego bajo y removiéndola a menudo. Reservamos.
- Cuando la masa esté lista, espolvoreamos la encimera o la superficie de trabajo, así como nuestras manos, con un poco de harina y ponemos la masa encima. Extendemos con un rodillo (también espolvoreado con harina) y hacemos pizzas del tamaño que deseemos.
Mis cachorritos a veces prefieren hacerla individual, otras veces una grande para todos, según les da. El otro día mi cachorrito mayor eligió pizzas individuarias o, lo que es lo mismo, varias pizzas individuales. - Sobre la masa echamos, primero el tomate y el queso rallado o la mozzarela y luego el resto de los ingredientes, salvo la cebolla caramelizada.
- Metemos al horno previamente precalentado durante el tiempo suficiente para que se cocine la masa y se hagan, sobre todo, los espárragos, cuidando de que no se nos queme. Una media hora debería de ser suficiente.
- Cuando nos queden unos 5 minutos de horno, ponemos por encima la cebolla caramelizada y servimos inmediatamente, bien calentita.
Me encantó el contraste del sabor semidulce de la cebolla caramelizada con el queso de rulo de cabra, aunque tengo que decir que soy un poco adicta a estos dos productos.
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